miércoles, 13 de mayo de 2015

Entrevista a Post-puta Feminista Melissa Gira Grant

La entrevistadora: Katie Cruz “activista feminista y académica”
Conocí a Katie en un café de Bricklane, una tarde de domingo que llovía mucho y que nos pusimos finas de té. Habíamos quedado para preparar una charla sobre la Renta Básica desde una perspectiva Feminista para una asociación de estudiantes. Yo, que soy muy de fetiches, tuve un crash intelectual con Katie a primera vista. Su discurso me recuerda un poco al del personaje que representa Maisie Williams en la película “The Falling”. Dulce, descarado y lúcido. Cuando nos conocimos, Katie acabada de defender su tesis doctoral sobre trabajo sexual y yo no podía parar de hacerle preguntas. Investiga sobre los límites legales del trabajo sexual como derecho laboral. Para su tesis, entrevistó a diferentes trabajadoras sexuales, utilizó datos etnográficos gracias a su involucración como activista en colectivos en defensa de las trabajadoras sexuales en Londres y lo empaquetó todo desde la perspectiva de la teoría política y legal feminista. Las conclusiones de su tesis giran alrededor de los siguientes ejes: la descriminalización del trabajo sexual, el reconocimiento de las trabajadoras sexuales como trabajadoras y el derecho a sindicalizarse en sus lugares de trabajo. También ha publicado artículos que relacionan marxismo y feminismo desde la perspectiva de la problematización de imaginarios laborales contemporáneos y tiene un futuro por delante como investigadora feminista que va a dar mucha caña en estos temas. 
Por esto y por muchas cosas más, me fascina Katie. 

La entrevistada: Melissa Gira Grant “post-puta y periodista”
Melissa Gira Grant (@melissagira) es escritora y periodista y cubre temas relacionados con sexo y política. Se metió a puta para poder financiar su carrera como escritora y ahora habla y escribe sobre ello ¿cómo no la voy a querer? Acaba de publicar un libro con la editorial Verso Playing the Whore: The Work of Sex Work”. Traducido, vendría a ser algo así como “El rol de Puta: El Trabajo del Trabajo Sexual”. En su libro, reta muchos mitos sobre la venta de sexo que vienen muy bien para rebatir argumentos abolicionistas. Le saca los higadillos a tesis relacionadas con la obsesión que tienen algunas en hablar sobre las trabajadoras sexuales como seres a quienes tener pena y rescatar. Al mismo tiempo, es muy crítica tanto con las condiciones de la Industria del Sexo como con su criminalización. 
Hace un par de semanas, Katie entrevistó a Melissa para la publicación RedPeppers y me pareció que ponían sobre la mesa temas muy refrescantes para contextualizar el debate que ha surgido estos días alrededor de la prostitución. Las preguntas sobre la relación entre movimientos por los derechos de las trabajadoras sexuales con el feminismo y las respuestas que profundizan sobre las condiciones materiales y laborales de las trabajadoras del sexo vs. discursos sentimentalistas de las abolicionistas, me parecen particularmente brillantes. 

Ahí va…

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Katie empieza así…

En su libro “Playing the Whore”, Melissa sostiene que las trabajadoras sexuales deberían tener espacio para discutir colectivamente sobre “cómo son tratadas sin que la gente les diga que lo que tienen que hacer es salir de la industria”. Hablé con Melissa sobre la historia, organización y demandas del movimiento de las trabajadoras sexuales (SWRM son las siglas en inglés de social workers rights movement).




