viernes, 28 de diciembre de 2012

Tesis doctoral: "GEOGRAFÍA TRAVESTI: CUERPOS, SEXUALIDAD Y MIGRACIONES DE TRAVESTIS BRASILEÑAS (RIO DE JANEIRO-BARCELONA)

Tesis doctoral que aborda la transexualidad,  y parte de la prostitución de este colectivo, en concreto de transexuales brasileñas que vienen a Europa y ejercen el trabajo sexual:

 http://tdx.cesca.cat/handle/10803/95889
Utilizad este identificador para citar o enlazar esta tesis: http://hdl.handle.net/10803/95889
Geografía travesti: Cuerpos, sexualidad y migraciones de travestis brasileñas (Rio de Janeiro-Barcelona)
Vartabedian Cabral, Julieta
Soley-Beltrán, Patricia
Larrea Killinger, Cristina
Universitat de Barcelona. Departament d'Antropologia Cultural i Història d'Amèrica i d'Àfrica
12-11-2012
B. 32383-2012
Immigrants
Emigrantes
Transsexuals
Transexuales
Género
Gènere
Gender
Cuerpos
Cossos
Bodies
Sexualidad
Sexualitat
Sexuality
572 - Antropologia
Ciències Humanes i Socials
L'accés als continguts d'aquesta tesi queda condicionat a l'acceptació de les condicions d'ús establertes per la següent llicència Creative Commons: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/es/
396 p.

"La asistencia sexual a discapacitados"

 © Silvina Peirano es orientadora sexual en discapacidad y profesora en educación especial.*
 http://www.sylviadebejar.com/las-sesiones-asistencia-sexual-y-discapacidad/

Imagina estos escenarios:
- Una persona con discapacidad física grave o amputaciones, que no puede tocar sus genitales con independencia.
- Una madre o un padre que encuentran como única alternativa, practicar ellos mismos una masturbación para aliviar a su hijo/a con graves dificultades físicas o mentales; con las consecuencias que puede suponer para ambas partes.

Y ahora responde: ¿Estás de acuerdo en que las personas con diversidad funcional o discapacidad física, intelectual, psíquica, sensorial reciban asistencia sexual? Quizás te ayude a comprender este trailer de la película de “Las sesiones” basada en una historia real (acaba de ser estrenada y es absolutamente recomendable).
Es probable que el vídeo ta haya hecho sonreír, pero también duele, ¿verdad? Pues esa es la realidad de muchas personas y resulta imprescindible hacer algo al respecto: hay que visibilizarla y actuar a favor de sus derechos sexuales, como forma de superar el estigma sexual asociado a la condición de discapacidad. Y ese es el objetivo de la asistencia sexual: ayudar a suplir el “vacío” y/o proporcionar espacios para ampliar sus experiencias en materia sexual a personas o parejas con diversidad funcional o discapacidad.
Ya existen países en los que se considera la asistencia sexual como un servicio más a favor de la salud integral, cubriendo los costes en su totalidad o financiando asociaciones en tal sentido. En Alemania, Suiza, Holanda y Dinamarca es una realidad con más de 20 años de experiencia, y Francia está en proceso de legalizlarla. Pero en la mayoría, el tema es completamente desconocido o rechazado.
¿Quién es y qué hace un asistente sexual en diversidad funcional? Es una persona (hombre o mujer) que, habiendo superado la formación básica en asistencia sexual, elige especializarse en el apoyo a la vida sexual de las personas con diversidad funcional, ayudándoles a acceder a la experiencia de la intimidad y respondiendo a sus necesidades y deseos, que habrán sido previamente concertados. No son parejas afectivas de las personas a las que acompañan, excepto que así sea decidido por ambas partes. En definitiva, su misión implica:
· Escuchar para conocer y evaluar las necesidades de la persona a la que acompañará. Considera, por ejemplo, las posibilidades de una persona paralizada de pies a cabeza, cuya sexualidad no sólo se resume a la masturbación, ni se centra en sus órganos genitales. La ayuda sexual es mucho más amplia, sutil, compleja y delicada. Con una persona tetrapléjica, que no puede sentir nada de la cintura para abajo, el asistente tratará de descubrir las zonas de placer en otras partes del cuerpo, por ejemplo, redescubriendo el orgasmo con una caricia en el oído.
· Reconstruir la autoestima y el reconocimiento corporal. Muchas mujeres con discapacidad expresan su temor de “no ser bellas”, mientras que muchos varones temen “no ser lo suficientemente buenos en sus relaciones afectivosexuales”. El asistente sexual reforzará la autoimagen corporal y afectiva, en un camino de aprendizaje hacia nuevos y más placenteros roles de género.
· Acompañar tanto a la persona que asiste, como a sus familiares. Por ejemplo, ante un varón que suele mostrar una conducta violenta o autolesiva al no saber como autosatisfacerse, el asistente sexual sugerirá recursos a sus padres para que puedan superar inseguridades al tener que enfrentarse con la sexualidad de sus hijos, y beneficiar la independencia y la intimidad de ambos.
· Propiciar la relación entre una pareja en la que ambos presentan una dolencia que los inhabilita para hacerlo de manera independiente. En éstas situaciones, el asistente acomoda en la posición correcta a la pareja. Luego, respetará su espacio de intimidad, pero estará atento a sus requerimientos.
http://www.sylviadebejar.com/las-sesiones-asistencia-sexual-y-discapacidad/ © Silvina Peirano es orientadora sexual en discapacidad y profesora en educación especial.*
· Arbitrar los medios para satisfacer mejor las necesidades individuales de la persona con discapacidad, proporcionando alternativas seguras y satisfactorias. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que en una discapacidad grave, incluso la masturbación puede ser problemática. Otro escenario: algunas personas con autismo juguetean compulsivamente con sus genitales sin llegar a la eyaculación, por miedo o por no contar con los medios ni el aprendizaje previo para lograrlo.
En definitiva, el objetivo de los asistentes sexuales es el apoyo y acompañamiento a las personas o parejas con diversidad funcional que decidan hacer valer sus derechos sexuales y vivenciarlos.
Todo derecho negado, debe ser reivindicado y ganado. El derecho a la sexualidad de las personas con diversidad funcional ha sido encubierto de mitos y tabúes, de ángeles y demonios, de pecados y delitos. Es tiempo de protagonizar el cambio, aún a riesgo de errores o críticas. La sexualidad es una condición de vida, y no de supervivencia. ¿Estamos dispuestos como sociedad, a involucrarnos en éste cambio? La sexualidad en diversidad funcional existe, y no es un pecado a purificar.
Además de este vídeo de “Scarlet Road”, en inglés, sobre la experiencia de una asistente sexual, puedes ver el documental “Almas con sexo”, en castellano, y “L’amour pour tous” y “La sexualité des personnes handicapées”, ambos en francés.
(La imagen superior pertenece a la campaña “Undressing disability” -desnudar la discapacidad- de la ONG británica Enhance the UK, que pretende concienciar a la sociedad de que a las personas con discapacidad les gusta el sexo y lo practican.)
* Silvina Peirano investiga proyectos relacionados con la asistencia sexual y discapacidad, procurando implementar en España y América Latina una propuesta similar. Desarrolla su trabajo sin respaldos, subvenciones ¡y muchas trabas morales! Está buscando asociaciones y personas dispuestas a sumarse al proyecto, y no sólo desde lo económico. Dos enlaces para contactar con ella: Mitología de la Sexualidad Especial y Sex Asistent.
 http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/12/27/noticias/1356637420.html

