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miércoles, 14 de octubre de 2015

La prostitución en Al-Andalus


Existen pocos datos sobre la prostitución en Al-Andalus, ya que esta práctica siempre se ha ejercido bajo una doble  y falsa moral, la prostitución era considerada una transgresión de la ley islámica pero siempre estuvo permitida.



Lugares de prostitución:

Los lugares de prostitución en Al-Andalus eran bastante variados, con toda seguridad ventas y tabernas también serían lugares donde se daba la prostitución. En las poblaciones más pequeñas la prostitución se ejercería en las alhóndigas, casas públicas o de mercado para los vecinos, y en las ciudades más importantes existírian locales destinados a este fin exclusivamente, estos lugares eran llamados casas de jarâây.

Estos lugares destinados a la prostitución estarían situados fuera de la medina , en el entorno de las ciudades, y como nos relata Ibn Abdûn, cerca de los monasterios cristianos: "Debe impedirse que las mujeres musulmanas que entren en las abominables Iglesias, porque los clérigos son libertinos fornicadores y sodomitas. Asimismo debe prohibirse a las mujeres francas que entren en la iglesia más que en días de función o fiesta, porque allí comen, beben, fornican con los clérigos y no hay uno de ellos que no tenga dos o mas de estas mujeres con que acostarse."

Como pasaba en el mundo romano el oficio de prostituta también estaba regulado por el fisco, por lo que si una mujer quería ejercer la prostitución estaba obligada a pagar un tributo, además su condición social también era de marginación total, rechazadas completamente en el ámbito público. Aunque se conoce el caso de una famosa prostituta cordobesa llamada Rasis, que formó parte del cortejo oficial de Abd al-Rahmân  III.

Así vemos como Ibn Addûn, nos señala algunas normas que tienen que cumplir las prostitutas : Deberá prohibirse que las mujeres de las casas llanas se descubran las cabezas fuera de la alhóndiga, así como que las mujeres honradas usen los mismos adornos que ellas. prohíbaseles que usen la coquetería cuando estén entre ellas y que hagan fiestas, aunque  se les hubiere autorizado. A las bailarinas se les prohibirá que se destapen el rostro."

Por último mencionar que estas medidas restrictivas respecto a la prostitución variaban bastante segun la región donde te encontrases, así parece ser que en AL-Andalus y el Magreb tenían leyes más restrictivas que en el Oriente, donde las prostitutas se exhibían más libremente por las calles.

Así algunos viajeros musulmanes como el damasceno Iban al-Muyawir y el tangerino Ibn Battuta se sorprrenden de algunas costumbres  en las ciudades musulmanas de Arabia del Sur, como Adén o Ldiq:
La gente de esta ciudad no desaprueba las malas costumbres; más aún, los habitantes de toda la región hacen lo mismo. Compran bellas muchachas griegas y las dedican al vicio, de modo que cada una de ellas, para cumplir, tiene que pasarle un tributo a su dueño. He oído decir que estas jóvees esclavas entran en los baños con los hombres y el que quiere enviciarse lo hace allí mismo, sin que nadie se lo reproche. Me contaron que el cadí de la ciudad tiene varias esclavas dedicadas a esto" -Tazi, t II,p.169; Fanjul y Arbós,  p 382.

Las qiyän: Cortesanas de lujo

Dentro de los límites de la prostitución se encontraba la figura de la tabernera, cantora o bailarina, que aunque oficialmente  no se dedicasen a la prostitución, oficiosamente también ofrecerían servicios sexuales, ya que este tipo de mujeres trabajaban en un ambiente similar al de la prostitución.

Dentro de la tradición musulmana, destacaba el oficio de cantora, las qiyän, esclavas que  habían recibido una educación especial en artes como la música, la poesía, la lectura, la danza, etc.  por lo que eran esclavas apreciadas y cotizadas. Ademas de estas artes desde pequeñas se las instruía en las artes amatorias, convirtiéndolas en una especie de cortesanas de luju, muchas de ellas al servicio  de la Corte para instruir a los hijos de los gobernantes. Dentro de este tipo de prostitución cortesana, también podemos citar las esclavas pertenecientes a las grandes familias, que estaban destinadas por su belleza a una prostitución con menos refinamientos.
Estas cantoras tenían incluso viviendas propias donde trasladaban sus clientes más exclusivos para escucharlas cantar o recitar, y también para tener encuentros sexuales de forma más íntima y reservada 

Como cabe imaginar las qiyãn eran mujeres jóvenes y de extraordinaria belleza, a estas cualidades físicas había que sumar sus exquisitos y refinados adornos y vestidos. Los dueños de las quiyãn las podían "utilizar" de dos maneras, aquellos que las compraban para su disfrute personal, ya sea por sus dotes amatorias o artísticas, y los que las compraban y vendían como un producto comercial, intentando sacar el máximo beneficio económico de estas mujeres.

En cuanto a sus vestimentas, como ya hemos dicho se diferenciaban claramente de las mujeres libres, las fuentes nos hablan de su gusto por las telas y los colores más llamativos, además sus dueños al ser hombres muy ricos les proporcionarían las más exquisitas telas del mercado.