Melissa, me gusta mucho tu descripción del SWRM en relación con otros movimientos y protestas, incluyendo su relación histórica con el feminismo. ¿Quién crees que se beneficia cuando los matices entre movimientos salen a la luz?
Para responder esto podríamos relacionarlo con los movimientos por el sufragio o por los movimientos en Estados Unidos por derechos de igualdad de género en el terreno laboral y encontrar el mismo tipo de argumentos. “Estas mujeres no quieren esto, la gente que quiere esto es sólo una pequeña mayoría”. “Si les preguntas, muchas mujeres te van a decir que están contentas con las condiciones que tienen”. “Estas mujeres están siendo mareadas por agitadores externos”. De la misma forma, se dice que las trabajadoras sexuales realmente no quieren sus derechos. Se dice que están siendo coaccionadas por los hombres de negocios de la industria para legalizar el trabajo sexual. 
Pero ,en Estados Unidos, las organizaciones que representan a la Industria del Sexo o a la Industria de los clubs de Strippers, están avanzando posiciones hacia perspectivas contrarias de las del SWRM. Así que el argumento de que “las Trabajadoras Sexuales quieren derechos para mejorar la Industria”, no se sostiene. Por ejemplo, desde la Industria no se trabaja por conseguir la descriminalización del Trabajo Sexual pero las Trabajadoras Sexuales sí lo hacen. Desde la Industria se intenta conseguir un modelo de negocio que les permita tener poder en el sector, que es las legalización, y lo que les permite seguir funcionando como negocio.
Es bastante injusto decir ,incluso con las mejores intenciones, que la única razón por la que alguien va a defender los derechos de las Trabajadoras Sexuales es por dinero. Yo lo veo como una manera de minimizar su capacidad de agencia así como su conocimiento sobre el tema y su capacidad de liderar el movimiento. De las Trabajadoras Sexuales que luchan por sus derechos se dicen cosas como “no les escuchéis, son incapaces de hablar por ellas mismas”. “Ellas no son los líderes, alguien las debe de haber puesto ahí”. Así que ,en lugar de interactuar con lo que dicen las Trabajadoras Sexuales, la gente les dice que no tienen derecho a hablar. 

Una cosa que me parece genial sobre tu libro es cuando hablas sobre la historia de las alianzas entre el SWRM y el movimiento feminista. ¿Nos podrías hablar un poco más sobre ello?
Esta historia es un poco complicada de entender. Yo solamente puedo hablar sobre mi propia educación en los Estados Unidos y aquí no hablamos sobre movimientos sociales o laborales. Este proceso de recuperar la historia de los movimientos y hablar sobre el poder de la gente de dentro de los movimientos para cambiar colectivamente las condiciones de sus vidas, es algo a lo que cada movimiento se enfrenta. A través de aprender sobre el movimiento feminista por parte de otras feministas, nunca escuché hablar sobre el SWRM como un movimiento feminista. Fue a partir de hacer investigación en archivos de gente como Carol Leigh, que tenía algo de material sobre los primeros movimientos de luchas por los derechos laborales de prostitutas, que encontré que trabajaron junto a movimientos que luchaban por conseguir salarios por trabajo doméstico.
De alguna manera, la sociedad en general no hace un buen trabajo en hablarnos (al SWRM) sobre el rol y el poder de los movimientos, creo que existe una falta de honestidad entre movimientos. Por ejemplo, no creo que sea  posible contar la historia de movimientos relacionados con mujeres sin hablar sobre las trabajadoras sexuales y hacerlas invisibles es un acto que esconde simplismo. 
Durante los últimos 30 años, los movimientos de mujeres han delimitado mejor su agenda, y algunas mujeres, como es el caso de las trabajadoras sexuales se han sacado fuera de esta agenda. Encima, hace unos 10 años, las trabajadoras sexuales empezaron a ser parte de la agenda de feministas mainstream que comparan trabajo sexual con violencia hacia las mujeres. Aunque las abolicionistas digan que no estigmatizan a las mujeres que venden sexo, hay algo que me resulta muy cargante sobre cómo generan odio hacia las trabajadoras sexuales. Esto hace que muchas trabajadoras sexuales se sientan deshumanizadas. Exactamente como la sociedad en general las imagina.

