Las putas circunstancias…
Hace unos días regresé de mi tierra. Un largo y merecido paréntesis en la rutina diaria, que me ha servido para reencontrarme con mi gente de toda la vida; y para conocer a gente nueva que ya cuenta con mi aprecio. Por supuesto, toda moneda tiene dos caras, y sentir en los que te rodean los efectos de la mal llamada crisis escuece más que cuando simplemente uno está informado de una situación general a la que no se le acaban de poner nombres.Estudios inacabados gracias a reformas absurdas del sistema de amaestramiento (lo siento, llegados a este punto me niego a llamar a “eso” sistema educativo); condiciones de mierda en trabajos que no llegan ni a precarios en sus mejores días -sumadas a la cantinela recurrente del “y por lo menos tengo trabajo, no me puedo quejar”-; y paro de larga duración y pocas o nulas perspectivas de futuro para una buena parte de mi gente, no pueden joderme el placer de su compañía, pero sí dejarme un regustillo amargo y unas crecientes ganas de destripar políticos y hacerme un traje con sus tripas, cual Lady Gaga -eso sí, con los hermanos de Brutal Slaughter tocando de fondo.
En medio de este contexto de me-río-por-no-llorar y quien-me-deja-una-escopeta-cargada-y-veinte-minutos-a-solas-en-un-pleno-del-congreso; surgió una frase que no pudo sino sorprenderme.
“Como siga la cosa así, al final me voy a meter a puta”
No sabía si reír o llorar; así que opté por reír. No por la frase, y supondréis que mucho menos porque tenga prejuicios sobre el oficio; sino por quien lo dijo y por la simpleza del argumento que respaldaba tal afirmación. Y lo peor de los argumentos simples, es lo difíciles que resultan de rebatir.
Os pongo en situación:
N. es una amiga, de la pandilla, que entre otras muchas se define como feminista. Y “por supuesto” como abolicionista… o al menos se definía como tal hasta nuestra anterior conversación-debate (debo decir que muy animado!) sobre la prostitución. Hubo argumentos de toda clase, entre los cuales no faltaron los ya consabidos argumentos de tipo moral -no está bien, atenta a la dignidad de la mujer- las generalizaciones -ninguna mujer puede decidir libremente ejercer, ninguna mujer que se dedica a ello tiene otras opciones- y los de tipo feministas-del-mundo-vayamos-a-cortar-pollas -la prostitución es en sí misma sometimiento de la mujer hacia el hombre, todas son víctimas de trata-
De ahí mi gran sorpresa cuando escuché esas palabras de su boca: “Como siga la cosa así, al final me voy a meter a puta”. Es sorprendente como la vida nos pone ante situaciones que nos hacen plantearnos las cosas de forma diferente. Resulta que después de meses de enviar CV de forma infructuosa, de buscar sin encontrar, de tirar de ahorros y trabajillos a diestro y siniestro, la cruel realidad se impone: vivimos en una sociedad en la que necesitamos dinero para -casi- todo.
Llegados a este punto, y estando ambos de acuerdo sobre el triste hecho de que necesitamos dinero para movernos en esta sociedad; el argumento más sencillo parecía ser el “no me queda otra”. Argumento con el que no podría estar más en desacuerdo, y que además refuerza en gran medida el prejuicio victimizador que existe sobre la prostitución (todas víctimas, pobrecitas, no les queda otra, y tampoco es tengan capacidad de elegir). Sacado directamente del discurso abolicionista del “sistema prostituidor”, se utiliza única y exclusivamente para hacernos la puñeta. Dicho discurso parte de la base de que existe todo un sistema heteropatriarcal y machista destinado a someter a la mujer (hasta ahí, todo bien, todos de acuerdo). La mujer, puesta en una inevitable situación de inferioridad no tiene más salida que -retomo los mismos términos del discurso- “vender su cuerpo” para satisfacer los deseos de los hombres (ya sabéis, esa plaga maligna que encarna todo lo nocivo de este y otros mundos en los discursos abolicionistas). Así pues, dado que se trata de todo un sistema organizado para tal fin -sistema prostituidor-, a la mujer “no le queda otra”. ¿Podría parecer lógico, verdad? Y aún peor, a grandes rasgos, es casi cierto. Una lástima que no sea un discurso que se utilice para cambiar el sistema en sí, sino para tratar de victimizar e invisibilizar el trabajo sexual y a quienes lo ejercemos (ya hablaremos del “techo de cristal”, y de machismo institucional en otro post, porque si no, no acabo este)
Podría… pero si separamos la prostitución de la trata -cosa que no me canso de repetir -no son lo mismo, y nunca lo serán- podemos centrarnos en un detalle que tienen tendencia a pasar desapercibido.
Y es que el argumento del “no le queda otra” es una forma rápida de quitar de un plumazo, todo poder de decisión de la persona. Ea, ya está, las circunstancias me obligan; no hay nada que hacer, no me queda otra, es el destino, los hados, la fatalidad… Así pues, con esto se consigue convertir automáticamente a alguien en víctima, sin culpabilizarla demasiado para que no se rebele. Porque admitamoslo, para mucha gente eres menos mala si eres puta porque “no te queda otra” que porque “estoy hasta el coño de trabajar 18 horas diarias para ganar una mierda”. Repito una vez más, que una vez separadas la prostitución de la trata, hay un leitmotiv que todos deberíamos grabarnos en la mente: que las opciones no te gusten no significa que no haya elección.
