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domingo, 28 de octubre de 2012

María quiere dejar la prostitución y necesita un trabajo "digno"


El titular estigmatiza: María se pone a la venta.

La noticia tendría que ser, se tendría que que haber dado antes de que María tomara la decisión de prostituirse. Porque esto es lo que hay. Millones de personas en el mundo, mayoritariamente mujeres solas con hijos a sus cargos no tienen trabajos lo suficientemente remunerados para atender los mínimos de supervivencia...María además tiene a su cargo a una persona con discapacidad, un problema añadido...
Este es el problema ..no que haya decidido prostituirse...
Ohhhhhh!!! que escándalo María tiene que INTERCAMBIAR SEXO POR DINERO... ¡QUÉ INDIGNO!.PERO ¿Y ANTES? ¿ QUIÉN SE HA PREOCUPADO POR ELLA?
VAMOS!!!! ALMAS QUE VELÁIS POR LA MORALIDAD, NECESITA  DE VERDAD UNA OPORTUNIDAD   AQUÍ TENÉIS SU CORREO:

unsiparamihija@gmail.com

No. María no se pone a la venta, no más que otras personas que aceptan trabajos no vocacionales y en condiciones de explotación;  María sabe igual que sabemos todas las mujeres del mundo que ejerciendo la prostitución se gana un dinero, que es una alternativa de supervivencia, ante la falta de trabajos que permitan ganar unos ingresos mínimos para mantener una familia y progresar como ser humano tal y como está recogido en el Artículo 35 de la CE.
Los medios de comunicación social son responsables de seguir anclando el estigma de la prostitución, ofrecer sexo a cambio de dinero no es malo per se, es toda esa construcción social-cultural, sobre todo a través de la religión, alrededor de la sexualidad humana que ha hecho que las personas creamos que sólo el sexo en el contexto de la pareja o por amor sea el bueno. 
Es imprescindible terminar con el estigma, dicho lo cual, si  María realmente lo pasa mal, si que tiene que dejar la prostitución, ya que sino, de la misma manera que si estuviera realizando cualquier otro trabajo en condiciones de explotación, estará en peligro su salud, tanto la mental como la física. Me hago eco de la noticia porque hay un correo para dirigirse a ella, por si alguien la puede ayudar a encontrar otro trabajo. 
Recuerdo que tiene una hija con discapacidad y que más inri el gobierno está recortando las ayudas a las personas con dependencia.

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No recuerda si tomó la decisión de inmolarse cuando el médico le dijo que su hija ya tenía carencias nutricionales. O cuando puso su reloj de pulsera sobre el mostrador de la farmacia -como el jugador desplumado que se juega el alma- para comprar medicinas con que tratar la enfermedad neurológica de Patricia y no se lo aceptaron.
-Tiene que pagar, señora...
-¿Con qué? Dígame, ¿con qué?
Sí recuerda lo que hizo aquella madrugada de septiembre en que llegó a la casa de alquiler que no paga, después de pasar siete horas por primera vez en un prostíbulo. Cuenta que se duchó durante una hora. Que luego se tomó dos ibuprofenos. Y que finalmente, a sus 56 años, se puso a llorar como una niña agarrada a una almohada. Para no despertar a Patricia, ya ven.
Es María y su nueva vida: de llevar a la cría a un colegio del Opus Dei, de trabajar como promotora inmobiliaria, de recibir un salario de medio millón de pesetas en la época dorada, a tener que empezar a prostituirse este septiembre para poder alimentarse.
"El anuncio hablaba de pub liberal. Fuimos siete mujeres a aquel local. Para muchas era la primera vez. Por la crisis. Allí te llevas la mitad de lo que el cliente consuma en copas. Si tienes relaciones, cobras más... Soy católica. Esto es muy difícil... Yo puedo quedarme sin comer, pero mi hija no".
María busca un trabajo digno y nocturno (dado que su hija no puede estar sola). Si cuenta todo esto, es a cambio de que le dejemos lanzar una botella con mensaje dentro (unsiparamihija@gmail.com). Por si alguien la descorcha y entra.

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