En el estudio que hace Paraskeva sobre la figura de las qiyãn nos habla de una evolución en sus dotes artísticas: en época preislámica sus artes estaban relacionadas con la música, el canto y el baile. Con la llegada de los califas ortodoxos su formación se amplió a otras artes y ciencias, hasta que en la era abasí las qiyãn se convirtieron en mujeres instruidas en todos los aspectos del saber y del arte, desde la filosofía a la poesía, desde el cante a la recitación del Corán, astrología, juegos malabares, teatro de sombras, narradoras de cuentos y leyendas, etc.

Por último, añadir que en cuanto al origen étnico de la qiyãn es tan variado que no podemos establecer que hubiese una etnia o región por la que se decantasen a la hora de elegir a una mujer para estos fines. Por otro lado, los textos literarios también nos muestran toda una variedad de qiyãn en cuanto a su carácter, las hay caprichosas, crueles, bondadosas, descaradas, fieles, etc...

LA FIGURA DE LA ALCAHUETA

Dentro de estas figuras femeninas relacionadas con la sexualidad destacan las alcahuetas, figura de larga tradición en la sociedad árabe, y posteriormente cristiana, ya que la estricta separación de sexos hacía muchas veces imprescindible su labor, para concertar citas y matrimonios. En ambas culturas, tanto cristiana como musulmana tuvo que compartir similares rasgos y características, definida como mujer vieja y entrometida.




BIBLIOGRAFÍA

- Álvarez de Morales, C.; La sociedad de al-Andalus y la sexualidad, Actas del Congreso "Conocer Al-Andalus, Perspectivas desde el Siglo XXI", Sevilla, 2010, pp. 43-73.
   
- Jreis Navarro, L.M; Brujas, prostitutas, esclavas o peregrinas: Estereotipos femeninos en los relatos de viajeros musulmanes del Medievo, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Árabe-Islam; Vol 63, 2014.

- Moral Molina, C.; Arquetipos y estereotipos femeninos a través de la poesía andalusí, Mujeres y sociedad islámica: una visión plural / coord. por María Isabel Calero Secall, 2006, págs. 253-286.

- Paraskeva, Tsampika-Mika. "Hetairas y Qiyan: El arte de la seducción". Miscelánea de estuios árabes y hebraicos. Sección Árabe-Islam. Vol. 59, 2010, págs. 63-90.

http://www.libreria-mundoarabe.com/Boletines/n%BA58%20Mar.08
fuente: http://historsex.blogspot.com.es/2014/10/prostitucion-en-al-andalus.html



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lunes, 2 de febrero de 2015

Las "Maison Tolérées", burdeles en la guerra.

Todas las tardes a las seis, las puertas del establecimiento más popular de Dunquerque, en la costa belga, se abrían puntualmente a sus ansiosos clientes. Probablemente alguno llevaba esperando varias horas bajo la lluvia, pero todo se olvidaba una vez dentro con la vista de una docena de mujeres escasamente vestidas con lencería de seda que dejaba intuir lo que se escondía debajo. Una noche de relajación, un momento de liberación, un trance escapista para olvidar el ruido, la podredumbre y la siempre cercana sensación de muerte que los soldados sufrían en las trincheras. No sabían cuánto tiempo les quedaba de vida, aunque algunos tenían una idea aproximada. En la zona del Somme en 1916, la esperanza media de vida en el frente de un recién llegado, era de seis semanas, razón de más para disfrutar de todas las experiencias de una vida lo más pronto posible. Y la necesidad era más urgente entre los reclutas más jóvenes, nadie quería morir virgen.
Escena de la película Ruedas de Terror
Durante la Primera Guerra Mundial, y no muy diferente a lo que sucede en otras lides, las tropas en el frente tuvieron a su disposición una red de burdeles aprobado, o al menos tolerados por las autoridades, como vehículo de evasión de las miserias bélicas. Hacia 1917, un oficial inglés investigando el fenómeno, contó 137 de dichos establecimientos en 34 pueblos del norte y noreste francés. Tan sólo en el puerto de Le Havre, se contaron 171.000 visitas en un periodo de dos años. Para los franceses era lo más normal que sus jóvenes soldados se relajaran en los brazos de una prostituta e incluso el Alto Mando fomentaba los burdeles y enviaba médicos para llevar a cabo exámenes médicos periódicos a sus empleadas. Los británicos, siguiendo la tradición de “donde fueres haz lo que vieres”, se hicieron de la vista gorda, aunque el Secretario de Guerra Lord Kitchener ordenó la publicación y distribución de un panfleto en el que advertía a las tropas de no dejarse llevar por los cantos de sirena del vino y las mujeres. Los estadounidenses fueron aún más lejos, prohibiendo taxativamente a sus soldados cualquier contacto carnal con prostitutas y amenazando con un consejo de guerra a aquel descuidado que contrajera alguna enfermedad venérea.
Como suele suceder en otros casos, las diferencias entre rangos se mantenían a la hora de buscar compañía temporal. Había burdeles con lámpara azul para los oficiales, y otros con lámpara roja para la soldada, y aún dentro de cada uno se distinguían los estratos, pues los niveles salariales de los ejércitos variaban mucho, y siendo los peor pagados, los británicos tenían que conformarse con las mujeres menos atractivas que los australianos, neozelandeses y canadienses rechazaban.
Salón de la Rue des Moulins. Toulouse-Lautrec 1894).
Salón de la Rue des Moulins. Toulouse-Lautrec 1894).
Muchos la consideraban como una necesidad fisiológica, pero no todos los combatientes sucumbieron a la prostitución. Algunos se acercaban a la casa de lenocinio más cercana para echar un vistazo y tomarse una copa, pero finalmente se retiraban sin premio, ya fuese porque el precio exigido era muy alto, o porque la vista del espectáculo propiciaba remordimientos de conciencia. Aún así, durante los cuatro años de conflicto, 150.000 británicos fueron tratados en los hospitales con enfermedades venéreas, aunque no hay cifras para los demás ejércitos. Para evitarlas o disminuir el contagio, algunos burdeles contrataban a una mujer que revisaba a los soldados antes de pasar a las habitaciones.
Muy llamativo es el caso de muchos soldados que buscaban ser infectados a propósito, pues aunque las molestias eran grandes, los 30 días de hospitalización alejados de la muerte en las trincheras bien valían el sufrimiento. Ante esta demanda, las prostitutas Trabajadora del sexoenfermas ganaban incluso más dinero que las sanas. También existen menciones testimoniales de prostitutas francesas que fueron incentivadas por el Alto Mando para transmitir enfermedades venéreas a oficiales del ejército alemán, y en algún lugar he leído que algunas fueron condecoradas al final de la guerra, pero no he podido confirmar este último caso. Pocos soldados dejaron escritas sus sensaciones al visitar un burdel, pero me quedo con las palabras del Teniente James Butlin: “Ruan ha resultado ruinoso para mi bolsillo (y qué decir de mi moral), pero lo he disfrutado”.
En estos días que conmemoramos el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial y recordamos a sus protagonistas, se me ocurrió que faltaban entre ellos las mujeres que la historia ha ocultado. Ahora bien, he rascado durante un tiempo en el otro lado de la tortilla, sin embargo, si la documentación sobre el tema es bastante escaza al hablar de los soldados y sus visitas a “uno de esos lugares de intenciones diabólicas”, menos aún existe sobre la suerte de las prostitutas. Personalmente, no he encontrado ningún testimonio femenino, y no es difícil entender las razones, pero eso no ha evitado que hoy quisiera recordarlas.
 Fhttp://cienciahistorica.com/2014/07/10/las-maisons-tolerees-burdeles-en-el-frente/

