Las personas que ejercemos la prostitución, juntamente con las entidades que nos atienden, realizamos un gran trabajao en la prevención del VIH. Cuidamos nuestra salud, y educamos a los clientes. Es un hecho más que contrastado, que el índice de enfermedades de transmisión sexual no es mayor entre las personas que ejercen la prostitución, incluido el VIH, que el resto de la población.
Montse Neira
“La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar) y otras redes de trabajadoras sexuales han dado ejemplo de solidaridad y capacidad de respuesta frente al VIH/sida”, sostuvo el representante de Onusida en el Cono Sur, y destacó “la disminución de la prevalencia de la enfermedad en este grupo, en distintos países”. Tanto las militantes de Ammar como representantes de OPS y de la Dirección de Sida de la Nación atribuyen este avance “a la organización en redes y el trabajo entre pares para promover la salud”.
Alberto Stella, coordinador de Onusida para el Cono Sur, señaló que “las organizaciones de la sociedad civil son un factor central en la respuesta al VIH/sida porque son las que movilizan a la comunidad y en particular a los grupos sociales más afectados como las trabajadoras sexuales, que han dado el ejemplo de una enorme solidaridad y capacidad de respuesta: a lo largo de los años hemos visto una disminución importante de la prevalencia del VIH en este grupo poblacional, en muchos países del mundo. En una óptica de derechos humanos, tenemos que dar una asistencia clara a estos grupos de población, garantizando el pleno ejercicio de la ciudadanía y las opciones de quien decide sobre su propia vida, distinguiendo el trabajo sexual autónomo, voluntariamente escogido, de las situaciones de explotación sexual. Indiscutiblemente el trabajo junto a redes como Ammar nos permite valorar la salud y la iniciativa de las mujeres, que así contribuyen al progresivo dominio de la epidemia”.El nuevo reconocimiento a la tarea de las trabajadoras sexuales (designación establecida por la Organización Mundial de la Salud para referirse a este grupo poblacional) se produjo en el marco del Foro Nacional 2013 de Ammar (entidad gremial adherida a la CTA), en el que participaron también representantes de la OPS, de la Cruz Roja Internacional, de la Alianza Internacional para el VIH-Sida, de la Defensoría de la Ciudad de Buenos Aires, de la Dirección Nacional de Sida y autoridades de la CTA encabezadas por Hugo Yasky.
En ese contexto, Marcelo Vila, coordinador en VIH para el Cono Sur de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señaló que “apoyamos absolutamente el proyecto de RedTraSex (la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica, a la que pertenece Ammar), que, con financiación del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, trabaja en la capacitación y fortalecimiento de redes de trabajadoras sexuales en varios países, con un gran desarrollo en la Argentina. No se puede desconocer que personas adultas, que ejercen libremente el trabajo sexual, tienen derecho a la salud y a la prevención sin ser discriminadas”.
Carlos Falistocco, titular de la Dirección Nacional de Sida del Ministerio de Salud de la Nación, puntualizó que “la disminución de la prevalencia de VIH/sida entre trabajadoras sexuales de la Argentina se refiere a la población que se autorreconoce como trabajadoras sexuales, que está agremiada y trabaja desde hace tiempo en temas de prevención, con acciones de concientización sobre el uso de preservativos; se trata básicamente de las integrantes de Ammar. Pero la prevalencia sin duda sería mayor si se considerara a las no organizadas, a trabajadores sexuales varones y especialmente a las trans”.
Soledad Díaz, titular de Ammar bonaerense y coordinadora del Centro de Salud Sandra Cabrera –que la entidad gremial sostiene en la ciudad de La Plata en cogestión con el Ministerio de Salud provincial–, precisó que la prevalencia de VIH en trabajadoras sexuales “disminuyó de 4 a 1,8 por ciento en los siete años que lleva trabajando nuestro centro de salud. Lo atribuimos mayormente al trabajo entre pares, que ayudó a sensibilizar a nuestra propia población y a convencer a las compañeras de que el cuidado de la salud debe encararse en forma integral, no sólo de la cintura para abajo”.
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