http://www.orgasmatrix.com/entrevista-natalia-ferrari/
Hoy vamos a entrevistar a una puta, y el uso de este sustantivo no
conlleva ningún tipo de descalificativo machista ni irrespetuoso hacia
esta milenaria profesión ya que para empezar es así como se define ella
misma. Natalia Ferrari Diaz no es es un pseudónimo sino el nombre que
figura en el pasaporte de esta prostituta de 23 años que ejerce en
Barcelona desde hace solo dos años. Natalia rebosa sensualidad e
inteligencia pero si hemos querido hablar con ella es sobre todo porque
es de las pocas prostitutas de su edad que no oculta su identidad. Para
defender la profesión que ha elegido libremente, allá donde vaya ella se
presenta como puta, hablando claro, sin tapujos y a mucha honra. Y es
que hablar con ella supone todo un desafío intelectual, en el cual vas a
tener que desaprender muchos de los conceptos y prejuicios con los que
te han educado.
Nos citamos con esta valiente muchacha a las 19:00 en una vinoteca
del barrio del Born para compartir una botella de vino blanco. La
conversación resulta tan interesante que cuando consultamos el reloj,
hemos pasado cuatro horas charlando de putiferio, activismo y
pornofilia. Invita esta casa porque además de extraordinariamente
seductora resulta que es admiradora de Orgasmatrix. Me convence tanto su
discurso que me planteo si sacar 250€ del cajero, su tarifa mínima, y
pegarnos un revolcón de hora y media para probar en primera persona su
servicio de girlfriend experience. Pero una vez valorado el estado de mi economía, acabo decantándome por dirigirme a casa y repasar los nuevos posts de Pinjed.
Vamos a empezar por el principio, en el momento de tu vida decides dedicarte a esto y el porqué.
Un día me doy cuenta que estoy gastando mi vida en un trabajo que no
aporta nada a las temáticas sociales que me preocupan y tampoco ayuda en
mi crecimiento personal. Cobro el salario mínimo trabajando 6 días a la
semana casi a tiempo completo. Después de esta revelación analicé el
mercado laboral y noté que lo único que tenía para ofrecerme era más de
lo mismo. No me daba la gana resignarme a que ese fuera mi estilo de
vida. No sé muy bien cuando empecé a considerar la prostitución como una
alternativa mejor, recuerdo sentirlo como una opción muy natural.
Siempre he tenido una admiración por todo lo que se sale de la normativa
y por las mujeres que se empoderan de su vida y su sexualidad. Desde
muy pequeña identificaba a las putas o actrices porno como mujeres
fuertes e independientes, y de alguna forma, sentí que pertenecía a ese
grupo. Estuve un tiempo pensando sobre ello, sobre cómo hacerlo de la
mejor forma posible. Tenía mis inseguridades pero todo se aclaró cuando
descubro que una amiga lleva un año trabajando como puta. Conocer su
experiencia y cómo se siente me reafirma mis ideas sobre autonomía y
empoderamiento. En ese momento queda claro que puedo montármelo como yo
quiero y eso es lo que más me atrae.
¿Cómo consiguiste tu primer cliente?
Mi primer cliente lo consigo publicando un anuncio en internet en una
página cualquiera de contactos. Recuerdo estar muy nerviosa esos días y
agobiarme por la cantidad de llamadas que recibía así que decidí apagar
el teléfono. La primera cita la concreté por correo. Sobre el encuentro
lo más importante a destacar es mi sentimiento final de “joder, ¿por
qué no he empezado a trabajar de puta antes?”
Pues las feministas abolicionistas y algunos
políticos dicen que nadie elige prostituirse libremente y que se trata
de un tipo de represión machista.
Decir que nadie lo elige libremente es una estrategia comunicativa.
Tienen que decir que estamos coaccionadas por fuerzas malignas, porque
si no fuera así, se estarían poniendo en contra de un grupo de mujeres
que eligen sobre su propio cuerpo, diciéndoles lo que pueden y no pueden
hacer y hacer eso, no es muy feminista. Pese a que empatizo con las
preocupaciones sobre la prostitución no estoy de acuerdo con sus
estrategias y creo que fallan, y mucho, al negar realidades como la mía y
las de todo un colectivo de prostitutas que hablan en primera persona
de lo mucho que disfrutamos con nuestro trabajo. Como ejemplos están las
organizaciones
APROSEX o
Prostitutas Indignadas, ambas en Barcelona y con portavoces prostitutas que dan la cara por sus derechos.
