Desarticulado un clan que obligaba a prostituirse a mujeres brasileñas y venezolanas
La Policía Nacional ha desarticulado un grupo organizado dirigido por un clan familiar que captaba a chicas jóvenes en Brasil y en Venezuela a las que ofrecía trabajo en España, en donde las obligaban a ejercer la prostitución para saldar la deuda contraída con la organización.
Según el Ministerio del Interior, el clan mantenía vínculos incluso familiares con Brasil, país en el que el líder habría regentado algún club de alterne en el pasado. La red explotaba a mujeres entre 20 y 30 años y llevaba varios clubes de alterne en las provincias de Orense y Pontevedra.
La operación, en la que también ha colaborado la policía brasileña, se ha saldado con la detención de 10 personas: seis en España, los máximos responsables, y otras cuatro en Brasil, encargadas de las labores de captación de víctimas.
Los agentes han registrado dos clubes de alterne y tres domicilios particulares. Uno de ellos es un chalet anexo a uno de los clubes, en el que eran alojadas algunas de las mujeres. Además, se han intervenido material informático y electrónico, varios móviles, relojes de marca, 9.000 euros en efectivo, diversa documentación y seis vehículos. Una primera estimación permite valorar los bienes de la organización (locales, chalets, pisos y vehículos) en más de tres millones de euros.
La investigación se inició el pasado marzo por agentes de la UCRIF de la Comisaría de Vigo, a raíz de la denuncia presentada por dos mujeres que estaban siendo víctimas de esta organización y las posteriores pesquisas policiales permitieron averiguar el funcionamiento de la misma.
El núcleo básico del grupo estaba compuesto por un clan familiar cuyo cabecilla, de nacionalidad española, estaba casado con una brasileña. Ellos dos, su hija, su hijo y la esposa de este último, dirigían la actividad del grupo en España.
Las funciones de los diferentes miembros del clan estaban claramente establecidas, siendo el padre el principal líder de la organización, el hijo administrador de uno de los clubes y la hija encargada y administradora de otro.
La organización exigía a las mujeres deudas que ascendía a unos 3.000 euros por su traslado a España. Para obligarlas a ejercer la prostitución, la red las sometía a continuas amenazas y presiones que recaían, no sólo sobre las propias mujeres, sino sobre sus familias en Brasil o Venezuela.
Según el Ministerio del Interior, el clan mantenía vínculos incluso familiares con Brasil, país en el que el líder habría regentado algún club de alterne en el pasado. La red explotaba a mujeres entre 20 y 30 años y llevaba varios clubes de alterne en las provincias de Orense y Pontevedra.
La operación, en la que también ha colaborado la policía brasileña, se ha saldado con la detención de 10 personas: seis en España, los máximos responsables, y otras cuatro en Brasil, encargadas de las labores de captación de víctimas.
Los agentes han registrado dos clubes de alterne y tres domicilios particulares. Uno de ellos es un chalet anexo a uno de los clubes, en el que eran alojadas algunas de las mujeres. Además, se han intervenido material informático y electrónico, varios móviles, relojes de marca, 9.000 euros en efectivo, diversa documentación y seis vehículos. Una primera estimación permite valorar los bienes de la organización (locales, chalets, pisos y vehículos) en más de tres millones de euros.
La investigación se inició el pasado marzo por agentes de la UCRIF de la Comisaría de Vigo, a raíz de la denuncia presentada por dos mujeres que estaban siendo víctimas de esta organización y las posteriores pesquisas policiales permitieron averiguar el funcionamiento de la misma.
El núcleo básico del grupo estaba compuesto por un clan familiar cuyo cabecilla, de nacionalidad española, estaba casado con una brasileña. Ellos dos, su hija, su hijo y la esposa de este último, dirigían la actividad del grupo en España.
Las funciones de los diferentes miembros del clan estaban claramente establecidas, siendo el padre el principal líder de la organización, el hijo administrador de uno de los clubes y la hija encargada y administradora de otro.
La organización exigía a las mujeres deudas que ascendía a unos 3.000 euros por su traslado a España. Para obligarlas a ejercer la prostitución, la red las sometía a continuas amenazas y presiones que recaían, no sólo sobre las propias mujeres, sino sobre sus familias en Brasil o Venezuela.
ticulado un clan que obligaba a prostituirse a mujeres brasileñas y venezolanas
La Policía Nacional ha desarticulado un grupo organizado dirigido por un clan familiar que captaba a chicas jóvenes en Brasil y en Venezuela a las que ofrecía trabajo en España, en donde las obligaban a ejercer la prostitución para saldar la deuda contraída con la organización.
Según el Ministerio del Interior, el clan mantenía vínculos incluso familiares con Brasil, país en el que el líder habría regentado algún club de alterne en el pasado. La red explotaba a mujeres entre 20 y 30 años y llevaba varios clubes de alterne en las provincias de Orense y Pontevedra.
La operación, en la que también ha colaborado la policía brasileña, se ha saldado con la detención de 10 personas: seis en España, los máximos responsables, y otras cuatro en Brasil, encargadas de las labores de captación de víctimas.
Los agentes han registrado dos clubes de alterne y tres domicilios particulares. Uno de ellos es un chalet anexo a uno de los clubes, en el que eran alojadas algunas de las mujeres. Además, se han intervenido material informático y electrónico, varios móviles, relojes de marca, 9.000 euros en efectivo, diversa documentación y seis vehículos. Una primera estimación permite valorar los bienes de la organización (locales, chalets, pisos y vehículos) en más de tres millones de euros.
La investigación se inició el pasado marzo por agentes de la UCRIF de la Comisaría de Vigo, a raíz de la denuncia presentada por dos mujeres que estaban siendo víctimas de esta organización y las posteriores pesquisas policiales permitieron averiguar el funcionamiento de la misma.
El núcleo básico del grupo estaba compuesto por un clan familiar cuyo cabecilla, de nacionalidad española, estaba casado con una brasileña. Ellos dos, su hija, su hijo y la esposa de este último, dirigían la actividad del grupo en España.
Las funciones de los diferentes miembros del clan estaban claramente establecidas, siendo el padre el principal líder de la organización, el hijo administrador de uno de los clubes y la hija encargada y administradora de otro.
La organización exigía a las mujeres deudas que ascendía a unos 3.000 euros por su traslado a España. Para obligarlas a ejercer la prostitución, la red las sometía a continuas amenazas y presiones que recaían, no sólo sobre las propias mujeres, sino sobre sus familias en Brasil o Venezuela.
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