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Testimonio de un cliente casado con una mujer que ejercía la prostitución

sta película no me la creo
escrito por Mandeville, octubre 19, 2010

Conozco el mundo de la prostitución. He sido usuario y mi mujer, con la que tengo dos hijos, es ex-prostituta. Conocí a mi mujer, baiana, (así se conoce en Brasil a las naturales de Salvador de Bahía) como prostituta en un club de Navarra. Fuí cliente suyo, entablé una amistad y finalmente me enamoré de ella. Le pedí que dejara su trabajo y viniera a vivir conmigo y con mi madre. Soy agricultor con una explotación de regadío y viveros en un pueblo de Navarra y tenía entonces 42 años. Mi mujer tenía entonces 28. De esto hace ya 8 años.
Ella dudó al principio. Tenía una hija en Brasil (no reconocida por su padre y a la que yo he adoptado)y quería ganar dinero para hacerse una casa en Brasil. Finalmente aceptó y al cabo de 4 meses de convivencia decidimos casarnos. Luego trajimos a nuestra hija, a los dos años nació nuestro hijo y decidí darle mis apellidos a la niña.
A lo que iba. Mi mujer y todas las chicas que ha conocido durante su época de prostituta emigraron a España para trabajar en la prostitución. La mayoría vinieron por su cuenta, si bien otras ya tenían contactos en España. Casi todas, para pagarse el pasaje (ida y vuelta que se pierde) y el dinero para sus gastos durante su estancia en España (si no hay pasaje de vuelta y dinero no les dejan entrar en España, han tenido que pedir prestado (a un prestamista particular, a sus padres o a otros familiares) y claro, deben devolver ese dinero, pero nadie les obliga a hacerlo. Es igual que aquí cuando te prestan, que tienes que devolver y también igual que todos los inmigrantes, vengan a la prostitución o a otra actividad, que tiene que pedir para el viaje y luego devolverlo. El mayor problema de estas chicas es en muchos caso la propia policía que las acosa y en algunos casos incluso las extorsiona. A mi mujer no le ha pasado, pero hay chicas que se han echado de novios o amigos a policías y guardiaciviles pensando que así estarían más seguras en España y resulta que estos las "chulean" y les quitan el dinero, y de ayudarles con papeles nada. La mayoría de las chicas, como en el caso de mi mujer, son humildes y con algún hijo o familiar que mantener y saben que en otros trabajos, si es que los encuentran ganarían mucho menos. Que los clientes las obligan a hacer cosas raras no es cierto. Las chicas ofrecen sus servicios, de un tipo u otro. Mi mujer, por ejemplo, no besaba ni hacia el griego (penetración anal) y eso ya lo sabiamos sus clientes. No nos besamos hasta que tuvimos cierta amistad y la penetración anal no hemos hecho nunca, ni ahora de casados, sé que no le gusta y a mi tampoco, soy bastante tradicional y pienso que el culo es para cagar. En fin, ahora mi mujer trabaja conmigo ayudándome en mi explotación y está muy integrada en el pueblo. Mi madre y mis hermanas la quieren mucho. Nadie sabe su vida anterior o al menos nadie nos lo dice a la cara, pero aunque así fuera a mí no me importa. Era humilde y decidió salir de la pobreza por ese medio y no creo que nadie pueda reprochárselo ni reprochar a ninguna mujer por intentar dejar de ser pobre. Nos hemos casado y nos ha salido bien, formamos una familia y espero que así sigamos, pero si no hubiera sido así, estoy seguro que mi mujer hubiera conseguido, de prostituta, su casa y su negocio en Brasil y habría salido de la miseria a la que en otro caso estaba condenada. Es lista, cariñosa, buena y honrada. Mucho más honrada que todas esas ONGS, que solo quieren sacar subvenciones a costa de las chicas y que no hacen otra cosa que un proxenetismo indirecto (se forran a subvenciones a costa de las chicas). La crisis que tenemos es muy mala, pero algo bueno puede salir de ella y es que se acaben las subvenciones para las ONGS de todo tipo. El que quiera ayudar a las prostitutas o a cualesquiera otras personas puede y debe hacerlo, pero con su dinero, no con el de todos. 
 

