El vínculo entre el debate sobre la prostitución y el debate sobre el aborto
¿Cuál es la diferencia entre ambos?
Por Choice Joyce
6 de enero de 2007
http://choice-joyce.blogspot.com.es/2007/01/linking-prostitution-and-abortion.html
1) La prostitucion siempre es violencia contra las mujeres. Es físicamente peligrosa, las convierte en víctimas, les roba su sexualidad y las inflige un daño psicológico duradero. Las mujeres nunca eligen realmente ejercer la prostitución: se ven forzadas a ello por los hombres, la pobreza, la desesperación, etc. Debemos dar a las mujeres mejores opciones aboliendo la prostitución y ayudándolas a salir de ella.
2) El aborto siempre es violencia contra las mujeres. Es físicamente peligroso, las convierte en víctimas, les roba su función maternal, y las inflige un daño psicológico duradero. Las mujeres nunca eligen realmente el aborto: se ven forzadas a ello por los hombres, la pobreza, la desesperación, etc. Debemos dar a las mujeres mejores opciones prohibiendo el aborto y ayudándolas a mantener a sus criaturas.
Desde luego, ninguna analogía es perfecta: esa es la naturaleza de las analogías. Por ejemplo, el argumento antiabortista mencionado es de hecho un sofisma que los “provida” usan para enmascarar su defensa del feto, y la postura “abolicionista de la prostitución” puede ser un poco simplista. El denominador común, sin embargo, es el tema de la elección: los abolicionistas no reconocen la autonomía de la elección de las mujeres en el trabajo sexual, exactamente igual que los antiabortistas no se la reconocen en el aborto. O, cuando lo hacen, etiquetan a la mujer como lujuriosa e inmoral o, en último término, como “una mujer descarriada”, que es como sospecho que algunos abolicionistas ven a una prostituta por libre elección.
Algunos podrían objetar que una analogía mejor sería la que relacionara la prostitución forzada con el aborto forzado. Pero la circunstancia del forzamiento solo permite la analogía en el caso de las mujeres forzadas a practicar la prostitución (o forzadas a abandonarla) y en el de aquellas forzadas a abortar o a parir. La cuestión real es que las mujeres no deberían ser forzadas a nada: deben tener libertad de elección. Esto incluye decidir entre tener un hijo o abortar y entre vender servicios sexuales o hacer algún otro tipo de trabajo.
Por supuesto que no son gente distinta los que hacen unas y otras argumentaciones. Las feministas abolicionistas están alineadas políticamente con los cristianos conservadores en el tema de la prostitución. (Ver este artículo, por ejemplo: “Por qué el comercio de la fe está interesado en el comercio del sexo”). Ambas argumentaciones perpetúan la doble moral sexual para las mujeres, y ambas niegan la libertad de las mujeres y su autonomía sexual. Existe incluso un grupo de “Feministas por la vida” que emplea la mayor parte de su tiempo a echar a los hombres la culpa del aborto, de la misma forma que las abolicionistas echan a los hombres la culpa de la prostitución.
El elemento común entre el debate sobre el aborto y el debate sobre la prostitución, así como también entre el debate sobre los derechos de los homosexuales, es la sexualidad. Muchas personas sienten una intensa necesidad de controlar la sexualidad de los demás, en particular cuando no está confinada al sagrado lecho conyugal y a la procreación. Cualquier cosa fuera de esto es “sexo ilícito”. El aborto se ve como una prueba de sexo ilícito, la prostitución ES sexo ilícito y el sexo homosexual es… bueno, una abominación. Si los homosexuales han conseguido cierto respeto y tolerancia en nuestro sociedad, es probablemente porque son hombres y, para empezar, para ellos el sexo ocasional es más aceptable socialmente (hay menos lesbianas que hombres homosexuales y las lesbianas están, sin duda, más marginadas). Las prostitutas y las mujeres que abortan, por otra parte, violan el orden natural de las cosas porque no están teniendo sexo para tener hijos, que es el propósito redentor de las mujeres en la vida, según los de derechas. En consecuencia, tanto unas como otras son estigmatizadas y avergonzadas.
Esto pone de relieve el vínculo crítico entre la anticoncepción y el aborto legal y la necesaria desestigmatización del trabajo sexual (y de la promiscuidad femenina, en general). Una de las razones más obvias por la que los hombres compran sexo es porque no hay bastantes mujeres que quieran tener sexo sin compromisos. Pero la anticoncepción y el aborto legal dan a las mujeres auténtica libertad sexual por primera vez en la historia; esto es, la libertad de tener sexo por diversión sin consecuencias. ¿Por qué no hay más mujeres aprovechándose de esta libertad? Dejemos de practicar la doble moral: es una forma de represión social antifeminista y antihumanista que yace en la raíz tanto de la postura abolicionista de la prostitución como de la postura antiabortista.