lunes, 24 de marzo de 2014

Prostitutas en la historia


Publicado el: Jue, mar 6th, 2014

Especial: Prostitutas en la Historia

prostitutas antigua roma pompeya
El título puede quedar mal, e incluso ser sensacionalista, pero lo cierto es que varias personas me han preguntado sobre las prostitutas a lo largo de la historia, y varios más han realizado búsquedas en el sitio con este mismo término, por lo que parece que despierta cierto interés, aunque espero que estén buscando algo respetuoso y con altura, pues eso es lo que intentaremos hacer para tratar el tema.
La prostitución es la profesión más antigua del mundo, eso es algo que todos escuchamos alguna vez pero ¿a qué fecha debemos remontarnos para comprobarlo? Siempre se dice que en el Imperio Romano se practicaba la prostitución y por ende, tomamos esa fecha como “el origen”, pero no es la adecuada.
Eso sí, no podemos negar que tanto en la Antigua Roma, como en la Antigua Grecia, la libertad sexual permitía que este tema no sean tomados como tabú, sino con total naturalidad. Eran civilizaciones mucho más evolucionadas que la nuestra comprendiendo la sexualidad en todos sus sentidos, incluso con la homosexualidad, pues era venerado el cuerpo humano como belleza, independientemente de ser hombre o mujer, y eso lo podemos apreciar en el arte de la época.

Prostitución en Mesopotamia y zona Mediterránea.

Desde que existen registros históricos encontramos la prostitución como un oficio y su origen se remonta al siglo XVIII a.C. en la antigua Mesopotamia, donde ya existían ciertas “leyes” que protegían a las mujeres que realizaban este trabajo. El Código de Hammurabi, la “Constitución” más conocida por todos, ya regulaba los derechos de herencia de todas las prostitutas.
codigo hammurabi
El Código de Hammurabi contenía leyes que regulaban la prostitución en Mesopotamia.
En el caso de Babilonia, y siguiendo los textos de Heródoto y Tucídides, los dos más grandes Historiadores griegos, vemos una norma diferente, donde se obligaba a todas las mujeres a prostituirse al menos una vez en sus vidas con un extranjero como muestra de la hospitalidad, acto que se hacía en el Santuario de Militta. A cambio, recibía un pago. Si bien puede ser considerado un acto “bárbaro” por obligar a alguien a hacerlo, debemos tener en cuenta que no estaba mal visto en absoluto. El contexto histórico cambia absolutamente todo.
Los fenicios y griegos de la Edad del Bronce también la practicaban en honor a Astarté, la diosa de la fertilidad y la madre naturaleza. Incluso en Israel se realizaba, aunque estaba prohibida por la ley judía.
diosa fecundidad fenicia
Astarté
La Biblia también hace una referencia en el Génesis, 38, donde Tamar se hace pasar por prostituta en una carretera y es contratada por Judá, aunque en esta alegoría no lo hace por otro motivo que el quedar embarazada de éste.