Hablar de la prostitución como un “tipo de represión machista” es
seguir con el tan cansino discurso de que todos los clientes son
monstruos y que todas las putas somos víctimas. Las relaciones
desigualitarias entre hombres y mujeres existen en parejas, matrimonios,
polvos de una noche, y sí, también entre putas y clientes pero bajo
ninguna circunstancia es algo intrínseco de la prostitución. Solo un
reflejo de la sociedad y las identidades de cada participante en la
relación. Si tienes una postura abolicionista y no quieres ver
relaciones de poder injustas lo mejor que puedes hacer es educar a la
gente. Yo misma y la mayoría de putas que conozco tenemos un claro
mensaje feminista y no aceptamos faltas de respeto de ningún hombre. Se
deja claro desde el primer momento que las condiciones las marcamos
nosotras y solo serán nuestros clientes quienes están de acuerdo con
ellas.
Se dice que estás cometiendo un atentado contra los derechos de la mujer ya que fomentas la trata y el patriarcado.
Creo que se comete un atentado contra nuestros derechos cuando se
pone en duda el poder de decisión de las mujeres sobre nosotras mismas.
Las putas decidimos sobre nuestros cuerpos y experimentamos con nuestra
sexualidad según intereses propios y no culturales. Parece que molesta
que las mujeres (y hablo de mujeres excluyendo a los hombres porque la
prostitución masculina no genera ni de lejos la misma controversia) ya
no nos creemos el cuento de que debemos entregar la vagina solo al “amor
de nuestras vidas”. Las putas cobramos por algo que socialmente se
entiende que debería ser gratis. Si estoy cometiendo un atentado contra
alguien es contra el amor romántico y la iglesia.
Muy interesante pero, ¿no preferías cambiar de oficio si ganaras lo mismo trabajando como camarera?
Me encanta mi trabajo, y la principal razón no es el dinero que gano
sino la autonomía. No podría trabajar para intereses de terceros
aceptando las condiciones que establece otro sobre el uso de mi tiempo y
energía. La principal ventaja de ser prostituta independiente es ser tu
propia jefa y hacer verdaderamente lo que tú quieres. Claro que si
tuviera la opción de no trabajar de nada, lo haría. Seguro que
cualquiera que me lee estará de acuerdo conmigo que en lugar de trabajar
preferiría gastar su tiempo en otras cosas, pero vivimos en un sistema
que nos demanda dinero para acceder a ciertas comodidades. Resulta que
si trabajas siendo puta puedes conseguir dinero rápido e invertir tu
tiempo de forma hedonista.
¿Aceptas a cualquier cliente, por feo, sucio y
desagradable que sea? ¿Qué metodología aplicas para saber si te interesa
aceptar al cliente?
Es muy importante para mí que la persona que esté interesada en una
cita conmigo sepa quién y cómo soy. Así me aseguro que existe una
compatibilidad de carácter y que queremos experimentar el mismo tipo de
encuentro. Eso es lo que determina o no si acepto a un cliente y se
suele ver con facilidad mediante correos o una llamada de teléfono.
Nunca voy a juzgar a una persona por su apariencia física. Puedes tener
la belleza de un Adonis, pero si te comportas como un gilipollas, eso es
todo lo que serás y tu atractivo disminuirá a cero. En cuanto a la
higiene personal, es de protocolo que el clientes se ducha antes, aunque
los seres humanos, antes de un encuentro sexual y siempre que tengamos
oportunidad de hacerlo, solemos procurar estar limpitos por esto de las
normativas sociales y el respeto hacia el otro. Los puteros no son una
subespecie aparte.
Pero vamos a ver, ¿no se ha de tener mucho estómago para meterte en la boca la polla de según quién?