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Por Choice Joyce
6 de enero de 2007
http://choice-joyce.blogspot.com.es/2007/01/linking-prostitution-and-abortion.html
1) La prostitucion siempre es violencia contra las mujeres. Es físicamente peligrosa, las convierte en víctimas, les roba su sexualidad y las inflige un daño psicológico duradero. Las mujeres nunca eligen realmente ejercer la prostitución: se ven forzadas a ello por los hombres, la pobreza, la desesperación, etc. Debemos dar a las mujeres mejores opciones aboliendo la prostitución y ayudándolas a salir de ella.
2) El aborto siempre es violencia contra las mujeres. Es físicamente peligroso, las convierte en víctimas, les roba su función maternal, y las inflige un daño psicológico duradero. Las mujeres nunca eligen realmente el aborto: se ven forzadas a ello por los hombres, la pobreza, la desesperación, etc. Debemos dar a las mujeres mejores opciones prohibiendo el aborto y ayudándolas a mantener a sus criaturas.
Desde luego, ninguna analogía es perfecta: esa es la naturaleza de las analogías. Por ejemplo, el argumento antiabortista mencionado es de hecho un sofisma que los “provida” usan para enmascarar su defensa del feto, y la postura “abolicionista de la prostitución” puede ser un poco simplista. El denominador común, sin embargo, es el tema de la elección: los abolicionistas no reconocen la autonomía de la elección de las mujeres en el trabajo sexual, exactamente igual que los antiabortistas no se la reconocen en el aborto. O, cuando lo hacen, etiquetan a la mujer como lujuriosa e inmoral o, en último término, como “una mujer descarriada”, que es como sospecho que algunos abolicionistas ven a una prostituta por libre elección.
Algunos podrían objetar que una analogía mejor sería la que relacionara la prostitución forzada con el aborto forzado. Pero la circunstancia del forzamiento solo permite la analogía en el caso de las mujeres forzadas a practicar la prostitución (o forzadas a abandonarla) y en el de aquellas forzadas a abortar o a parir. La cuestión real es que las mujeres no deberían ser forzadas a nada: deben tener libertad de elección. Esto incluye decidir entre tener un hijo o abortar y entre vender servicios sexuales o hacer algún otro tipo de trabajo.
Por supuesto que no son gente distinta los que hacen unas y otras argumentaciones. Las feministas abolicionistas están alineadas políticamente con los cristianos conservadores en el tema de la prostitución. (Ver este artículo, por ejemplo: “Por qué el comercio de la fe está interesado en el comercio del sexo”). Ambas argumentaciones perpetúan la doble moral sexual para las mujeres, y ambas niegan la libertad de las mujeres y su autonomía sexual. Existe incluso un grupo de “Feministas por la vida” que emplea la mayor parte de su tiempo a echar a los hombres la culpa del aborto, de la misma forma que las abolicionistas echan a los hombres la culpa de la prostitución.
El elemento común entre el debate sobre el aborto y el debate sobre la prostitución, así como también entre el debate sobre los derechos de los homosexuales, es la sexualidad. Muchas personas sienten una intensa necesidad de controlar la sexualidad de los demás, en particular cuando no está confinada al sagrado lecho conyugal y a la procreación. Cualquier cosa fuera de esto es “sexo ilícito”. El aborto se ve como una prueba de sexo ilícito, la prostitución ES sexo ilícito y el sexo homosexual es… bueno, una abominación. Si los homosexuales han conseguido cierto respeto y tolerancia en nuestro sociedad, es probablemente porque son hombres y, para empezar, para ellos el sexo ocasional es más aceptable socialmente (hay menos lesbianas que hombres homosexuales y las lesbianas están, sin duda, más marginadas). Las prostitutas y las mujeres que abortan, por otra parte, violan el orden natural de las cosas porque no están teniendo sexo para tener hijos, que es el propósito redentor de las mujeres en la vida, según los de derechas. En consecuencia, tanto unas como otras son estigmatizadas y avergonzadas.
Esto pone de relieve el vínculo crítico entre la anticoncepción y el aborto legal y la necesaria desestigmatización del trabajo sexual (y de la promiscuidad femenina, en general). Una de las razones más obvias por la que los hombres compran sexo es porque no hay bastantes mujeres que quieran tener sexo sin compromisos. Pero la anticoncepción y el aborto legal dan a las mujeres auténtica libertad sexual por primera vez en la historia; esto es, la libertad de tener sexo por diversión sin consecuencias. ¿Por qué no hay más mujeres aprovechándose de esta libertad? Dejemos de practicar la doble moral: es una forma de represión social antifeminista y antihumanista que yace en la raíz tanto de la postura abolicionista de la prostitución como de la postura antiabortista.
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Choice Joycees una activista política a favor del derecho al aborto y de los derechos de las mujeres.
Ha escrito numerosos artículos y ensayos sobre aborto, feminismo, trabajo sexual, evolución y ateísmo. La mayor parte de ellos están en su sitio web.Como escritora técnica profesional, ha escrito más de 150 manuales y otras publicaciones para la industria y los negocios.
http://elestantedelaciti.wordpress.com/2013/12/22/el-vinculo-entre-el-debate-sobre-la-prostitucion-y-el-debate-sobre-el-aborto/
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