¿Es nociva la prostitución?

http://www.bioedge.org/index.php/bioethics/bioethics_article/10218 
por Michael Cook | 1 Sep 2012 |
Entre los temas álgidos en bioética, la prostitución no ocupa un puesto muy alto. Una búsqueda rápida en la base de datos de bioética ETHXWeb de la Universidad de Georgetown halló diez veces más artículos sobre la maternidad de alquiler que sobre la prostitución, incluso aunque pueda argüirse que son temas relacionados. Sin embargo, la bioética es un campo en continua expansión, como demuestra uno de los últimos artículos Online First en el rompetabúes Journal of Medical Ethics. Lleva el provocador título de “¿Es nociva la prostitución?”
Como era de esperar, el académico noruego Ole Martin Moen dice que no. “Cada vez somos más, sin embargo, los que creemos que las relaciones sexuales no tienen por qué ser profundamente personales y emocionales para que sean aceptables —creemos en la aceptabilidad del sexo ocasional. En este trabajo argumento que si el sexo ocasional es aceptable, tenemos entonces pocas o ninguna razones para rechazar la prostitución”.
El Dr. Moen demuele, o intenta demoler, nueve objeciones que se hacen a la legalización de la prostitución, desde el peligro y la explotación hasta la venta del propio cuerpo y la venta de la propia alma. Pero quizás lo más interesante desde un punto de vista bioético sean sus premisas. Parece haber tres. La primera, que el sexo es, o a menudo es, ocasional y sin importancia. Si no tiene un valor especial, es improbable que se sostenga cualquier argumento en contra de su venta.
La segunda, que un cálculo utilitario es el mejor modo de determinar la ética de la prostitución. Por ejemplo, menciona de pasada que “un beneficio de la prostitución es que hace posible a lxs jóvenes —que son lxs que tienen más probabilidades de ser pobres— conseguir unos ingresos significativos sin educación y sin costes de inversión, y conseguirlos conservando una parte importante de su tiempo disponible para buscar otras metas”.
La tercera, que las actitudes contemporáneas hacia la homosexualidad son precedentes adecuados para evaluar el valor moral de la prostitución. En los años veinte y treinta del pasado siglo, se juzgaba que la homosexualidad ocasionaba severos problemas psicológicos a las personas. Pero ahora sabemos que ello se debía al estigma social. La homosexualidad se asociaba también con la enfermedad, el uso de drogas y la violencia. Pero ahora sabemos que esto se debía a la opresión social y legal. De forma similar, el Dr. Moen sugiere que, si desestigmatizamos y liberamos la prostitución, estos problemas desaparecerán también entre lxs prostitutxs.
El Dr. Moen concluye que “deberíamos enfocar la prostitución de forma similar [a la homosexualidad], y abrirnos a la posibilidad de que las prostitutas se vean perjudicadas, no porque la prostitución sea nociva, sino porque la sociedad trata en la actualidad de una forma muy injusta a las prostitutas”.
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La prostitución en la Biblia