Prostitución en Fenicia.

En Fenicia se daba una situación un tanto compleja y que atendía a las creencias religiosas de esa civilización mediterránea. Según la tradición, solían realizarse ciertas ceremonias en honor a la diosa de la fecundidad, donde las mujeres se golpeaban a sí mismas y luego ofrecían sus cabellos a la diosa. Quien no quería perderla, debía acudir a un “mercado”, por así llamarlo, donde sólo podían entrar ellas y personas extranjeras. En ese sitio estaban obligadas a entregarse la cantidad de veces que fuesen requeridas, y con la recaudación obtenida se adquirían diferentes ofrendas para la misma diosa.

Prostitución en la Antigua Grecia.

Ahora dejamos la antigüedad más dura para alcanzar la Grecia Clásica, donde aparece por primera vez el término “porne”, derivado de “pernemi” (vender), una acepción que a todos nos resulta conocida. En este período tanto mujeres como hombres jóvenes realizaban la prostitución y todos podían llegar a ser totalmente independientes y libres, pero sí era necesario que utilizaran vestimenta distinta al resto, como también era obligatorio que pagaran impuestos, algo no discriminatorio sino una obligación de los trabajadores.
¿Prostitutas famosas? Nos han llegado algunos relatos sobre Lais de Hyccara y Lais de Corinto, aunque aún se duda si no se trataría de la misma persona.
retrato lais de corinto
Lais de Corinto

Lo cierto es que Lais de Corinto, de quien aparecen más datos, era conocida como la mujer más hermosa de toda la región y cobraba grandes sumas de dinero a sus acompañantes, entre los que se encontraban Eubotas, un campeón olímpico, y el filósofo Arístipo, quien escribió dos obras sobre esta chica.
¿Sabíais que Solón fue el fundador del primer burdel?
El legendario rey ateniense ordenó su fundación en el siglo VI a.C. en Atenas, aunque se prohibió expresamente el proxenetismo. Todos los beneficios que dejó el burdel han sido utilizados para construir un Templo a Afrodita, diosa del amor, la lujuria, la belleza y la sexualidad, entre otras cosas.
Por su parte, Corinto y Chipre no se quedaban atrás y gracias a Estrabón sabemos que existía una cierta prostitución religiosa en un templo donde, según sus textos, había más de 1.000 prostitutas.
prostitucion grecia clasica
Prostitución en la Antigua Grecia
En Grecia en general, vemos tres categorías de prostitución:
  1. Chamaitypa`i – quienes trabajaban en el exterior
  2. Gephyrides – aquellas que trabajaban cerca a los puentes
  3. Perepatetikes – las que trabajaban en las calles, donde encontraban a sus clientes para luego ir a sus hogares.
En el caso de la prostitución masculina, sabemos que eran principalmente los hombres adolescentes los que realizaban este trabajo, quienes lo hacían en burdeles atenienses. Sin embargo, ellos sí solían ser esclavos pues los hombres libres podían perder sus derechos si lo hacían en la edad adulta. Sin embargo, no estaba prohibida la homosexualidad, sólo el hacerlo por dinero.

Prostitución en la Antigua Roma.

Dejamos Grecia para hablar de otra gran civilización, Roma, donde podemos encontrar por primera vez el término “Prostitutere”, cuya traducción era “exhibir para la venta”, evidentemente, el propio cuerpo.
Roma es quizá el “paraíso de la prostitución” por ser algo más que habitual, pero también por la enorme libertad sexual existente, tanto para hombres como para mujeres. Ellos podían tener relaciones con quienes quisieran sin ningún problema, al igual que ellas, aunque en el caso de las mujeres, incluso las casadas, sólo debían mantener una serie de códigos morales y sociales, pero nada les impedía disfrutar al máximo su sexualidad.

