2º Lo sórdido y lo miserable no es prostituirse, no, lo sórdido es que el estado no proteja a sus ciudadanos y permitan que haya una capa de población que viva en misería como la Sra. Angelines que salíó ayer en el debate en el que Vd. participó. Lo sórdido es eso, Sra, Rahola...que una mujer o un hombre tega que hacer felaciones porque no todos somos iguales, ni tenemos las mismas oportunidades, y al menos la prostitución nos da una oportunidad para seguir viviendo o sobreviviendo. por que no todas las personas pueden ganar el dinero que Vd gana... Dinero que también gana de un diario que se "lucra" publicando anuncios de prsotitución, es decir, está ganando dinero gracias a que este diario obtiene ingresos de estos anuncios por lo tanto Vd. también se lucra de que haya personas ejerciendo la prostitución. Su discurso solamente con esta "incoherencia" ya queda totalmente anulado.
Nota: El comentario anterior lo envié a La Vanguardia y ha sido censurado
http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20120401/54280058585/pilar-rahola-el-ideal-de-la-abolicion.html
Ciertamente la prostitución no desaparecerá, como no desaparecen la mayoría de lacras que hieren a la sociedad. Por mucho que se luche contra el racismo, o la homofobia, o el machismo, es evidente que seguirán existiendo personas que tengan el cerebro destruido por estas miserias. Pero la cuestión no está en el utópico deseo de erradicar este tipo de maldades sino en vivir en sociedades que las considera abominables. Es decir, sueños lejanos para tristes realidades, y no sociedades indiferentes que no hacen nada porque consideran inevitable la derrota. Es la alta aspiración a ser una mejor sociedad, la que nos salva de nuestras miserias.
La prostitución es una de estas lacras que debería sacudirnos la conciencia. Desgraciadamente, entre el patriarcado, que durante siglos configuró la idea de la mujer como propiedad, y la empanada mental de la izquierda la prostitución ha disfrutado de una deplorable comprensión social. Especialmente en Catalunya, donde el buenismo que tanto daño ha hecho en otros temas sensibles ha dorado la píldora con la épica de la marginalidad, como si en el abuso y en el dominio pudiera haber épica.
Mezclado, obviamente, con la masculina idea de que las prostitutas son muy necesarias para la sociedad. La suma ha creado una permisividad que ha acabado conduciéndonos a la situación actual, con nuestras carreteras llenas de chicas esperando, invierno y verano, que alguien les compre el cuerpo y tal vez el alma por unos euros. Y con toda la piel del país llena de prostíbulos camuflados que todo el mundo conoce, pero todo el mundo disimula. Un amigo, miembro de un alto organismo europeo, me explicaba que se cita Barcelona como paraíso de prostitución, e incluso hay webs que la recomiendan en este sentido. El hecho es que la permisividad es un reclamo eficaz para las mafias del fenómeno, que acostumbran a instalarse allí donde la música es suave. Por ejemplo, está completamente vinculado el aumento de la prostitución en Girona con el endurecimiento de las leyes contra la prostitución en Francia.
Siempre huyen de donde hay focos que los retratan. De ahí que sea una gran noticia la posición de CiU en esta cuestión. Y no me refiero a las decisiones concretas que se están planteando desde la Generalitat y el Ayuntamiento -con el alcalde Trias como abanderado de esta lucha- sino del planteamiento general. Se trabaja por la abolición, y este es un giro ideológico que los honra. Una sociedad con valores tiene que querer abolir la prostitución y no ampararla con subterfugios o ambigüedades. Es este anhelo el que nos conforma como una sociedad mejor, y no el derrotismo ante la lacra. Me alegro, pues, de que hayamos cambiado el rumbo del país y nos alejemos de aquellos tiempos en que estábamos a punto de considerarlo un trabajo digno de las listas del Inem. De vez en cuando hay buenas noticias.
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