Un día recibí una llamada de la productora de Callejeros. Me propusieron salir en el documental, me dijeron que necesitan seguirme en mi vida cotidiana. No me gusta la dinámica de este programa y retiré la oferta, A priori este documental pretendía que se viera el día a día de las personas que ejercen la prostitución, sobre todo cuando no están ejerciendo, y pretendía mostrar diferentes modalidades y realidades.
Después de haber visionado el documental en cuestión, que, además fue presentado como ejemplo de excelencia del periodismo me quede petrificada ya que se quedó en lo superficial y en lo que todo el mundo ya conoce por cientos de reportajes ya parecidos.
Mis conclusiones positivas ha sido ver que cada vez más personas se atreven a dar la cara, algo impensable hace años, y que se ha visto que en contra de lo que tanto machacan los sectores abolicionistas, la prostitución es ejercida porque así lo eligen las personas y no son forzadas por mafias. Se ha visto también diferentes modalidades, todas juntas, la calle, los pisos, los clubs, los polígonos y "el lujo" muy entre comillas porque el lujo lujo no salió (está en las tarifas de 1.500€) y hay muy pocas agencias en España.
Una vez dicho esto se ha editado de una manera que no profundiza en las circunstancias de las personas, por ejemplo la pregunta "por qué te metiste en este mundo"...la respuesta obvia es por dinero. Nos prostituimos por dinero, pero no se preguntó ¿En qué circunstancias estabas cuando decidiste prostituirte? Entonces si que hubiera salida esa realidad y hubiera invitado a la empatía del espectador. Esa realidad del proceso migratorio en que las mujeres dejan atrás la familia los amigos. Se hubiera visto lo valientes que son afrontandodo su realidad del día a día muchas veces en soledad, y su lucha por la supervivencia en un entorno hóstil.
Respecto a las demandas de los clientes: Editado estrategicamente ya que la pregunta sería ¿Cuál es la demanda mas extraña solicitada? pero esta pregunta no se oia y sólo la respuesta "pipi" y "heses". Y esta fue la respuesta de varias chicas, si no se sabe cuál es la pregunta concreta el espectador puede entender perfectamente que puede ser la demanda que más se solicita. Luego una recibe correos de gente que dice que los puteros piden cagar y mear encima de la prostituta... porque así funciona la psique humana. ¡menos mal que alguna chica si que dijo que buscan hablar y ser escuchados!.
De la única ONG que salió (Colectivo Hetaira) y que lleva 15 años luchando por los derechos de las trabajadoras sexuales sólo se vió su faceta socio-sanitaria y algo de la asistencial, pero no todo su activismo político en la lucha contra la estigmatización y pro-derechos
El programa ha hecho lo mismo de siempre: buscar la sordidez y el morbo, los tópicos que se repiten aunque para ser justos tampoco se han pasado como lo hacen otras veces.
A mi modo de ver, las chicas deberían haber salido más en horas fuera de trabajo, con su ropa diaria y mostrando sus actividades diarias fuera del ámbito de trabajo, y cortar justo con el cambio para ir a "trabajar". Los espectadores hubieran visto lo que realmente no se ve (que al fin de cuentas es lo que decía la introducción). Han perdido la oportunidad de profundizar, de llegar al interior de estas personas, de hacer un documental como los de los grandes Maestros -por decir algo Jon Sistiaga- documentales que consiguen la EXCELENCIA y no se quedan en la mediocridad persiguiendo la máxima audiencia.
Con este tipo de documentales nunca conseguiremos dignificar este trabajo. Se ha de pensar a que público va dirigido, público que normalmente no piensa, no reflexiona y a la gente se le ha de dar referencias para que piensen.
La banda sonora... ¡genial!
Introducción:
Un viaje por la vida de todas aquellas mujeres que por decisión propia o forzada por las circunstancias han tenido que ejercer la prostitución. Recogemos los testimonios de estas mujeres para conocer con todo lujo de detalles y sin entrar en juicios y valoraciones sus experiencias vitales. Sin adentrarnos en el morbo de estos detalles y con todas las luces y sombras dibujamos un mapa de sentimientos y emociones que nos acercan mucho más y de una manera directa a esta cruda realidad.