Las prostitutas romanas serían como las modernas “escorts”, mujeres muy educadas tanto para dar placer como para mantener una conversación con altura, e incluso había muchas de gran nivel que cobraban un buen dinero, pero sólo ofrecían sus servicios para los más altos cargos.
En el caso de las prostitutas en roma, podemos encontrar varias clases de prostitutas como las cuadrantarias, llamadas así por cobrar un cuadrante, que serían las prostitutas más bajas de todas. También encontramos las felatoras, que como podemos imaginar, eran llamadas de este modo por ser expertas en el arte de la felación.
Pero la lista de tipos de prostitutas, de acuerdo a sus características y habilidades, sería la siguiente:
  • Prostituta: entregaba su cuerpo a quien quería.
  • Pala: era quien aceptaba a cualquier persona que pudiese pagar el precio demandado.
  • Meretrix: prostituta independiente.
  • Prostibulae: ejercía sin pagar impuestos y en donde podía.
  • Ambulatarae: era la prostituta que trabajaba o bien en la calle o bien en el circo.
  • Lupae: eran quienes ejercían en los bosques de los alrededores de la ciudad.
  • Bastuariae: ejercía la prostitución en los cementerios.
  • Delicatae: tenía clientes poderosos como generales o senadores.
En todos los casos, las prostitutas de la Antigua Roma solían ser mujeres independientes y en ciertos casos, influyentes, aunque debían vestir un vestido púrpura que las diferenciaran del resto de mujeres, además de tener que pagar impuestos por desarrollar su actividad.
Si lo que queréis conocer son prostitutas famosas de la Antigua Roma, encontramos en las diversas fuentes históricas que llegaron a nuestros días nombres como Julia, la hija del Emperador Augusto, Agripina e incluso a Mesalina, la esposa del Emperador Claudio, pues era frecuente que las mujeres de alta alcurnia ejercieran la prostitución por placer.
mesalina roma
Mesalina, la esposa del Emperador Claudio, representada por Eugène Cyrille Brunet (1884)
Este es el caso de Mesalina, que según cuentan los relatos, realizó una apuesta con una prostituta y por ello se acostó en un solo día con una Centuria completa.
De todos modos y pese a la cantidad de sitios donde se ejercía la prostitución, el lugar preferido por la mayoría era los baños públicos, pues allí podían ofrecer sus servicios a hombres y mujeres sin excepción.
Como dato curioso, podemos añadir que en el año I d.C., según los registros encontrados en Roma, había inscritas 32.000 prostitutas en la capital del Imperio y a todas ellas les fue entregada la licencia para ejercer el oficio, conocida como “Licentia Stupri”.

Prostitución en la cultura Azteca.

Según algunos registros, era algo común la prostitución en el Imperio Azteca. Eran conocidas como “āhuiyani”, una forma eufemística de decir “tener lo necesario o estar feliz. Las autoridades políticas y religiosas permitían la prostitución siempre que se realizara junto a los caminos o en los edificios destinados para tal fin, conocidos como “Cihuacalli,  si bien las mujeres que ejercían cobraban dinero por ello, no tenían un estatus social elevado, sino todo lo contrario.

Prostitución en la Edad Media en Europa.

Edad Media: un período contradictorio en cuanto a la prostitucion
Edad Media: un período contradictorio en cuanto a la prostitucion
La Edad Media es una época histórica de grandes contradicciones respecto a la prostitución. Es, como todos sabemos, un período histórico dominado por la Iglesia y por ende, la “fornicación” es considerada un pecado. Pero por otro lado, existía una cierta tolerancia universal por parte de todos, incluyendo las autoridades religiosas.
Así lo vemos en diversos Estados de gran poder como Venecia, cuyo Gran Consejo en el año 1358 declaró quela prostitución es absolutamente indispensable para el mundo”. Incluso la Iglesia la permitió en algunos sitios, aunque era necesario que se distinguiesen de las “mujeres decentes”, por lo que su vestimenta era diferente a las de las demás.
En Florencia por ejemplo, era frecuente que llevasen campanas en sus sombreros y guantes, en tanto que en Milán llevaban un manto negro. Muchas otras ciudades observaron el negocio y crearon burdeles para generar ingresos a través del oficio más antiguo del mundo, gestionándolos el mismo Estado.
Pero tampoco ha sido fácil para las prostitutas, pues muchos Estados se esforzaron por erradicarlas por completo desterrándolas o enviándolas a zonas suburbanas que pronto se convirtieron en barrios marginales, aunque esto no detuvo el ejercicio de la prostitución pues la demanda era demasiado grande, incluyendo personas de la nobleza o incluso a miembros del Clero.

La prostitución en el Renacimiento.

El Renacimiento es conocido por el surgimiento de una nueva concepción del mundo respecto al ser humano, aunque en realidad se retomasen ciertos valores de la antigüedad que se habían perdido durante la Edad Media.
prostitucion en el renacimiento
Esta transformación es apreciable incluso en la prostitución, aunque debemos recordar que de todos modos, la sexualidad aún seguía siendo un tema “tabú” debido a la fuerte asociación entre los Estados y la Iglesia, aunque ésta ya no ejercía tanta presión sobre aquellos como en siglos anteriores.
La prostitución se continuaba observando como un “mal necesario para satisfacer necesidades básicas de las personas (especialmente hombres, teniendo en cuenta el contexto histórico), aunque surge una nueva condición: no se podía ejercer con judíos, sino siempre con cristianos, especialmente en territorio español.

La prostitución en la Época Moderna.

En la Época Moderna sucede algo muy particular: prácticamente desaparece la figura de la “prostituta”, pero aparece una figura que se asimila, según la historiografía actual, a la de la prostituta: la cortesana.
Sin embargo, debemos tener cuidado al equiparar una cortesana con una prostituta, pues este paralelismo se comienza a realizar en el siglo XIX, pues durante la Modernidad, la cortesana era simplemente un miembro más del séquito del Rey y no necesariamente debían ejercer el oficio, aunque sin duda hay muchas mujeres célebres en esta época.
Uno de los personajes más importantes de esta época es sin duda Ninón, pseudónimo de Anne de Lenclos, quien tuvo más de 5.000 amantes a lo largo de su vida, además de ser una de las más serias confidentes de Luis XIV de Francia “El Rey Sol” y el gran Historiador del Arte y hombre de letras Horace Walpole (1717-1797) la llegó a bautizar como “Notre Dame des Amours”.