Preguntad a cualquiera que vaya a la iglesia de forma regular qué sabe de trabajadoras sexuales citadas enla Biblia e irá directamente a María Magdalena, aunque no existe evidencia bíblica de que María Magdalena fuera una trabajadora sexual. La primera persona en mencionarlo como una posibilidad fue el Papa Gregorio Magno en el año 591, más de 500 años después de que viviera María.
Sin embargo, aparecen trabajadoras sexuales en la Biblia. Está Tamar, que, disfrazada, vende sus servicios sexuales a su suegro, Judá, a fin de tener hijos y así elevar su situación social. Rahab , la madama que vivía en la muralla y protegió a los espías hebreos en Jericó. Está también Esther, cuyo tío Mardoqueo  la instaló en el harén de un rey egipcio, donde llegó a ser reina. Hoy veríamos a Mardoqueo como un proxeneta, más que como una figura paterna.
Estas trabajadoras sexuales no sólo son poderosas por derecho propio , sino que también fueron importantes para la continuación del pueblo hebreo, y Tamar y Rahab aparecen, incluso, en la genealogía de Jesús.
Imaginad esto… mujeres fuertes, mujeres que llevaron a cabo su propio proyecto y mujeres que vendieron sexo, ¡todo a la vez! Desde luego, no es ninguna sorpresa para cualquiera que conozca a las trabajadoras sexuales en la vida real. Pero no muchos miembros de la iglesia conocen a trabajadoras sexuales. O quizá podría decir, “No muchos miembros de la iglesia admitirán que conocen a trabajadoras sexuales”.
Hay tres respuestas habituales de las personas que asisten a las iglesias cuando se habla de trabajo sexual. La primera es: “¡Yo nunca haría eso!” Esta respuesta deriva de una visión bastante simplista del trabajo sexual: es pecado. No hay matices en esa opinión. Pecado y basta. Y ¿qué hay que hacer con los pecadores? Su modelo es Judá en Génesis 38: “Ha hecho de puta, así que ¡vamos a quemarla!”
La segunda respuesta es un poco más matizada: “¡Es un pecado que intenta robármelo todo!” Estas personas tienden a ver a las trabajadoras sexuales como una amenaza a su matrimonio y su felicidad. Que las trabajadoras sexuales no estén intentando quitarles su marido no influye en su razonamiento.
La tercera respuesta ve a las trabajadoras sexuales como víctimas. “¡Oh, sus padres deben haberlas abandonado o abusado de ellas!” o “¡Deben haberlas obligado a prostituirse!” Este es el mensaje dominante del movimiento anti-trata, y debido a que el movimiento anti-trata ha dominado el debate acerca del trabajo sexual, la mayor parte de las personas de las iglesias tienden a creer que las trabajadoras sexuales son víctimas. Equiparan también trabajo sexual y trata, aunque la realidad puede ser muy distinta.
Ver a todas las trabajadoras sexuales como víctimas puede ser una respuesta que emana de la compasión, pero puede ser la respuesta más peligrosa. Cuando la gente ve a las trabajadoras sexuales como víctimas, comienzan a sugerir maneras de “rescatarlas”. Sugieren cosas como detener a las trabajadoras sexuales, detener a las personas que compran sexo y usar presiones legislativas y económicas para cerrar los negocios. Esencialmente, creen que quitando la autonomía se quita la oportunidad de comerciar con sexo.
Sin embargo, en la vida real ocurre todo lo contrario:
  • La detención lleva a un registro, y un registro lleva a limitación de las opciones laborales.
  • El cierre de un club de strip lleva al paro y el paro lleva a las personas a comerciar con sexo a través de internet.
  • La detención de las personas que pagan por sexo cambia la demografía de los clientes: sólo las personas que no temen a la ley comprarán sexo.
  • El aumento de las dificultades financieras lleva a negociaciones menos exigentes acerca del uso del preservativo, lo que lleva a más enfermedades de transmisiòn sexual y mayores tasas de VIH/SIDA.
  • El aumento de las dificultades financieras lleva a procesos menos exigentes de contacto y selección de clientes, lo que puede llevar a más violencia en las transacciones.
Estas tácticas eliminan la autonomía, y la falta de autonomía lleva a la desesperación.
Para que la gente que va a las iglesias piense de otra manera, hace falta educación. Pero existen barreras para esta educación, la menor de las cuales no es el propio sentimiento del pastor acerca del trabajo sexual, y especialmente acerca del sexo. Yo trabajé una vez con una joven que quería ayuda para salir de la industria del sexo, y cuando la presenté a un pastor amigo mío, éste se pasó todo el tiempo mirándole el pecho. Ella le perdonó enseguida, ¡pero a míme mortificó!
En lugar de luchar contra la industria del sexo, yo sugiero a los miembros de la iglesia que luchen contra estas tres cosas: el estigma, el aislamiento y la privación de derechos económicos. La lucha contra el estigma implica las propias palabras de Jesús: “No juzguéis y no seréis juzgados” (Mateo 7:1). Luchad contra el aislamiento haciéndoos amigos de las trabajadoras sexuales. Si visitan vuestra iglesia, sed amables. Si tenéis miembros de vuestra familia que son trabajadoras sexuales, no les cerréis la puerta. Si tenéis oportunidad de reuniros con trabajadoras sexuales fuera de la iglesia, sed acogedores. Aprended a usar los medios sociales como un modo de llegar a conocer a la gente. Escuchad, en lugar de dogmatizar.
Finalmente, luchad contra la privación de derechos económicos a la que tantas están haciendo frente… convenced a vuestra congregación para que dé un trato diferenciado a la situación económica de las mujeres. Abrid una guardería y ofrecédsela gratis a las personas que estén buscando trabajo. Proporcionad clases de formación para enseñar y reciclar a las trabajadoras. Animad a los miembros de vuestra congregación a contratar a las personas que están buscando una oportunidad. Dad clases de finanzas en vuestra congregación. Proporcionad matriculaciones en colegios locales. Cualquier cosa que aporte autonomía, construya opciones y cree oportunidades constituye una diferencia efectiva y es el fundamento de un cambio real.