Cuando alguien hace preguntas de este tipo siempre le animo a que
analice qué carajo visualiza como hombre que va de putas y por qué tiene
esa imagen. Dicho eso, mis clientes son personas que pueden ser más o
menos guapos, igual que yo y que tú. La belleza es muy subjetiva y a mi
personalmente lo que más me pone de mi trabajo es el contexto y no un
par de ojos bonitos. Hago muchos filtros para asegurarme que no estoy
con personas que tienen una identidad que encuentro desagradable. Creo
que en esos casos debería tener estómago y mucha paciencia, y realmente,
no quiero que mi trabajo se convierta en algo que me cueste hacer.
Quiero que se mantenga como algo divertido, con relaciones humanas
cercanas. Si siento que tengo que poner muchos esfuerzo mental para que
la cita sea placentera para ambos, es un claro indicador de que esa
persona y yo no nos vamos a entender, y en esos casos, no acepto la
cita.
¿O sea que disfrutas cada una de tus relaciones sexuales?
A distintos niveles, claro, pero sí. Para mantener este trabajo
tienes que tener un deseo sexual alto y a mi me gusta mucho follar. Por
otro lado me apetece puntualizar que en 1:30h no solo hay sexo. Una
parte muy grande del encuentro se ocupa conectando con la otra persona y
compartiendo un espacio de tranquilidad y cariño. Dado que como dije
antes, mis clientes son personas que verdaderamente quieren estar
conmigo, nos solemos entender con facilidad y “disfrutar” suele surgir
de forma natural. Normalmente mucho rato de la cita se centra en
compartir historias y opiniones con alguien que te comprende o que al
menos tiene una gran predisposición para hacerlo. En cuanto al sexo,
para sorpresa de muchos, los puteros tienen una sensibilidad y respeto
máximo por mi cuerpo. Les importa qué cosas me gustan y cuales no.
Se supone que una prostituta está a la merced de los
deseos y caprichos del cliente. ¿Tu sexualidad no debería ser
irrelevante para tus clientes?
La sociedad supone muchas estupideces con respecto a las putas. La
experiencia que yo ofrezco está definida según mis preferencias. Si un
ser humano quiere algo distinto, busca a una puta distinta. El hombre no
impone sus deseos a las putas, elige a una que puede aportarle lo que
él quiere. Desde luego que existen personas que no tienen en
consideración los gustos de sus parejas sexuales. Estos especímenes
están en cualquier tipo de relación íntima posible y es un problema de
educación sexual/emocional por parte de todos los implicados. Con las
relaciones entre putas y clientes todo es más fácil. Existe una
jerarquía de poder en donde somos nosotras las que tenemos el control de
la situación. Esto se da por hecho, no es muy difícil, sólo se trata de
ser amable con tu pareja. Las prostitutas no somos una categoría
inferior de mujeres. Tenemos tanta sensibilidad y derecho a disfrutar
como cualquiera que no sea puta. Sólo hace falta tener un poco de
sentido común para darte cuenta de esto. Los individuos autoritarios y
dominantes que creen que tienen derecho sobre mí por su dinero o por la
posesión de un pene se identifican con facilidad y no entran a mi cama.
Veamos, defiendes que la prostitución no es más que
una transacción comercial como cualquier otra y que lo que diferencia a
una masajista de una puta es básicamente el contacto con los genitales.
Si es así, ¿cómo justificas ganar 300€ la hora? ¿No está sobrevalorado?
No, creo que está infravalorado. Las putas ejercemos un trabajo
fundamental para la paz mental de muchos. Guardamos muchos secretos
porque prometemos un grado de discreción que en otros entornos quizás no
tendrían. Por otro lado, hay que valorar los riesgos a los que nos
exponemos. Hay muchas mujeres que llevan muy mal el estigma y sienten
que si su entorno se enterara se les arruinaría la vida. También hay que
tener en cuenta el riesgo de ETS. Aquí nadie viene con una analítica
hecha en un máximo de 21 días.
Personalmente yo con esos precios sería muy exigente
en cuanto a prácticas sexuales. ¿Ofreces servicios deliciosos como por
ejemplo la lluvia dorada o el sexo anal?
