viernes, 16 de mayo de 2014

Trabajo sexual no es sinónimo de trata ni de esclavitud

 http://elestantedelaciti.wordpress.com/

http://sexandthestate.com/how-calling-sex-work-human-trafficking-hurts-women/
En el debate acerca de si la prostitución debería ser legal, vuelve recurrentemente la cuestión de su efecto sobre la trata de seres humanos. MonkeyCage hizo recientemente un enlace a un artículo de World Development que pretendía demostrar empíricamente que “los países que han legalizado la prostitución tienen, según los informes, mayores afluencias de trata de seres humanos que los países similares en los que la prostitución es ilegal”.
Mi primer pensamiento fue que la prostitución no es realmente legal en esos países. Suecia, por ejemplo, tiene unas leyes terribles e ineficaces que pretenden acabar con la demanda. Arrojar a menos señoras a la cárcel y centrarse más en los clientes no es legalización; es cambiar a quién victimizas. Y mi segundo pensamiento fue, ¿a qué están llamando trata de seres humanos?
The Guardian citó recientemente al subfiscal de la corona del Reino Unido, Oliver Head QC, describiendo a las “víctimas” de trata como personas que, para escapar de sus países de origen, pagan una gran cantidad de dinero que luego se ven forzadas a devolver. “Pueden haber pagado tanto como 70.000 euros por su pasaje a Europa, una deuda que supone su esclavitud”. Esto no es esclavitud, es servidumbre por deudas, y afectó a dos tercios de los inmigrantes que llegaron a América procedentes de las islas británicas en el siglo 17.
Lxs activistas antiprostitución y antiinmigración han secuestrado el término “trata de seres humanos” para describir cualquier situación de una persona que cruce una frontera para hacer trabajo sexual.
Como explica Maggie McNeill:
La gente antisexo creó una mitología en la que la típica trabajadora sexual es una “niña esclava víctima de trata”, y por tanto secuestró lo que se estaba convirtiendo en una fuerza positiva por los derechos humanos [el movimiento contra la trata], transformándolo en un instrumento de represión; cuando los gobiernos se dieron cuenta de que podrían usarlo como una excusa para restringir la inmigración, se completó la corrupción de una causa noble en una mezquina. 
Por ejemplo, el FBI afirmó haber detenido en una redada a 31 tratantes de seres humanos, incluso sin haber ningún indicio de que sus empleadas hubieran sido retenidas contra su voluntad. Las palabras del agente especial Andrew Arena en la conferencia de prensa que siguió a las detenciones son elocuentes: “El FBI es parte de un aparato que está ahí para proteger a las personas, a veces incluso de sus propias decisiones equivocadas”.
No distinguir a trabajadores de esclavos hace obviamente más difícil rescatar a las auténticas víctimas de esclavitud. Requiere abrazar la insultante idea de que las mujeres no son capaces de decidir dejar sus países de origen y hacer trabajo sexual en el extranjero. Al etiquetar erróneamente a todas las trabajadoras sexuales que necesitan atravesar una frontera como víctimas de trata de seres humanos, estás usando también al estado para despojar a las mujeres de su autonomía. Esto debería importar a todxs, porque una vez que estableces que las mujeres no son capaces de tomar sus propias decisiones, puedes justificar retirarles cualquier clase de derechos y libertades.
Aquellxs interesadxs en la libertad económica y personal deberían trabajar duro para asegurar que el movimiento que intenta acabar con la trata de seres humanos no esté siendo usado para negar a las mujeres el derecho a vivir y trabajar como les plazca. Para conseguir esto, necesitamos una mejor definición de trata de seres humanos. Trata no es la entrega voluntaria  de dinero o servicios a cambio de ayuda para cruzar una frontera. Tampoco lo es conseguir un trabajo como prostituta una vez que la cruzas. Debemos distinguir entre trabajo y esclavitud, y para eso ya existe de hecho una línea divisoria realmente sencilla: el consentimiento. La trata de seres humanos es forzar a alguien a trabajar sin su consentimiento. Cualquier otra definición es equívoca, dificulta nuestra habilidad para encontrar a lxs auténticxs esclavxs y justifica despojar a las mujeres de su autonomía.
Foto via http://thelionproject.org/

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