PROFESIÓN, PROSTITUTA es una película donde la verdad, con mayúsculas, es una de sus principales protagonistas. Convivimos día y noche con estas mujeres a las que casi nunca vemos sin el maquillaje y el uniforme del oficio. Las acompañamos y compartimos con ellas muchas horas en sus casas, con sus parejas y preparándose para salir a trabajar, en la que se conoce como la profesión más antigua del mundo. Nos cuentan cómo es su vida, sus deseos y anhelos y sobre todo cómo se enfrentan día a día a este oficio que ellas han elegido o no para ganar un sueldo. "Yo pensaba que las putas eran lo más bajo, lo mas rastrero de este mundo, y mira donde he acabado", dice Pamela, una mujer de 30 años. Trabaja desde hace cuatro en un local de Barcelona en el que mantener una relación sexual tiene un precio de 120 euros. "Fue muy duro, horrible", apenas puede contener las lágrimas cuando recuerda la primera vez que hizo sexo con un hombre a cambio de dinero: "te sientes sucia, te sientes lo peor, yo estuve una semana sin querer salir de casa. Luego, te acostumbras".
"¡Yo no quiero a prostitutas viviendo en mi portal!", grita una mujer que aparenta 65 años en el portal de un bloque de viviendas en A Coruña. "Desde que aquí viven mujeres de moral distraída, hay muchos problemas en el bloque" afirma el presidente de la comunidad de vecinos. A su lado, Antía, una prostituta gallega de 33 años, argumenta que tanto ella como sus compañeras son unas vecinas ejemplares y no molestan a nadie en el edificio. "Mira, guapa, no vayas de buena persona porque no lo eres", le espeta una vecina. Antía, desmoralizada, vuelve a su domicilio.
Julia se levanta tarde. Como cada día, se prepara y va al gimnasio. Después se da un masaje "para tener el culito bien arriba" y acude a la peluquería para rizar su melena rubia... Todo sin salir del lugar donde vive y trabaja. Un club de alterne a las afueras de Castellón, en el que las señoritas son tratadas como huéspedes de un hotel con todas las comodidades. Julia es una de las 400 mil mujeres que, según el último estudio del Congreso de los Diputados, ejercen la prostitución en España.
Este mismo estudio, refleja que los españoles gastan cada día en prostitución, 50 millones de euros. "Pero cada vez son menos los que vienen y se dejan 500 euros en una noche", asegura Marta, una uruguaya que lleva dos años ejerciendo en un club de Barcelona. "No te puedes llegar a imaginar las fantasías que piden algunos clientes", comenta, mientras se ata a la cintura un artilugio con un pene de plástico insertado. Tiene dos hijos viviendo en Uruguay y afirma que fue una sucesión de circunstancias desfavorables lo que le llevo a un trabajo que no le gusta, "pero mi vicio es ganar dinero". En un mes bueno, asegura, "puedo ganar más de 10 mil euros".
Cada mes, Verónica, envía una suma importante de dinero a Rumanía, su país natal... "Mi madre no trabaja, mi hermano tampoco, y lo están esperando". Mientras habla con su madre en un locutorio, su teléfono móvil no deja de sonar. Finalmente, contesta: "sí, soy rubia, alta, 95 de pecho... Bien, pues luego te espero", después, continúa hablando con su familia. "No saben lo que hago, se creen que soy camarera".
A las afueras de Sevilla, en un estudio de fotografía, una joven posa, sugerente, ante el objetivo de un fotógrafo... "Son las imágenes que vamos a subir a la página web, hay que mostrarse lo más sexy posible". Es Silvia, una prostituta de Sevilla que, junto a otras seis chicas españolas, ofrecen su compañía -a 190 euros la hora- a través de una página de internet... Ellas rechazan la palabra prostituta "somos chicas escort: mujeres de más nivel y, además del sexo, podemos acompañar al cliente a cenar o a la ópera"... Actualmente, Internet ha revolucionado el mundo del sexo de pago, y es uno de los medios más utilizados para contactar con mujeres.
Un grupo de mujeres se reúne en torno a un fuego en una acera del extrarradio de Madrid. "La policía no nos deja hacer hogueras, pero si tenemos frío no podemos hacer otra cosa", alega una de ellas: una joven rumana que, como toda vestimenta, lleva unas bragas y una cazadora vaquera que deja ver sus pechos, "tenemos que ponernos así, porque si no, los clientes no paran". Pasan toda la noche en la calle ofreciendo su cuerpo, pero aseguran que nadie las obliga, que lo hacen por su propia voluntad, "hay que ganarse la vida, y no sabemos hacer otra cosa". A su alrededor, decenas de coches peregrinan de un grupo de mujeres a otro hasta que contratan los servicios de alguna mujer. "Antes se trabajaba más, pero ahora, pides 20 euros y te dicen que es caro".El video:http://www.cuatro.com/callejeros/programas-completos/