La Rvda. Lia Scholl es pastora y aliada de las trabajadoras sexuales. Habiendo trabajado con trabajadoras sexuales durante más de 10 años, está actualmente en el equipo directivo del Red Umbrella Project, en Nueva York. Con anterioridad trabajó en HIPS en Washington, D.C. y en Star Light Ministries, en Birmingham, Alabama. Es pastora en la Hermandad Menonita Richmond, en Richmond, Virginia. Su nuevo libro, I Heart Sex Workers , está previsto que salga a la venta, editado por Chalice Press, en junio de 2012.

martes, 25 de diciembre de 2012

Sex workers clamour for rights in a changing Burma

After her father’s death, Thu Thu’s family fell into destitution. Faced with the prospect of losing their home – she told her mother that she had found a good job near the Thai border and promised to send money back home. Then she took up sex work.
“I still lived in the city, but refused to go out during the day for fear that someone might see me and tell my mother,” explains Thu Thu. “I was ashamed.”
Each night a taxi would take her to one of the local nightclubs in downtown Rangoon, where she would jostle for clients amid Burma’s booming sex industry.
Over 10,000 prostitutes are estimated to work in Rangoon, mainly in informal settings such as karaoke bars, nightclubs and guesthouses to avoid police action. With no legal protection, they are among the most vulnerable citizens in Burma, facing widespread discrimination and abuse, often at the hands of authorities.
“We only get about one-third of the money we make, the rest we have to give to the police,” says Moe Moe, another Rangoon-based sex worker.
“Now we really hate to see them – they want the money so much that sometimes they are even waiting downstairs of the guesthouse. They’d search in our bags and we have to buy them beer and things like that.”
Many opt to use middlemen, such as madams or pimps, to navigate the corrupted elements of Burma’s police force. But this option is not open to transgender sex workers, who face additional stigma and legal obstacles due to the criminalisation of homosexuality.
Those who refuse or are unable to bribe the police face arrest and incarceration, sometimes in so-called “rehabilitation centres” intended to reform immoral behaviour. But while prostitution is a criminal offence, buying sex is not, which leaves sex workers largely at the mercy of their clients. Cases of rape and sexual assault are a daily occurrence.
“Because clients know that sex work is criminal, they can be violent or refuse to use a condom and the sex worker can’t say no,” says Thu Thu.
To make matters worse, police often use condoms as evidence of prostitution, even though the government formally banned the practice in 2011. Unsurprisingly, Burma has one of the highest HIV rates in Asia, with as many as one in three sex workers infected.
Campaigners on HIV prevention have long called for harm reduction strategies to replace prohibitionist measures.  According to an October report by the UN Development Programme (UNDP), the continued criminalisation of sex work across the Asia-Pacific region is one of the biggest impediments to effective treatment.
“What the report shows is that by removing the legal penalties against sex workers this allows HIV preventative and other treatment programmes to reach them and their clients,“ says UNDP’s Marta Vallejo Mestres.
But while there has been an overall shift among donors towards a rights-based approach to prostitution and HIV prevention, some key actors are lagging behind. The US government, which recently earmarked $170 million in development aid to Burma, continues to enforce its so-called “anti-prostitution” pledge for all HIV or anti-trafficking related funding.
It means that any organisations that refuse to condemn sex work – even though they often have the best access to vulnerable persons – are systematically excluded. This policy also provides a government incentive to target prostitutes in a country that some say could become the next sex tourism destination of Southeast Asia.
The anti-prostitution pledge has also been criticised for conflating voluntary prostitution with sex trafficking – most notably in the US government’s heavily influential annual trafficking in persons report. In November, the Burmese and US governments announced the launch of a joint partnership to combat human trafficking to mark President Barack Obama’s landmark visit to the country. This month’s USAID-funded MTV-EXIT concert in Rangoon cemented the first step of their bilateral commitment.
But an independent report submitted to the Ministry of Health in 2005 argued that most Burmese sex workers have chosen their profession “as part of their limited livelihood options” and trafficking was not “a major issue”, although it recognised the prevalence of underage prostitutes.
“The actual number of people trafficked is so much less than the targets [governments] are supposed to meet, so they end up running around and accusing people of being victims of traffickers and sticking them in cages to try to satisfy this US hysteria,” explains Liz Hilton, a veteran campaigner for the Thailand-based sex workers collective, the Empower Foundation.
Although many sex workers based in Thailand are from Burma, they are predominantly economic migrants, she says.
“We’re not saying that people aren’t being trafficked into Thailand and we’re not saying that they don’t matter. What we’re saying is that [abolitionist] strategies don’t address their situation.”
Indeed, campaigners say decriminalisation is the most effective way to combat trafficking and the exploitation of minors, because it would open the sex industry to oversight and regulation. They now fear that US funding pouring into Rangoon will be used to indiscriminately crack down on sex work.
“Some organisations are using anti-trafficking to stop all sex work. It is these types of groups we don’t need in Myanmar [Burma],” says Kaythi, a community organiser for sex workers in Burma.
The real issue, she says, is addressing stigma and discrimination. “You may not like it, but many people have no other way – they have to support their families. We are not part of the problem – we are part of the solution.”
Over the past few years, sex workers’ rights activists in Burma have multiplied. The Sex Workers in Myanmar network and Populations Services International both run projects that aim to educate workers on HIV/AIDS prevention, the legal environment and to lobby for social justice. They are hopeful that the democratic changes seen in Burma over the past year will translate into a brighter future for sex workers too.
“Ten years ago we didn’t have any avenue to talk to the government, but now we can. This is an opportunity for us,” says Kaythi.
Hilton adds that migrant sex workers have played a pivotal role in Burma’s transition and should not be left out in the cold.
“Sex workers have been very supportive of the exile movement and struggle for democracy in Burma, they have sent money home that’s built up communities, supported orphanages and schools,” she says. “They deserve part of the credit for any success and I hope that will translate into good and fair policies for sex workers in Burma.”
Some names have been changed to protect identities. 
 http://www.dvb.no/uncategorized/sex-workers-clamour-for-rights-in-a-changing-burma/25358

