Los consumidores de prostitución son el mejor aliado de la Policía en la lucha contra la trata de seres humanos. Así lo entiende el inspector jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedad Documental (Ucrif), José Nieto, quien anima a los clientes de los prostíbulos a denunciar cualquier comportamiento que pueda hacer sospechar de que en ese local se está explotando a personas.
En concreto, el responsable del plan contra la trata iniciado hace más de un año recomienda a estos clientes estar atentos, sobre todo, a si las mujeres están ahí porque quieren, algo que se puede observar en numerosos detalles. "Hay indicios que lo indican –señala Nieto–, como que no porten su propio teléfono móvil, que tengan que estar un tiempo limitado con hablando con un hombre, etc.". "Queremos que la gente que va a estos sitios, que no están prohibidos, observe la actitud de los responsables y de las mujeres, porque no todas están por su propia voluntad", subraya.
De hecho, añade, la Policía está detectando que ahora las organizaciones tienden a llevarse a las chicas a "pisos de citas". Las sacan de los clubes de alterne con rótulos luminosos que hay en las carreteras para "trasladarlas" a viviendas, donde "están muchísimo más ocultas". En estos nuevos destinos, explica el inspector jefe, están menos expuestas tanto a los ojos de la Policía como al resto de personas que también pudieran detectar algo extraño.
De ahí que Nieto invite en este caso a que los clientes sospechen de aquellos "pisos donde hay que tocar en clave para que te abran, donde no se aporte documentación o en los que sus inquilinos muestren una actitud extremadamente temerosa o desconfiada hacia el consumidor". "Se supone que si las mujeres están de forma voluntaria, se mostrarán alegres, contentas; y en una conversación de cinco minutos puedes detectar si están haciendo una obra de teatro o si están allí porque disfrutan con su trabajo", señala el inspector jefe.
Sin preguntas
"Si eres consumidor o sencillamente espectador, con un par de miradas que hagas a estas mujeres puedes deducir si están ahí porque quieren o no", resume Nieto, quien recuerda que la Policía tiene a disposición del público un teléfono gratuito las 24 horas. "No vamos a preguntar a nadie su nombre, ni su teléfono, ni por qué ha ido a ese local, ni qué ha hecho o dejado de hacer allí; sencillamente, díganos el sitio que ya nos ocupamos", asegura.
En cualquier caso, la colaboración ciudadana no se limita únicamente a los clientes. Cualquier vecino que ve algo llamativo puede llamar por teléfono (900 10 50 90) o escribir un correo electrónico (trata@policia.es) para dar alguna pista, aunque ésta finalmente no sirva para nada.
En el algo más de un año que lleva vigente el plan contra la trata de seres humanos, 1.419 personas han llamado o escrito para aportar información sobre el tráfico de personas. Gracias a esta colaboración ciudadana, la Policía ha abierto 165 investigaciones, 16 de las cuales han concluido con la detención de 37 personas. Además, como consecuencia de esta contribución de la sociedad, la Ucrif ha conseguido liberar a 32 víctimas mayores de edad que estaban siendo explotadas en España (el 95% mujeres) y 28 menores (todas ellas niñas de entre 14 y 17 años).
El inspector jefe de la Ucrif asegura que actualmente la Policía ha identificado más de 10.800 víctimas potenciales en nuestro país, entre las cuales estima que hay "un gran número" de españolas. La mayoría de ellas, personas que han obtenido la nacionalidad aquí, aunque no sean originarias de España.
Víctimas invisibles
"Con este plan –reflexiona Nieto en una entrevista concedida a Seguridad y Tribunales Radio–, se ha intentado, y yo creo además que con bastante éxito, aflorar, sacar a la luz una actividad delictiva que cuenta con unas víctimas invisibles", sobre las que nadie reparaba.
La Ucrif también ha detectado que las mujeres explotadas ya no son únicamente extranjeras que vienen a nuestro país a ser esclavizadas, sino que las mafias también están empezando a fijarse en España como lugar donde 'recolectar' chicas jóvenes para llevarlas engañadas a Europa o EEUU. La técnica es la misma, se les promete un trabajo mejor en el extranjero y luego se encuentran con la "desagradable sorpresa", como afirma Nieto, de que su horroroso destino es ser explotadas como esclavas sexuales.
"Las mafias saben qué tienen que decir a las mujeres" para llevárselas, porque la crisis económica ha situado a muchas de ellas en una situación de pobreza extrema que les lleva a confiar en cualquiera que les puede sacar del agujero.
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