ninon cortesana real
Ninón de Lenclos
Nació en 1620 y fue hija del señor de la Douardière Henri de Lenclos, convirtiéndose prontamente en cortesana de la corte de Luis XIII, hasta que en 1667 estableció el célebre salón de L`Hotel Sagonne en París, el que era frecuentado por grandes figuras literarias y políticas de la época, donde debemos incluir al joven Arouet, quien más tarde sería conocido como Voltaire, y a quien Ninón le legó en su testamento 1000 coronas para que pudiese ampliar su biblioteca.
¿Por qué atraía a grandes personajes de la época? Su cultura, su facilidad con las letras, su gran ingenio y enorme sentido común, le hicieron ganar el respeto no sólo de los intelectuales del momento, sino también del propio Luis XIV, quién solía tener encuentros con ella para solicitar consejos políticos y de quién declaró sobre ella que “Sus contradicciones preservan la urbanidad”.
Pero no sólo Luis XIV le tomó como confidente, sino que también lo hizo la Reina Cristina de Suecia, quien solicitó entrevistarse personalmente con ella para recibir sus opiniones. También podríamos incluir al Cardenal Richelieu entre los interesados en Ninón, quien le ofreció una gran cantidad de dinero por pasar una noche con ella, y aunque la cortesana aceptó el dinero, los rumores afirman que fue otra persona la que se presentó en la habitación del Cardenal.
Dejando a un lado a Ninón, debemos destacar un aspecto curioso de las cortesanas: en grandes capitales como fueron Roma o Venecia, se debió reglamentar el número de cortesanas por la gran cantidad que había, y todas quedaban regidas por una “Reina”, quién se responsabilizaba de hacer cumplir todas las reglamentaciones policiales para que las cortesanas no tuviesen problemas.

La prostitución en los inicios de la Época Contemporánea.

En los inicios de la contemporaneidad y debido a la existencia de monarquías en toda Europa, las prostitutas continuaron ejerciendo su oficio como “cortesanas” y en el siglo XIX encontramos algunos nombres muy interesantes, siempre relacionados con reyes del continente.
La primera cortesana de la que debemos hablar es “La Bella Otero”, Agustina Otero Iglesias (o Carolina Rodríguez), quién pasó
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Agustina Otero Iglesias, “La Bella Otero”
a la historia como una de las mujeres más hermosas de la Belle Époque, y prueba de ello es que tanto el Rey Alfonso XIII de España como el Rey Eduardo VII de Inglaterra fueron amantes suyos.
Su infancia fue muy conflictiva, lo que le llevó a abandonar su hogar a los 11 años de edad, dedicándose a viajar con unos cómicos ambulantes portugueses durante seis años, hasta que a los 17 decidió abandonar la compañía y dedicarse a bailar en sitios de mala muerte donde ejerció la prostitución e incluso, se sospecha que la mendicidad.
A los 20 años, uno de sus amantes, un banquero francés al que conoció en Barcelona, le comenzó a promocionar como bailarina en Francia, trasladándose con él a Marsella hasta que le abandonó para promocionarse ella misma. Al poco tiempo se hizo conocida en todo el país, haciéndose célebre tanto por su instinto para la danza (pues no era profesional), como también por sus orígenes españoles en el ambiente francés, que lo veían como exótico.
Se dedicó también al canto y a la actuación, y fue con este ramo artístico con el que más sensación causó, llegando a interpretar incluso obras como “Carmen” de Bizet o “Nuit” de Nöel. Su carrera aquí despegó, llegando a viajar a Nueva York o Rusia, donde coincidió en 1890 con Rasputín, y éste a su vez le presentó de forma discreta al zar Nicolás II (1868-1918), a la postre, su amante.
De este modo llegó al escalón social más alto, donde no sólo fue amante del zar ruso, sino también de los reyes Alfonso XIII de España, Eduardo VII de Inglaterra, Guillermo II de Alemania y Leopoldo II de Bélgica, o del gran industrial estadounidense  Cornelius Vanderbilt y el político francés Aristide Briand (uno de los precursores de la unidad europea).
Es tiempo de pasar a otra cortesana y quizá, la más importante de todo el siglo XIX: Lola Montez, cuyo nombre real es Marie Dolores Eliza Rosanna Gilbert (1818-1861), quien se cree tuvo más de 4000 amantes a lo largo de su vida, incluyendo al rey Ludwing I de Baviera, y a personajes muy conocidos de la época como Alejandro Dumas o el compositor Franz Liszt.