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Prostitución en los medios de comunicación social

Ha costado, pero al final ya hay gente que se da cuenta de como los medios de comunicación social  criminalizan a las prostitutas, es decir se ancla más el estigma y la discriminación, dando por obvio que si una mujer se prostituye es delincuente y drogadicta, así prostitución e inseguridad van de la mano. 
Ahora solo falta que se empiece a denunciar, por parte de las diferentes entidade pro derechos a la federación de periodistas esta forma de periodismo ya que incumple diversos artículos del código deontológico.


http://www.media.cat/2012/12/17/la-prostitucio-als-mitjans-catalans/


Foto: Sergio Uceda
Prostitutes, conflictivitat i robatoris. El Periódico de Catalunya feia dimecres de la setmana passada aquesta relació a la part central de la seva portada, sota el titular ‘Prostitutes es traslladen al Passeig Marítim i intenten robar els turistes’. Per il·lustrar la notícia, que beu bàsicament de fonts institucionals com el Districte de Ciutat Vella i la Guàrdia Urbana, van triar una fotografia de les suposades prostitutes, la veu de les quals no apareix a l’article en cap moment.
Aquesta forma de tractar mediàticament la prostitució, relacionant-la amb fets delictius, posant en el centre de la polèmica les dones que l’exerceixen i associant-les amb brutícia i incivisme, és una forma estereotípica de criminalització. El patró és sempre el mateix: es focalitza la mirada sobre un fet, que es presenta com un problema social a ulls dels lectors, i s’insisteix en la mateixa qüestió durant dies, perquè s’acabi concebent com una anomalia urgent a la qual s’hi ha de donar una resposta contundent des de les institucions. La darrera campanya mediàtica contra la prostitució de carrer, l’any 2009, iniciada amb unes polèmiques fotografies a El País, va comportar una intensificació brutal de l’assetjament que pateixen les treballadores sexuals per part de la Guàrdia Urbana de Barcelona, i especialment del seu cos d’antiavalots, els UPAS. Segons explicaven elles mateixes en els escassos reportatges publicats a Público o La Directa, els UPAS les multaven fins i tot quan no estaven treballant. Rebien sancions administratives que no podien pagar, emmarcades en l’Ordenança del Civisme que va aprovar Barcelona l’any 2005, quan baixaven la brossa o recollien els seus fills a l’escola. Tots els grans mitjans es van fer ressò de les queixes dels comerciants de les Rambles i de l’Ajuntament per la mala imatge que donava la prostitució. En canvi, les conseqüències que la seva campanya va generar per les treballadores sexuals, i les seves manifestacions de protesta contra les actuacions policials, només van ser recollides pels mitjans citats abans. Cal reconèixer, però, que la darrera protesta de les treballadores sexuals –el mes d’abril d’enguany- sí que va aparèixer a mitjans com El Punt Avui, La Vanguardia, l’Ara o BTV.
La criminalització no sempre es fa d’una manera tan evident com la que mostra la portada d’El Periódico. Sovint, s’amaga de forma subtil en el llenguatge que utilitzen els periodistes quan construeixen la notícia, l’espai que li dediquen o la secció on apareix. Molt poques vegades  es parla de les prostitutes com a treballadores o com a dones amb dret al respecte i a la dignitat. Alguns mitjans fins i tot utilitzen termes tan pejoratius com “putes” o “meretrius” i n’ofereixen una imatge parcial, subjectiva, estereotipada i morbosa, que –segons la presidenta del Fòrum de Periodistes de la Mediterrània Yolanda Alba- contribueix a perpetuar l’estigma social que les acompanya.
Pel que fa a les fonts, aquest tipus d’articles recorren gairebé en la seva totalitat a fonts policials o institucionals –convertint un problema social complex en un conflicte d’ordre públic-als comerciants que es queixen o a les veïnes indignades perquè els seus fills veuen sexe al carrer. En canvi, les prostitutes, les associacions que les agrupen o que hi treballen, i els veïns que les ajuden i s’hi solidaritzen –que n’hi ha- apareixen en comptadíssimes ocasions als mitjans. Aquesta tendència a silenciar les seves veus, la seva visió i experiències, contribueix a mantenir la manca d’empatia social envers les dones prostitutes i el desconeixement que existeix sobre la seva realitat.
Pel que fa a l’espai que ocupen les notícies sobre prostitució, podem observar una desproporció quan el que es vol és transmetre queixes, i clarament insuficient quan es parla del problema de fons: el tràfic de persones i el patriarcat. La prostitució voluntària es calcula en aproximadament un 10%, segons dades de l’antic Ministeri d’Igualtat espanyol, essent el 90% de les prostitutes víctimes de les xarxes organitzades de tràfic de dones. En canvi, es dediquen pàgines senceres a parlar dels problemes i molèsties que genera la prostitució, però només es parla de les màfies quan hi ha detencions i generalment dedicant-hi un espai molt més reduït, de vegades un breu.
La secció on apareixen aquests articles ens aporta, també, informació per valorar la importància que es dóna al fenomen. En el cas, precisament, d’El Periódico de Catalunya, les notícies sobre prostitució apareixen majoritàriament a la secció Coses de la Vida, un calaix de sastre on s’hi encabeixen les informacions sobre “fets quotidians”. D’aquesta manera, el diari aborda el treball sexual i el tràfic de dones com un fet “normal”, de poca excepcionalitat, i no com un problema polític i social. En alguns casos, a la notícia es responsabilitza les prostitutes de les suposades accions delictives que cometen, sense explicar que poden actuar obligades per les màfies que les extorsionen. Per altra banda, quan parlen de prostitució voluntària, gairebé mai es transmet que és una situació molt concreta i particular dins de la prostitució, ni se’n fa una contextualització adequada.
Es detecta, també, una manca de pluralitat de perspectives sobre la prostitució. Amb excepció d’algunes entrevistes –molt puntuals- a associacions que defensen la regularització de les prostitutes com a treballadores, la gran majoria dels articles recullen únicament veus prohibicionistes. Aquestes proposen acabar amb la prostitució de carrer, no perquè sigui un obstacle per a l’alliberament de les dones, sinó perquè la consideren un problema d’higiene i seguretat pública que cal amagar. Una perspectiva que no s’acostuma a diferenciar –a causa de la poca contextualització- de la proposta abolicionista, que demana la prohibició de la prostitució per la seva essència discriminatòria i patriarcal. Aquesta visió, tanmateix, sí que s’ha vist més reflectida als mitjans perquè ha estat la dominant fins fa pocs anys dins del moviment feminista.
La majoria dels articles analitzats mostren de fons una crítica a la passivitat i la permissivitat de les institucions, i culpabilitzen clarament les prostitutes del problema, obviant que la participació d’aquestes en la presa de decisions dins les xarxes d’explotació sexual és ínfima, com ho és també el percentatge que obtenen dels suculents beneficis que proporciona aquest negoci.
Aquesta anàlisi és una col·laboració especial de la periodista especialitzada Nora Miralles

