jueves, 18 de abril de 2013

Sindicato de trabajadoras del sexo en Suiza

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Que cada prostituta se sienta bien en su trabajo. Que tenga un reconocimiento social como prestataria de servicios sexuales, un certificado de salario que les permita pagar impuestos, una pensión para la vejez, seguros sociales como cualquier trabajador independiente. Es el objetivo del primer Sindicato de Trabajadoras del Sexo que se acaba de fundar en Suiza y que se muestra como una herramienta eficaz en la lucha contra la trata de mujeres. ¿Un ejemplo para España? Entrevistamos a su fundadora.
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FOTO  ©  Nuria López Torres, miembro de GEA PHOTOWORDS
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Por Sergi Ribas para GEA PHOTOWORDS
A raíz de un articulo que publiqué aquí sobre la nueva ley de la  prostitución en Barcelona, en el cual tuve la ocasión de entrevistar a una miembro del Colectivo Hetaira, organización que vela por los derechos de las prostitutas, llega a mis oídos la noticia de que en Suiza se ha creado el primer sindicato de  trabajadoras del sexo. Esto es, por lo menos, sorprendente a primera vista y las dudas sobre el concepto en si se me plantean de inmediato. El tema ha revolucionado Suiza, aunque seguramente mucho menos de lo que lo hubiera hecho en nuestro país. La fundadora del sindicato, Angelica, nos cuenta los pormenores de esta peculiar experiencia asociativa.
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¿Cómo y cuándo nace la idea de constituir un sindicato?

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Lo que me empujó a hacer realidad de este sueño fue la proposición del UDC, un partido  de extrema derecha aquí, en Suiza, que pedía que sacaran a las prostitutas de las calles porque estaban al lado de las escuelas, algo que no era cierto. Acudí al Gran Consejo de Ginebra para hablar de nuestra situación y decir que era absolutamente falso  lo que afirmaba UDC, que podían venir a comprobarlo ellos mismos. Así nació el Sindicato. Todas las chicas nos organizamos y pedimos ayuda a sindicatos de Francia,que tienen ya una larga carrera.
¿Qué respuesta esperáis o ya estáis obteniendo por parte de la sociedad?
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Estamos obteniendo respuestas desde varios sectores, nos invitan a muchas conferencias como sindicato. Otros sindicatos nos han felicitado y desde el sector político creen que somos un interlocutor válido para hablar de la prostitución. Hablamos en nombre de las prostitutas, las representamos, y eso es un gran reconocimiento social.
¿Qué utilidad puede tener el sindicato para las prostitutas? ¿Crees que un sindicato de otro oficio es tratado de la misma forma?
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El  hecho de hablar todas con una sola voz; que podamos mejorar nuestras condiciones de trabajo, esa la idea. Que cada prostituta se sienta bien en su trabajo. Que tenga un reconocimiento social como prestataria de servicios sexuales. Estamos en contacto permanente con la Brigade des Moeurs  (la policía que se encarga de la prostitutas). Siempre están disponibles, nos han felicitado calurosamente por el hecho de haber creado un sindicato; los políticos también nos han dado su apoyo. En fin, hay muy buena comunicación.
¿Cuáles son las condiciones actuales de la prostitución en Suiza? ¿Hay protección legislativa? ¿Cómo está vista socialmente?
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Creo que, socialmente, se ve como un estigma existente en todas las sociedades occidentales y que no va a desaparecer por el hecho de que haya un sindicato. La prostitución es mucho más difícil de erradicar que cualquier otra cosa. Jurídicamente,es un trabajo legal. Un trabajo considerado como independiente. Nosotras tenemos un certificado de salario que nos permite de pagar impuestos, pagar una pensión para la vejez, además de todos los seguros sociales, como cualquier trabajador independiente.
Si una prostituta tiene un problema aquí, puede llevarlo a los tribunales, puede llamar a la Policía, que se defiendan sus derechos. Me parece una situación óptima, aunque eso no excluye que siga habiendo problemas. Hay gente que se aprovecha de la situación de las prostitutas y les cobran alquileres muy elevados para poder ejercer su oficio, etc.
En un momento social en el que, al menos en España, los sindicatos empiezan a ser criticados, ¿creéis que sigue siendo la mejor arma de negociación con el Gobierno?