La cortesana más importante del siglo.

retrato lola montez
Lola Montez
Si bien sus encantos le harían ocupar un lugar de honor entre las más importantes prostitutas de la historia, fue su enorme influencia política la que le lleva a ocupar este destacado lugar, y todo gracias a Ludwing I, un experto en dilapidar dineros públicos en mujeres, hombres y castillos.
Gracias al rey, Lola pudo presentarse en el Teatro Real, y desde ese momento se convirtió en su amante, pero su aventura no sólo quedaba en el lecho, sino que además intercedía en los asuntos políticos y económicos de Baviera, llegando a ser nombrada Condesa de Landsfeld en 1847.
Ese mismo momento, un grupo mayoritario de personas influyentes del reino iniciaron una revuelta en contra a las acciones del rey y por supuesto, de Lola Montez. A ella le hicieron salir del país (dirigiéndose a Estados Unidos), en tanto que Ludwing I se vio obligado a abdicar en ese preciso momento.
Lola Montez murió a los 39 años de edad a causa de una neumonía, la que contrajo en su primer paseo tras haber sufrido un derrame cerebral que le había dejado paralizada por un tiempo.
Este es un breve repaso a la prostitución en la historia, desde las primeras grandes civilizaciones hasta la Época Contemporánea.
Imágenes: Dominio Público en Wikimedia Commons

Fuente:  http://redhistoria.com/putas-en-la-historia/#.UzBbVlfSv0d

sábado, 2 de junio de 2012

La prostitución, la maternidad, la pareja monógoma. "Las funciones de los Orgasmos" Bibliografía

Marta Elisa, ·Las ocultas" reflexiona sobre la aportación que hace de la prostitución este obstreta. Aunque personalmente, buscar explicaciones científicas, centradas en explicaciones del comportamiento "hormonal" me inquieta bastante porque ni mucho menos el factor hormonal es determinante, y si lo es, y mucho, el cultural y el como se ha ido estableciendo el orden social; desde que los seres humanos eran cazadores-recolectores hasta la actualidad y la necesidad que ha habido de controlar la sexualidad a medida que se iba constriñendo espacios y cada cultura  iba imponiendo sus normas... Lo interesante de esta aportación "científica"es el párrafo que está en negrita. Más de una vez me habéis oído decir que si las prostitutas habláramos, la institución del matrimonio quedaría totalmente desmontada. Hay un hecho incuestionable, los hombres mayoritariamente utilizan el servicios de prostitución en la etapa que coincide con la maternidad y con la menopausia de las mujeres, etapas que es cuando más desatendidos están a nivel sexual y afectivo, si esta demanda, en nuestra cultura occidental habría menos prostitución seguro.¡ojo sin dejar de lado otros  comportamientos sexuales y afectivos  de los varones, que denotan por mil motivos diferentes su insatisfacción con su vida sexual y afectiva y que es muy difícil de clasificar cualitativa mente, porque solo la prostitutas las conocemos de primera mano (no sale en entrevistas  de las que se suelen hacer a los "puteros".
Montse Neira






Todos los episodios de la vida sexual humana pueden alcanzar un clímax, una cúspide. Estas situaciones cumbre son intensas respuestas de los sistemas nervioso y endocrino, cambios en los niveles de consciencia, posibles sendas para escapar de la realidad mundana espacio-temporal, vías para alcanzar estados emocionales trascendentales. La oxitocina, «hormona tímida», es el eje central de todos los estados orgásmicos y extáticos. Tanto durante el parto como durante cualquier otra experiencia sexual, el neocórtex tiene que ponerse en reposo para facilitar la producción de un torrente hormonal, de un «cóctel orgasmogénico» que nos permita relajarnos en la cumbre de la trascendencia. Para ello, cualquier experiencia sexual, y también el parto, precisa de ‘privacy’, de la sensación de «no sentirnos observados».


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No puedo dejar de hacerme eco, aquí, de la mención a las prostitutas que hace un reputado obstetra, Michel Odent, en uno de sus múltiples libros, titulado "Las funciones de los orgasmos" , de la editorial Obstare. Este hombre lleva décadas investigando los estados hormonales asociados a momentos cruciales de nuestra biología, como lo son el embarazo, el parto y la lactancia. Rara vez los científicos se descuelgan con menciones a la prostitución, así que hay que destacar la osadía de Odent, quien, por otra parte, es muy prudente, y no dice más de lo que dice, que es esto:

"El advenimiento de la monogamia estricta tal y como la conocemos es (...) un fenómeno greco-romano. (...) Tan pronto como la monogamia pasó a ser la norma, empezaron a surgir dificultades u obstáculos para la lactancia. En la sociedad griega existían esclavas llamadas "tittai" dedicadas a amamantar a los bebés de sus dueños durante seis meses. Las mujeres de la alta sociedad temían poner en juego su silueta, y temían disponer de menos tiempo para sus "obligaciones conyugales" si daban el pecho ellas mismas. (...)
Por los mismos motivos, durante los últimos doscientos años y hasta hace poco tiempo, en Europa Occidental las mujeres recurrieron a la ayuda de nodrizas. Era costumbre que las mujeres adineradas de la ciudad mandaran a sus bebés a vivir con nodrizas que residían en el campo. Estas nodrizas pertenecían a una clase socieconómica desfavorecida, y algunas de ellas eran también prostitutas. Es interesante observar cómo, en las sociedades monógamas, las nodrizas y las prostitutas pueden llegar a ser consideradas mercenarias que aportan sustitutivos del amor, ya sea maternal o conyugal."