Realizo prácticas que son deliciosas bajo mi criterio. Recuerdo que
hace tiempo un hombre me preguntó si durante el sexo podría darle
puñetazos en los huevos. Física y mentalmente podría haberlo hecho.
Podría haberle dicho que sí, pero no disfruto en absoluto con eso y
aunque humanamente me resultaría posible hacerlo, no me parece justo
prometer una calidad de servicio que quizás no puedo entregar porque
debería estar fingiendo. Esto es aplicable a los ejemplos que señalas.
Entonces ¿qué aportas que no pueda ofrecer la pareja sexual de tu cliente?
Una espacio de tranquilidad y cariño para que disfrutes sin
presiones. Nadie espera que seas un amante maravilloso y me enamores con
tu habilidoso pene. No hay compromisos y el momento que pasamos juntos
es sólo nuestro. No interfiere en la vida del otro. Las putas no
juzgamos, somos cercanas y empáticas. Es un contacto humano que no tiene
por donde amargarte. Siempre lo defino como un chute de dopamina. No
defino el servicio mediante las prácticas sexuales.
¿Realmente disfrutas follando con tus clientes, o la
gran suma de dinero que obtienes es lo que te hace olvidar y compensar
lo que estás haciendo?
Cuando estoy mucho tiempo sin trabajar lo echo de menos. Follar con
desconocidos de esta manera es una preferencia sexual. Desde que tengo
11 años tengo impulsos sexuales pero follé por primera vez a los 18 con
quien era mi pareja. No me gusta ligar, no me apasiona la idea de ser la
novia de alguien, no quiero tener relaciones a largo plazo. Al menos no
en este momento de mi vida. Las relaciones con mis clientes me aportan
mucho a diferentes niveles. Es el trabajo ideal para mí.
Sobre el comentario de “la gran suma de dinero que obtienes”: Otra de
las estupideces que asume la sociedad sobre las putas es que estamos
forradas y que con eso compensamos y justificamos todo. Muchas putas
somos mileuristas y estamos conformes con eso porque nos permite acceder
a las comodidades que consideramos justas para nosotras y además, al
trabajar poco, tenemos mucho tiempo para dedicarnos a proyectos
personales sin rendirle cuentas a nadie.
Muchos deben pensar que dices disfrutar porque es lo que todos tus clientes quieren oír.
Su incredibilidad es un reflejo de sus prejuicios sobre las putas.
Hay mujeres a las que nos gusta follar con desconocidos que nos pagan,
que aceptan nuestras condiciones y luego no se involucran de forma
activa en nuestra vida.
Entonces también te debes dejar llevar, es decir,
que si surge en medio de la relación podemos acabar haciendo algo que no
hayamos acordado de antemano o alargar el fornicio.
Claro, pueden crearse momentos con clientes en donde las cosas se
vuelven tan intensas que nos dejamos llevar y sucedan situaciones que no
teníamos previstas. No somos máquinas y cuesta frenar el deseo. Pero
esto no es la norma y queda entre mis clientes y yo.
Respeto tu opción sexual pero opino que cuando se
establece una relación sentimental profunda con una persona, en la cama
se alcanza un clímax inalcanzable mediante la relación esporádica o la
prostitución. ¿No te interesan este tipo de relaciones sexuales?
Estoy de acuerdo en que pueden nacer vínculos dentro de relaciones
afectivas que intensifiquen el placer durante el sexo. La cuestión es
que alcanzar eso requiere mucho trabajo. No descarto la posibilidad de
intimar a ese nivel con alguien si lo creo oportuno, pero no tengo el
deseo o la predisposición en este momento de mi vida. Por otro lado
siento que el escenario que planteas y la prostitución son completamente
compatibles y pueden convivir entre sí en armonía. Todo depende del
momento de mi vida en el que me encuentre.
¿Las altas tarifas de las prostitutas de lujo
suponen un filtro de calidad en los clientes? Es decir, para que solo
aparezca gente selecta, que se lo pueda permitir.