La violencia contra las prostitutas.


lunes, 17 de diciembre de 2012

Así se criminaliza y discrimina a prostitutas




Así se criminaliza a las prostitutas... vinculando la prostitución a delitos como el robo.  racismo, estigma, xenofobia... ¿en qué quedamos? estas mujeres  posiblemente sean víctimas de trata y las que no los son, lo que menos quieren es tener problemas, porque ya saben que se enfrentan a multas y quizás a la deportación, a los insultos y vejaciones de vecinos...  Solo son diez mujeres, diez ... y ya son protagonistas de portada.  espero que las asociaciones que están defendiendo los derechos de las prostitutas escriban a la


la Comisión de Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de
Periodistas de España denunciando esta violencia de género contra las prostitutas.


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Aquesta és la portada d'El Periódico de Catalunya del 12 de desembre. Amb una foto panoràmica de sis noies africanes, i amb el peu de foto-titular “Prostitució i robatoris al Passeig Marítim”.


Només llençar-la a twitter Saül Gordillo, Cap de continguts digitals del diari, almenys un parell de periodistes, Manu Simarro i Bertran Cazorla, van criticar-la per racista. De seguida Gordillo es va molestar amb el pre-judici i va demanar la lectura del contingut complet al dia següent: “no criminalitzem res, perdoneu per fer periodisme/ recordeu McLuhan? una mica de confiança i generositat per la trajectòria, no? / trobo precipitat el judici sever per part de companys sense llegir la informació”. 
Gordillo tenia molta raó en dues coses: a) twitter mou a judicis ràpids i viscerals -fins i tot a gent molt assenyada- b) calia aprofundir una mica més. Ni que fos per fer un judici encara més sever, però més raonat.
I efectivament la lectura atenta de la peça completa fa encara més qüestionable la foto i el seu tamany: resulta que els empresaris de la zona de Marina Village i del Port Olímpic es queixen amargament al Districte de Ciutat Vella perquè prostitutes africanes roben als seus turistes, els “rendibles”, i al Districte diuen que el tema està controlat, i que ja envien Urbana i Mossos cada dia. La cosa és encara pitjor quan descobrim que el problema de seguretat que el diari ha considerat tan rellevant per dedicar-li portada i doble pàgina són 10 dones, -han publicat una foto amb 6- a les què ja fan seguiment dos cossos policials  i patrulles de vigilància privades. 
De debò que a Ciutat Vella, un dels districtes més pobres i amb més problemes de seguretat, han de córrer per protegir la zona d’influència del Casino de l'Hotel Arts? De debò que 10 dones pobres són un greu problema d’ordre públic? Si es fa esment de la recent desarticulació d’una xarxa que prostituïa a la força altres “desenes” de prostitutes... estem segurs que aquestes 10 no estan també obligades a fer el que fan, i a portar diners com sigui, a qui sigui? No serà que aquestes desenes les convertim en legions amb aquestes informacions i amb aquestes fotos? On estem posant el focus? A quin model de ciutat serveix el nostre periodisme? Millor ni pensar que hauria passat si hagués plantat el cul aquí l’Adelson.
De fet, només per l’argument que dóna l’ONG Genera al reportatge, ja és rebutjable aquesta portada: identificar prostitució amb dones negres i nigerianes està provocant denúncies arbitràries i injustificades, i això està agreujant la seva situació.
Òbviament va ser la notícia més llegida del dia a la versió digital, i els comentaris reflecteixen perfectament quina mena de nobles pensaments va alimentar: Hay más sida por extranjeros contaminados / Això ja fa molt temps que passa de ratlla, expulsió immediata d’i·legals i delinqüents/ ¿Tanto cuesta enviarlas a su país? / Cuando las detienen empiezan a decir que son víctimas de mafias y de esa manera si se pudiese expulsarlas se acogen a protección legal y no solo roban a extranjeros / ¿No son estas las que vinieron en pateras y que eran víctimas?
Com que no volia ser injusta en el meu sever judici vaig demanar al professor Xavier Giró, i al seu equip de l’Observatori de la Cobertura dels Conflictes de la UAB, si anava errada, i aquesta va ser la resposta:
- Les noies que es prostitueixen tenen unes biografies que les fan mereixedores de solidaritat i ajuda per sortir-se'n d'una activitat perillosa per a elles. Molt més encara si ho fan obligades per proxenetes. Posar el focus en elles como a 'agressores' les estigmatitza i reforça el rebuig social cap elles, i no cap els proxenetes i els clients. Amb el fet de visualitzar-les en les fotos com a presumiblement africanes es reforcen els prejudicis xenòfobs i racistes.
- Encara que el reportatge diu que són 'algunes dones' és tant sols en una maniobra retòrica que el distancia formalment de la generalització a totes les presents en la zona, però que es projecta sobre totes elles, per la impossibilitat de distingir quines ho fan, i quines no.
- La rellevància que se li dóna a l'assumpte potencia l'alarma social perquè el lector estàndard dedueix que si té tant d'espai és perquè serà important. Èticament és rebutjable donar-li aquesta dimensió perquè si ja actua la policia, no caldria que li donessin tant de relleu i, per tant, la decisió periodística de fer-ho així és sensacionalista,bàsicament orientada a vendre diaris independentment de les nefastes conseqüències estigmatitzadores.
- Com a conseqüència de l’estigmatització, les autoritats que haurien de prendre mesures de protecció cap a elles, tenen molt més difícil ajudar-les per la mala imatge social que acaben de guanyar i, a més, tenen molt més fàcil detenir-les i expulsar-les, de manera que encara les condemnen a un futur pitjor.
- Donar tant espai sobredimensiona el tema a ulls dels jefes dels mitjans de la competència (Prostitució! Hem de parlar de prostitució! No estem donant res sobre això!) el que pot suposar  sobredimensionar-ho encara més, fins que l'Ajuntament o la policia es vegin empesos a fer una macroredada (que tindrà el seu pessebre) per demostrar que "estan fent algo".
- La redactora de l'article sol dedicar-se a temes de turisme. Conscient o no, posa el focus del victimisme en el turista robat i la imatge de Barcelona. Segurament no té cap formació sobre exclusió social, etnificació de la delinqüència, etc.
- En parlar de les dones es fan servir expressions com "rotunda presència" o "actitud desafiant".  Són dones que exerceixen la prostitució, no militars, ni un grup armat ni res semblant. Amb aquestes expressións es vol donar la sensació que la seva presència trasbalsa tot el que les envolta. 
- La perspectiva de gènere és inexistent. Es criminalitza a les prostitutes i es porta el debat cap al dany econòmic que això causa a la zona, quan elles són les principals víctimes d'un sistema patriarcal (aliat sempre amb el capitalisme) que mercantilitza el cos de les dones i que construeix al imaginari col·lectiu la idea que aquest pot ser comercialitzable i objetualizable. 
- La prostitució no es pot analitzar sense tenir en compte el context sociopolític, econòmic i cultural que l'ha originat i que la segueix promovent. Sovint s'afirma que la prostitució és l'ofici més antic del món i només pot ser-ho si s'assembla a l'esclavitud. Cap ésser humà vol ser esclau quan sigui gran, de la mateixa manera que cap nena vol ser puta si té una altra opció.
Uf! Sembla que sobren raons per dir que aquesta portada promou el racisme i la xenofòbia.
Com vaig escriure fa poc per a Sos Racisme, aviat farà un any que es va fer públic un informe del Consell Assessor de Polítiques Socials i Familiars que analitzava el discurs polític sobre la immigració i la diversitat, i alertava que estava en qüestió un dels eixos fonamentals del Pacte Nacional per a la Immigració: el del foment d’una cultura pública comuna, d’una cultura de la diversitat. L’Informe recomanava a partits, institucions, mitjans i societat civil elaborar un codi ètic de comportament discursiu”.  
Més enllà de l’anàlisi acadèmica, dels dictàmens socials i dels codis ètics, sembla mentida que no canviem el xip. Quan les fotos de Samuel Aranda al New York Times, amb gent remenant als containers, ens va fer mal. Quan nosaltres també migrem. I si ens arribés una portada així de 6 catalanes a Londres? No és que ens faltaria temps per dir que no són representatives de res, i que quina mala llet del diari? 

La gent que tanca edició s’haurà plantejat alguna vegada com afecta una portada així al conjunt de dones africanes que viuen a Barcelona? O què creiem que no llegeixen res, ni s’assabenten de res? Potser és això. Potser ni compten com a lectores. Una altra manca de respecte. Una altra manera de negar el vincle, i la ciutadania.  


P.D: Molt llarg aquest post, ja ho sé. De la mida de la meva indignació :(