Entre las opciones – a voz de pronto- estaban: entrar de becario en una empresa con periodo de prueba de 3 meses, no remunerado hasta pasado el periodo de prueba; un anuncio de empleada del hogar interna, 7 días a la semana, con un sueldo bruto de 400€; 2 meses de periodo de prueba y contrato a partir del 3º mes; carterista, artista callejera, niñera (sin contrato, por supuesto), captador de socios para esas tan valiosas ongs que tanto hacen por que sus directivos cobren un sueldazo y a los demás que les den… Seguir insistiendo en los veinte mil puestos de trabajo en los que ya había presentado candidatura hasta que la cojan por pesada… (pasaré por alto las opciones menos legales) Ah!, y meterse a puta; aunque parece que sí que le quedaba otra.
¿Opciones? Claro que las hay. ¿Que son opciones de mierda? Pues la mayoría sí, otras incluso peores. También queda la de joderse y aguantarse como hasta ahora; sobrevivir como se pueda, recurrir a familiares y amigos, y un largo etcétera.
No se trata aquí de que esté animando a nadie a meterse a puta. Quienes me conocen saben que jamás lo haría: bastantes somos ya y no necesitamos más competencia Bromas aparte, no se trata de animar a nadie, pero sí de ser consciente de que muchas veces, cuando se dice “no me queda otra” realmente se quiere decir “es la opción que menos me disgusta”.
No siempre hay una opción buena; una que nos guste y que se adapte perfectamente a nuestros sueños y ambiciones inmediatos -y a poder ser, que nos requiera el mínimo esfuerzo- Sin embargo, argumentos como el “no me queda otra” , sólo ayudan a quitar capacidad de decisión a las personas. Las victimiza de una forma sutil, pues a la par que las reprueba las justifica; jugando con la culpa y la vergüenza que pueda sentir alguien que no haya tenido la oportunidad-o que todavía esté en proceso- de empoderarse. Porque cuando justificas las acciones o las decisiones de alguien, en gran parte estás reforzando la idea de que deben ser justificadas; de que no están bien; no son “normales”.
Tenemos que reconocer que la mayoría no tenemos la voluntad ni los conocimientos para salir del sistema y vivir completamente al margen. De vez en cuando, nos sorprende algún artículo hablando de tal o cual persona que lo dejó todo para ir a vivir al quinto coño, sin dinero y sin tecnología. Y aunque guardo ciertas dudas sobre la viabilidad de hacerlo; debo decir que admiro a quienes son capaces de llevar a cabo sus proyectos de esa forma. Pero para muchos es una opción tan alejada de nosotros y tan extraña, como para otros puede ser nuestro oficio.
No todo son luces, servicios rápidos y bien pagados con clientes de ensueño. No todo el mundo lo lleva bien, y buena parte de la gente del oficio lo considera temporal, y quiere salir cuanto antes. Otros, otras, no queremos -personalmente, lo echo mucho de menos- Pero añadir, con ese tono condescendiente y paternalista, “no le queda otra” no ayuda en nada, a nadie. Salvo tal vez a esas células abolicionistas, que lejos de preocuparse de nosotras y de las víctimas de trata -insisto,estamos en situaciones diferentes- se preocupan casi en exclusiva de reforzar todo tipo de prejuicios sobre nosotras, nos ignora a nosotros, y juegan con culpas y vergüenzas que ellas mismas han inventado para vivir a nuestra costa.
Se dice, que el camino al infierno está asfaltado de buenas intenciones (más o menos… siempre destrozo los refranes, así que no os riáis mucho!). Bien, puedo entender que detrás del “no le queda otra” muchas veces se esconde una buena intención, pero no es la forma de hacerlo.
Cuando te preguntan al respecto; ves que esperan que contestes “porque no me quedó otra”, esperan que trates de justificarte en cierto modo; de quitarte “culpa”. Personalmente siempre contesto lo mismo: porque puedo. No es chulería…bueno, un poco. Pero es la verdad: puedo hacerlo, porque lo he decidido, porque responde a mis expectativas económicas tanto por cantidad como por plazos de pago (es dinero rápido,no es dinero fácil, pero sí que es dinero rápido); porque no me crea ningún tipo de conflicto moral para conmigo mismo; porque lo vivo bien, porque de todas las opciones que tenía esta era la que más se ajustaba a mis necesidades y la que mejor encajaba con mi modo de vida.
Sí, fue por dinero (¿Y quién no?) Y sí, fueron por las putas circunstancias por las que empecé, y por las mismas putas circunstancias por lo que volví después de unos años fuera del circuito. Pero no fue porque no me quedaba otra. Fue porque yo elegí esa opción. De entre todas las que había.
PD: Gracias a mi amiga N., que no se si leerá este artículo y si se reconocerá en él, por haberme puesto a pensar de nuevo. Gracias por su honestidad y por los apasionados debates que mantenemos de vez en cuando sobre feminismos. Espero que sepa perdonarme por haber sacado un poco -mucho, muchísimo- de contexto un comentario jocoso para tratar de hacer una reflexión en este espacio. Desde aquí, un beso y un abrazo.
PD2: Ah! y no te metas a puta… que somos muchas!
PD3: Bueno, si lo haces, avisa… te daré un par de webs con algunos consejos que debes tener en cuenta. La seguridad es lo primero
Fuente: http://putaenfermera.blogspot.com.es/
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