Muchas veces el estatus económico de alguien nos ayuda a hacernos una
idea del tipo de cultura y educación al que ha sido expuesto. Otras
veces esto no te dice realmente nada y solo pone en evidencia tus
prejuicios. La prostitución de lujo no es simplemente una forma de
filtrar personalidades, también experiencias. Hay putas que solo quieren
follar con hombres que las saquen a cenar, les regalen cosas bonitas y
con quienes puedan tener conversaciones interesantísimas y por eso
determinan que su tarifa mínima es 1.500 euros por pasar toda una noche
juntos. No les da la gana hacerlo por menos y saben que existen hombres
que lo pueden pagar así que van a por ellos.
¿No es esa una postura clasista?
Ser clasista es discriminar a alguien en función de su clase.
Reconocer que las clases existen y que hay diferencias entre unas y
otras no supone una discriminación. No se las defiende ni se considera
justo mantenerlas, solo se puntualiza que están ahí. Hay personas que
pueden comprarse un iPhone y hay otras que no. Dentro de las clases
están los individuos y cada uno se hace a sí mismo como mejor puede. En
mi caso, tengo muchos clientes que son empresarios y muchos otros que
son empleados con un salario básico. Lo que determina que prefieran ir
con una puta que cobra 300€ en lugar de ir con una que cobra 70€ es su
identidad y no necesariamente sus posibilidades económicas.
Tengo entendido que la chupas con condón. ¿No te exigen tus clientes una felación a pelo?
Un cliente no me exige absolutamente nada. Los señores con una
actitud prepotente que insisten en que haga algo que yo no quiero hacer
no llegan a ser mis clientes. Estas cosas se informan antes de concretar
la cita. Todo hombre que considere que las mamadas a pelo son
importantes para él se va a molestar lo suficiente en averiguar si la
puta lo hace o no. Como he dicho antes, es más fácil encontrar a alguien
que ofrezca lo que tú buscas que intentar convencer a una persona que
claramente te comunica que no lo hace.
Y para prevenir el contagio del cliente, ¿también utilizáis campo de latex en el cunilingus?
Si me lo piden, claro. Nunca nadie lo ha hecho. Hacer mamadas con
condón no es únicamente por una cuestión de seguridad, también es
preferencia sexual. Fuera de mi trabajo hace tiempo que no hago
felaciones a pelo en relaciones esporádicas. Por la misma regla creo que
quienes hacen cunnilingus sin protección es porque ellos también
disfrutan con la experiencia y lo prefieren así y quien no, no lo hace.
No existe ninguna obligación en ese sentido, la idea es que estemos
todos cómodos.
¿Recibes chicas?
Lamentablemente demasiado pocas y quienes se animan a hacerlo por primera vez suelen hacerlo acompañadas por sus parejas.
Y en cuanto al riesgo de ser agredida por un cliente, ¿no es éste un oficio peligroso?
Las putas tenemos medidas de seguridad. Conozco chicas que tienen
instalado sistema de cámaras en el piso donde trabajan. Puede ser un
trabajo peligroso si no tienes cuidado. Hay situaciones de riesgo que se
pueden evitar con mucha facilidad. Jamás acudo a domicilios, no trabajo
en la calle ni subo a coches de desconocidos. Si alguien me transmite
un mínimo de inseguridad, no quedo con esa persona. El piso donde recibo
es un edificio de viviendas y es muy iluso asumir que estoy
completamente sola.
Recuerdo que hace unos años había una escort que
tenía una cuenta de Twitter muy interesante, en la cual explicaba sus
anécdotas, a la vez que defendía su oficio, como bien haces tú. De
repente dejó de tuitear y dijo que un cliente le había arreado tal
paliza, que estaba viva de milagro. Después de eso dijo que abandonaba
la prostitución y regresaba a sus estudios universitarios. Y es que hay
mucho tarado por ahí. ¿No tienes miedo de eso?
Tengo más miedo cuando voy en el el metro que cuando estoy con un
cliente. Desde luego no hay herramientas mágicas para evitar una
situación como la que describes, pero es que no las hay para ningún
contexto. Se toman todas las precauciones que vemos posibles en cada
cita y honestamente, las únicas veces que me he sentido violentada por
hombres ha sido por parejas afectivas, jamás con un cliente. Soy
consciente de que existen personas que son basura y que quieren hacer
daño pero mientras te escribo esto pienso en mis clientes y el aprecio
que les tengo a tantos de ellos que es impensable para mi que alguno me
lastimara de esa manera. ¿Puede pasar? Cierto. También puede que mañana
en el metro alguien te de una patada en la boca porque no le gusta tu
cara.