He incluído en este párrafo la referencia a la lactancia porque, si uno lee el resto del libro, entiende la relación que Odent realiza entre dar el pecho durante largo tiempo y la búsqueda de prostitutas. La lactancia está relacionada con hormonas que disminuyen la líbido (o sea, el deseo sexual) en la mujer. Odent, como otros autores, relaciona esta disminución de la líbido femenina (que produce una menor disponibilidad sexual) con la incapacidad de que el matrimonio monógamo "funcione", pues exige, del hombre, asumir largos períodos de abstinencia sexual para los cuales, sin embargo, no parece estar preparado. En teoría él no vive ningún cambio hormonal que le disminuya la libido, con lo cual, según esta suposición, es lógico que se se produzcan tensiones y desencuentros asociados a la crianza tradicional, y de ahí la búsqueda de otras mujeres para satisfacer las necesidades sexuales.

El asunto tiene mucha miga, y se podría debatir desde diferentes puntos de vista. Yo me planteo muchos interrogantes, y creo que la ciencia aún no lo ha visto (ni medido) todo, pero está claro que algo de esto sucede, al menos tal y como vivimos las cosas normalmente. Y también está claro que la "presión social" (que Michel Odent denuncia a lo largo de todo su libro) para que la mujer no "abandone" a su hombre "por" el niño, ha contribuído a que se empuje a la madre a adoptar alternativas a la crianza natural. Nodrizas, biberones...Todo con tal de "liberar" a la madre de sus hormonas maternales, interrumpiendo ese fluír y desapegándola de su bebé para que siga siendo "ella misma". O sea, la que era antes de parir: una mujer predispuesta y atenta a su marido, que pueda cuidar un niño como quien cuida a una mascota. A ratitos y sin que moleste demasiado, para que la vida "de siempre", o sea, la que se considera "vida normal", no cambie, empujada por los poderosos flujos de la oxitocina y la prolactina (hormonas estrella de la primera crianza)

La cosa tiene doble miga cuando se nos explica (el libro también lo hace) las posibles ventajas evolutivas que ha tenido que los ricos (y por lo tanto, poderosos) criaran de esta manera, interrumpiendo los flujos hormonales naturales para "independizar" enseguida al bebé de sus madres. Al parecer, esto facilitaría la introducción de una alta dosis de agresividad contenida en los individuos, cosa útil para conquistar y dominar a los pueblos vecinos, que ha sido la manera que han tenido la mayor parte de "civilizaciones" de prosperar. O sea, según los últimos estudios científicos, la ruptura de la crianza "natural" favorecería un carácter agresivo y poco empático, lo cual se relacionaría con la capacidad de imponerse a otros por la fuerza, expandirse, crecer, etc, y he ahí los imperios floreciendo, los "tiburones" prosperando a costa de otros, etc.

Pero ni siquiera podemos quedarnos ahí, ya que en la parte final del libro, Odent se pregunta si esta misma "ventaja evolutiva" no se está convirtiendo, con el paso del tiempo, en una clara desventaja, ya que la agresividad excesiva y la desconexión con la naturaleza podrían estarnos conduciendo al desastre ecológico y como especie. Entonces, propone un reestudio de lo que el ser humano necesita para desarrollarse como individuo empático y de máxima sociabilidad, y reemprender el camino "natural", aunque sea adaptado a los tiempos que corren.

¿Y donde quedan las putas en todo esto? Bueno, Michel Odent no vuelve a referirse a ellas, salvo en una breve alusión a la prostitución sagrada de la antigüedad (donde las relaciona con la búsqueda de la trascendencia, a través del orgasmo)

En todo caso, parece claro que opina que la prostitución surge asociada a la obligación de la monogamia para todos (y en todas las circunstancias) y también con una especie de "déficit de amor" que los individuos tendrían. (Se refiere al amor en términos exclusivamente hormonales) Este déficit procedería de la manera que tienen de organizarse y relacionarse las personas, que a su vez estaría medida y controlada por unas normas sociales concretas, etc.

En cierto sentido, entonces, se deduce que hay que agradecer a las prostitutas su papel como "consoladoras" de hombres, en un sistema que cojea por diferentes puntos y deja lagunas importantes en la vida de éstos. Pero por otro lado, es fácil deducir que, en un estado ideal de las cosas, ese "consuelo" no sería necesario. Eso sí: ¿Dónde se puede encontrar una sociedad ideal de esas, hoy en día? Que me lo digan, que igual emigro. Lástima, porque creo que no las hay...Aunque soñar es gratis, y yo apuesto por soñar una futura sociedad de ésas. (En alguna parte, al menos)

En definitiva, al terminar de leer "Las funciones de los Orgasmos" me he encontrado con explicaciones científicas que avalan las ideas que expuse en mi libro: la prostitución es una creación de determinadas sociedades y depende enteramente de que existan ciertos tabúes, costumbres y normas impuestas (tanto las dichas, como las no dichas). De todos modos, cuando escribí "Las Ocultas", no había leído al Sr. Odent ni tenía idea de todo esto de las hormonas del amor, la lactancia, etcétera. Me basaba casi exclusivamente en mi propia observación y en la percepción debida al hemisferio derecho. Pero ahora tomo nota, decidida a seguir investigando el apasionante mundo de las relaciones humanas desde que somos gestadas...O cómo creamos la sociedad a partir de las experiencias íntimas que vamos teniendo a lo largo de la vida.