¿Crees que es importante desvincularse de los sentimientos de las abolicionistas para dar más visibilidad en el debate a que gente que vende sexo hable por ellas mismas? 
Creo que hay espacio para sentimientos tanto en los movimientos como en la política pero la conversación alrededor de trabajo sexual está demasiado dominada por la proyección y manufacturación de sentimientos. Por ejemplo, cuando se habla de espectáculos dramáticos de putas que se utilizan para que salgan al escenario y hablen de lo triste que es/fue su historia. En estas ocasiones, las historias se ponen como si tuvieran que representar a todas las personas que han trabajado como trabajadoras sexuales. Ante este caso, algunas trabajadoras sexuales se sienten presionadas para producir una contra-narrativa, para explicar que su trabajo fue fabuloso. No creo que lleguemos a ningún sitio mientras no tengamos oportunidades más diversas para que las trabajadoras sexuales hablen de lo que tengan que hablar sin la necesidad de conformar con uno u otro estereotipo.

¿A qué te refieres? ¿Al estereotipo de ser explotada o al de estar empoderada?
A la elaboración de discursos por parte de las trabajadoras sexuales que caigan en cualquiera de los dos estereotipos. 

Sugieres que las abolicionistas se enfocan en la dimensión de la representación de la sexualidad para hablar sobre trabajo sexual – “por ejemplo, el tanga, el chocho depilado o la chica de portada de PlayBoy”- mientras que no se fijan tanto en la realidad del mercado laboral, de la privatización, de la deuda.¿Podrías hablar un poco más sobre esto?
Si nunca has trabajado como Trabajadora Sexual, tienes acceso a formas de cultura popular que se supone que representan el trabajo sexual. Por ejemplo, clases de formación para bailar para strippers, chochos depilados etc. Se supone que éstos son indicadores de cómo la sociedad ve a las mujeres. De hecho, son cosas que el capitalismo quiere vender a las mujeres y no le importa si las mujeres se sienten empoderadas o no por parecerse a una chica portada de PlayBoy.
El capitalismo no suele estar en la agenda cuando se discute si las clases de formación para Strippers son empoderantes o explotativas, o para preguntarse cómo de joven es demasiado joven para hacerse la depilación Brasileña. Pero si no tienes experiencia personal, como mucho puedes tener sentimientos sobre los tangas o la depilación Brasileña. Y si sigues tus sentimientos puedes acabar haciendo una campaña para cerrar clubs de strippers etc. sin considerar que estas campañas acaban resultando en que gente que se dedica al trabajo sexual se quede sin trabajo. 
Esta es la distinción que me gustaría dejar clara. Este enfoque en sentimientos se basa en una relación causa-efecto que seguramente no exista y ,mientras tanto, los bolsillos de estas personas que trabajan en el trabajo sexual que –probablemente tengan pocas opciones- se resienten. Necesitamos dar un paso atrás y preguntar a gente que trabaja como trabajadoras sexuales qué piensan sobre su trabajo. Pero no hay espacio para esto en este debate tan polarizado.

Hablas sobre cómo las trabajadoras sexuales se representan a ellas mismas en el trabajo, y sobre cómo esto suele ser bastante diferente de su sexualidad en sus vidas privadas. En el estudio de Arlie Hochschild sobre las azafatas de vuelo, habla del trabajo emocional como “actuación profunda” y como trabajo reproductivo. Al mismo tiempo, también describe alienación que resulta de que el valor del trabajo esté sujeto a las “artes psicológicas” de los trabajadores.Creo que es difícil tener estas discusiones porque las posiciones abolicionistas lo toman como evidencia de que las trabajadoras sexuales deberían dejar de existir antes que de reorganizarse. ¿Crees que el trabajo de Hochschild ofrece un vocabulario interesante para discutir sobre Trabajo Sexual?
Mucha gente pregunta este tipo de cosas a las Trabajadoras Sexuales pero casi nadie se preocupa de preguntar lo mismo a camareras. Es decir, muy poca gente se dedica a agitar debates entorno a si las camareras están alienadas de sus trabajos porque tienen que sonreír a desconocidos mientras que se supone que sólo sonríes a tus familia o tus amigos. En este sentido, me parece que Elizabeth Bernstein que propone la categoría de “intimidad con fronteras” es interesante para entender lo que hacen las Trabajadoras Sexuales en su trabajo. Es decir, el hecho de que sea trabajo, produce y mantiene ciertas fronteras que lo separan de tu propia intimidad. 
También me pregunto si la razón por la que comercializar una parte de tu sexualidad (que no es tu sexualidad real) puede ser alienante es porque estás haciendo algo que la sociedad te dice que no es admisible. Esto es bastante diferente al tipo de alienación de alguien que preferiría estar en casa con sus propios hijos pero que tiene que ir a cuidar los hijos de otra. Me pregunto qué parte de la alienación en el Trabajo Sexual está en cómo este tipo de trabajo está entendido por tu cultura, en vez de por algo intrínseco al trabajo en sí.