¿No sería más cómodo para ti utilizar un pseudónimo y no dar la cara?
Sería algo completamente contrario a mi identidad y ahí caería en una
incomodidad y amargura infinita. Desde el primer momento supe que no
iba a tener una doble vida. La sociedad estigmatiza a las putas por unos
valores enfermizos y yo no voy a adaptarme a una sociedad enferma.
Quiero que mi ejemplo forme parte de un cambio hacia el progreso. Que se
normalice la profesión y que nosotras empecemos a ser vistas como
mujeres con los mismos derechos y estatus social que cualquiera que no
es puta.
¿Crees que con ello están aportando tu granito de arena para corregir una injusticia social?
Desde luego. Cuando las putas empezamos a hablar por nosotras mismas
invalidamos el discurso de todos aquellos que creen que pueden hablar en
nuestro nombre. Esos falsos rescatistas con mensajes paternalistas y
salvadores de nuestras almas muy preocupados por el uso que hacemos de
nuestras vaginas. Si yo, y todo un colectivo de prostitutas, te decimos
mirándote a los ojos y con voz firme que estamos orgullosas de ser
putas, tus teorías abolicionistas se van al carajo y pasan a ser
aplicables solo a algunos casos puntuales y no a toda una profesión.
Pues a pesar ser también trabajadoras sociales, las
pornostars que ejercen la prostitución suelen ocultarlo. Y las que no
ejercen quieren dejar muy claro que son oficios distintos y que ellas no
se prostituyen, dando la impresión de que un oficio es más digno que
otro. ¿Crees que socialmente está más respetado el trabajo de pornostar?
¿Por qué?
Creo que trabajar en el porno está menos estigmatizado que ser
prostituta porque lo segundo suele asociarse casi de forma instantánea
con un submundo oscuro de abusos y hay pocos casos que demuestran que
esto no es así. Si te fijas en reportajes o debates muchas veces ni
están presentes prostitutas mientras se habla de ellas. En cambio la
pornografía con el tiempo se ha vuelto más transparente gracias a
personajes que han hecho públicas sus vivencias. Cuando
Sasha Grey,
Stoya o, sin ir más lejos
Amarna Miller,
empiezan a compartir características de sus identidades e inquietudes
personales más allá de su trabajo, se alejan inevitablemente del retrato
de mujer objeto, sucia y estúpida que no vale para nada más.
Cualquier tipo de trabajo sexual está mal visto porque choca con
valores cristianos que representan un uso genital específico y
restrictivo. El problema en la prostitución existe cuando las propias
putas se creen esa historia, como el ejemplo que pones de actrices que
se prostituyen pero lo ocultan porque creen que eso les perjudicará la
imagen. Creo que debemos reapropiarnos con orgullo de la palabra puta y
desactivar el insulto. Cuando le das una connotación positiva fuerzas a
la gente a que se replantee sus ideas.
¿Es cierto que también quieres dedicarte al porno? ¿Por qué? ¿Qué tipo de porno te gustaría hacer?
No diría que quiero dedicarme pero sí explorar. Siento que me permite
indagar en un tipo de sexualidad diferente, me apetece exhibirme.
Productoras como
X-Confessions,
Lucie Blush,
BlackMind Studios, Abby Winters o Four Chambers son algunas de las que
están en mi lista, y si todo sale bien, este Octubre grabo con una de
ellas. Quiero formar parte de proyectos que aporten un valor al mundo y
provoquen saliéndose de la normativa.
En todo este rato que hemos pasado juntos, tu
teléfono no ha parado de sonar. Debes estar amasando una fortuna.
¿Cuántos clientes recibes al mes?
Los justos y necesarios para mantener un estilo de vida cómodo en el
que poder dedicarme a mí misma y trabajar en proyectos a largo plazo en
los que firmemente creo pero no me dan ni un duro y requieren atención.
¿Aplicarás descuento a los lectores de esta entrevista?
No, les cobraré más :)