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La  cuestión del “nombre”, sindicato o sindicalismo, es muy complicada. Es verdad que, como “independientes“, no tenemos un objetivo contra el que luchar. Lo que nosotras queremos es que nuestras condiciones de trabajo sean óptimas, dignas de un país civilizado como es Suiza. Creo debemos seguir llamándonos sindicato, porque en Suiza la percepción del sindicalismo es muy diferente de la que hay en España o Francia.
Nosotras no podemos dejar de ser un sindicato y pasar a ser un colectivo o una asociación porque perderíamos credibilidad. Que seamos un sindicato significa que todas nuestras asociadas perseguimos los mismos objetivos, que aceptamos los estatutos  y que luchamos por las mismas cosas.
Para luchar contra lo que llamáis “competencia desleal”, os enfrentáis a las mafias y redes de explotación. ¿Hay alguna posibilidad de que las autoridades se decidan a combatir estas mafias de forma real y efectiva?
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En Suiza, cada cantón tiene su propia ley de prostitución. Así que, en cada uno, la situación  es muy distinta. La trata de blancas y la competencia desleal son dos cosas diferentes. Las redes mafiosas trafican con personas y pueden imponer precios bajos, pero no es eso lo que nosotras consideramos competencia desleal. En Suiza, el proxenetismo, la explotación de personas obligadas a ejercer la prostitución es un delito. Nosotras podemos llamar a la policía cuando descubrimos que hay chicas que están siendo explotadas. La intervención de las fuerzas del orden es de gran ayuda en estos casos.
Cuando hablamos de competencia desleal, nos referimos a chicas que trabajan por 30 euros, porque creen que es muchísimo dinero pero aquí, en Suiza, esa cantidad es una miseria. Ofrecer el mismo servicio que nosotras realizamos por un precio tan bajo es competencia desleal. Nosotros insistimos a las chicas que se ponen en contacto con nuestro sindicato a que establezcan un precio estándar. Sobre todo por ellas. El mercado existe, está establecido y no deberían trabajar por menos dinero,tienen que respetar a sus compañeras.
¿Crees que se confunde permanentemente la trata, las mafias con prostitución voluntaria?
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Si, es verdad. Hay mucha gente que cree que todas las prostitutas son víctimas y no entienden que hay personas que eligen voluntariamente esta profesión. Necesitamos que comprendan que nosotras podemos ser un elemento muy importante en la lucha contra la trata de seres humanos porque sabemos cuál es la situación, vemos lo que pasa y además podemos denunciarlo a la policía.
¿Puede ser que se utilice la trata por parte de las autoridades y la prensa para así poder englobar a todas las profesionales y hacer leyes más restrictivas con la excusa de los derechos humanos?
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El argumento preferido de las feministas extremas es afirmar que somos todas víctimas y necesitamos ser salvadas. Sobre todos los católicos, que tienen siempre un mensaje de salvación. No son capaces de entender que uno puede elegir libremente esta profesión. Pero hay una gran diferencia entre un trabajo elegido voluntariamente, con todas sus consecuencias, y la trata de blancas, las mafias que obligan a las personas a prostituirse.
Siempre ha habido competencia desleal en la prostitución. Por cada chica que cobre una tarifa específica, seguramente haya dos chicas que trabajen por un 10 % menos. Eso siempre ha existido. No podemos obligar a nadie a aceptar una tarifa, sobre todo nosotras, que somos autónomas. Cada una hace lo que quiere con su cuerpo. Lo ideal sería convencer a las propias mujeres de las ventajas de tener un precio fijo para todas. Pero no podemos obligarlas, ni institucional ni estructuralmente
porque somos independientes.
¿Cuál es el debate acerca de la ley de la prostitución y las zonas donde ejercer?
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En Ginebra, hay personas que alquilan un piso de, por ejemplo, dos habitaciones, lo transforman  en un piso de cuatro y alquilan cada una a una chica diferente a precios altísimos. Es un dinero que no declaran. Estas chicas están totalmente desprotegidas, ni siquiera tienen facturas del alquiler que pagan. Nosotras queremos que el lugar de trabajo sea digno, que haya una cocina, que haya un cuarto de baño. Que tengan todo lo necesario para trabajar.
Actualmente, se trabaja en habitaciones muy pequeñas y eso crea problemas de higiene. Problemas de seguridad. Si una chica tiene un problema y tiene que escapar, no puede hacerlo por las reducidas dimensiones de las habitaciones. Y sobre todo, que haya facturas, que los propietarios hagan facturas a las chicas para evitar que puedan ser desalojadas en cualquier momento.
¿Cuáles son las máximas aspiraciones sociales del sindicato?
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Que se mejoren las condiciones laborales, que sean dignas, que se reconozca esta profesión. Pedimos la creación de una guía para las prostitutas que se inscriben a la Brigade des Moeurs; un día de información de los riesgos sanitarios y acceso gratuito a las pruebas de enfermedades de transmisión sexual. Estamos luchando por la creación de ese día de información. Queremos que las chicas que son víctimas de mafias sepan que existe una ley que protege sus derechos en estos casos. Que hay toda una estructura social que puede ayudarlas. Inscribirse a la Brigade des Moeurs y recibir toda esa información puede resultar muy útil para acabar con casos de explotación.
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Sergi Ribas es  licenciado en Sociología por la Universidad de Barcelona. Especializado en Medio Ambiente  y Sociedad, ha trabajado para  el Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible de la Generalitat de Catalunya y posteriormente ha tenido la oportunidad de viajar por el Cono Sur americano colaborando con diferentes ONG como la Fundación ambiental boliviana Gaia Pacha y la entidad chilena ¡Activo! Actualmente escribe en Ecodiari.cat

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