Uno de los argumentos centrales de tu libro es que no hace falta que el trabajo sexual sea divertido o empoderarte para que sea legítimo y para que las Trabajadoras puedan tener acceso a protecciones laborales. ¿Qué tipos de argumentos crees que dificultan la extensión de la protección de las trabajadoras sexuales?
Uno de los retos es que mucho de lo que sabemos sobre organización laboral va sobre organización “a pie de fábrica”. Esto está cambiando, las fuerzas de trabajo son ahora más flexibles. Por ejemplo, los clubs strippers. Internet está cambiando mucho las cosas en la Industria del Sexo y ,muchas veces, las trabajadoras son autónomas. Entonces, la cuestión que surge es la de cómo trabajadoras cuyo único contacto es aparecer en la misma página web se pueden organizar. Incluso en los clubs no siempre puedes tener conversaciones en los vestuarios porque puedes tener consecuencias negativas. Es como en otros tipos de trabajo, cada vez hay más gente trabajando en espacios física o socialmente fragmentados. La hora del bocadillo en la que la gente se podía organizar se ha perdido para muchos.
Una trabajadora sexual vino a uno de mis eventos y le dijo a alguien que las Trabajadoras Sexuales ya han pensado sobre cada una de las posibles posibilidades de organización y sindicalización. Pero la razón por la que esto no sucede es bien porque las trabajadoras creen que es una buena idea pero no tienen los recursos o porque no creen que es una buena idea. Necesitamos que las Trabajadoras Sexuales tengan recursos para organizarse, y para esto tenemos que deshacernos de las leyes que criminalizan las Trabajadoras Sexuales. 

Como has dicho, las Trabajadoras Sexuales se organizan pero no de las “formas tradicionales”. Algunos colectivos en el Reino Unido como x:talk Project o Sex Worker Open University están haciendo trabajo muy interesante. ¿Cuáles dirías que son las demandas más interesantes que se hacen desde estos movimientos?
Una de las cosas que me parecen más interesantes de ahora en Estados Unidos, es Monica Jones, una mujer que está luchando contra su acusación en Arizona por cargos relacionados por prostitución. Raramente la gente se alza y lucha por sus cargos relacionados con la prostitución. Las cortes no están diseñadas para darte un juicio justo. Pero el hecho de que esta mujer, de raza negra, trans y activista esté luchando por sus propios derechos es muy inspirador. Y lanza muchas preguntas interesantes sobre la política, la violencia y la radicalización de ciertos perfiles. Dice mucho sobre los riesgos que la gente es capaz de sacar en público ,por qué lo hacen, y cómo los podemos apoyar. 
Quizás habrá un cambio legal que venga con ello. El hecho de que esta mujer esté ahí luchando por sus derechos y que ,esto, pueda llevar a debates sobre cambios de ley es tremendo. Su visibilidad pone el foco en los derechos de las trabajadoras sexuales pero también en los derechos de las mujeres trans así como en las mujeres de raza negra y en cómo ciertas políticas perjudican a las personas en diferentes maneras.
 
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