Del original de Jane Green en The Guardian, Listen to sex workers – you’ll realise we have a lot to say about labour rights.
Traducido por
"Traducido por Demonio Blanco"
Las trabajadoras del sexo practicamos nuestra profesión porque tenemos necesidades y deseos en la vida: comida, cobijo y los gastos cotidianos que nos afectan diariamente. Además, somos parte integrante de las comunidades donde trabajamos y vivimos.
En Victoria, Londres, el trabajo sexual a pie de calle continúa criminalizado y sometido a leyes reguladoras.
Me produjo una frustración y una desesperación horrible leer el artículo Vivir en St. Kilda (Escocia) me abrió los ojos al mundo de la prostitución. Si tengo suerte, podré escapar. Frustración y desesperación porque, como trabajadora del sexo, antigua trabajadora a pie de calle y abogada de trabajadoras del sexo, muy a menudo veo que gente ajena a nuestro mundo habla de nuestras vidas de forma despectiva y estigmatizante. Tan, tan a menudo, que hasta ya existe un término para denominar nuestro trabajo: porno por compasión.
El término porno por compasión nos describe a las trabajadoras del sexo como víctimas alienadas, incapaces de tener voz propia y en constante necesidad de rescate o de rehabilitación. Es esta una visión que niega la potestad que tenemos sobre nuestros propios cuerpos, que busca sabotear las luchas de las trabajadoras del sexo para que nuestros derechos como personas se vean reconocidos y que coloca en un lugar preponderante en debates sobre nuestras vidas y derechos las voces de aquellas personas ajenas a nuestro mundo. Esto no puede ser.
Las trabajadoras del sexo, como las demás, practicamos nuestra profesión porque tenemos necesidades y deseos en la vida: comida, cobijo y los gastos cotidianos que nos afectan diariamente, y sí, a veces drogas, aunque obtener drogas no es ni mucho menos el motivo indispensable que nos lleva a involucrarnos en esta rama profesional. Formamos parte de las comunidades en las que trabajamos y vivimos, siendo las trabajadoras del sexo a pie de calle la parte más visible de nuestra comunidad y también las que se enfrentan a situaciones específicas en términos de atención pública y mediática.
En Victoria, Londres, el trabajo sexual a pie de calle continúa criminalizado y sometido a leyes reguladoras. Esto se refleja en nuestro día a día como profesionales del sexo cuando recibimos un trato diferente al que se aplica a trabajadoras de otras ramas. Estamos sometidas a un complejo y confuso régimen de regulaciones que nos dicta cómo y cuándo tenemos que trabajar. Cuando en alguna ocasión no cumplimos esas determinaciones o cuando somos víctimas de violencia, nos vemos obligadas a pedir ayuda a las autoridades (entre ellas, la policía) y a arriesgarnos a ser multadas por no cumplir las especificaciones de las leyes reguladoras.
En relación con lo anterior, algo que te puede provocar que el ánimo se te caiga a los pies es leer la prensa y encontrarte un artículo de opinión que tire de generalizaciones fundamentadas en interacciones que el autor ha con trabajadoras del sexo, que en general no van más allá que un par de buenos días.
Si de verdad quieres enterarte de nuestras vidas como trabajadoras del sexo, te daré una pista: escúchanos, tenemos mucho que decir. No estamos calladas, luchamos a diario por los derechos laborales de nuestra comunidad. Apreciamos a aquellas personas que nos escuchan y no tratan de hablar en nuestro nombre; las aliadas de verdad respetan nuestra independencia y no presuponen nada sobre nosotras, sino que intentan descubrir por sí mismas nuestro mundo, el de las trabajadoras del sexo, a través de nosotras.
Si escribes sobre nosotras, es importante que entiendas que cuando describes el ambiente en el que trabajamos como un martilleo constante de miseria, día y noche, día y noche y a nosotras como de caras sumisas, pero de ojos curtidos, lo que estás haciendo es despersonalizarnos y estigmatizarnos. Si en realidad te preocupa la violencia en nuestras vidas, si quieres ser una persona mentalizada sobre nuestra comunidad que quiere darnos su apoyo, los elementos clave a los que te tienes que enfrentar son el estigma y la discriminación y las leyes que criminalizan nuestro trabajo y evitan que disfrutemos de los derechos como personas y trabajadoras de los que sí disfrutan otros miembros de la sociedad, esas mismas leyes que nos dificultan el acceso a la justicia cuando somos víctimas de violencia.
Todo tipo de ayuda relativa a lo anterior que se nos facilite a las trabajadoras del sexo es un apoyo muy importante, escribir cosas como sexo por compasión, no.
http://eldemonioblancodelateteraverde.wordpress.com/2014/09/30/las-trabajadoras-del-sexo-tenemos-mucho-que-decir-sobre-derechos-laborales-escuchadnos/
Traducido por
"Traducido por Demonio Blanco"
Las trabajadoras del sexo practicamos nuestra profesión porque tenemos necesidades y deseos en la vida: comida, cobijo y los gastos cotidianos que nos afectan diariamente. Además, somos parte integrante de las comunidades donde trabajamos y vivimos.
En Victoria, Londres, el trabajo sexual a pie de calle continúa criminalizado y sometido a leyes reguladoras.
Me produjo una frustración y una desesperación horrible leer el artículo Vivir en St. Kilda (Escocia) me abrió los ojos al mundo de la prostitución. Si tengo suerte, podré escapar. Frustración y desesperación porque, como trabajadora del sexo, antigua trabajadora a pie de calle y abogada de trabajadoras del sexo, muy a menudo veo que gente ajena a nuestro mundo habla de nuestras vidas de forma despectiva y estigmatizante. Tan, tan a menudo, que hasta ya existe un término para denominar nuestro trabajo: porno por compasión.
El término porno por compasión nos describe a las trabajadoras del sexo como víctimas alienadas, incapaces de tener voz propia y en constante necesidad de rescate o de rehabilitación. Es esta una visión que niega la potestad que tenemos sobre nuestros propios cuerpos, que busca sabotear las luchas de las trabajadoras del sexo para que nuestros derechos como personas se vean reconocidos y que coloca en un lugar preponderante en debates sobre nuestras vidas y derechos las voces de aquellas personas ajenas a nuestro mundo. Esto no puede ser.
Las trabajadoras del sexo, como las demás, practicamos nuestra profesión porque tenemos necesidades y deseos en la vida: comida, cobijo y los gastos cotidianos que nos afectan diariamente, y sí, a veces drogas, aunque obtener drogas no es ni mucho menos el motivo indispensable que nos lleva a involucrarnos en esta rama profesional. Formamos parte de las comunidades en las que trabajamos y vivimos, siendo las trabajadoras del sexo a pie de calle la parte más visible de nuestra comunidad y también las que se enfrentan a situaciones específicas en términos de atención pública y mediática.
En Victoria, Londres, el trabajo sexual a pie de calle continúa criminalizado y sometido a leyes reguladoras. Esto se refleja en nuestro día a día como profesionales del sexo cuando recibimos un trato diferente al que se aplica a trabajadoras de otras ramas. Estamos sometidas a un complejo y confuso régimen de regulaciones que nos dicta cómo y cuándo tenemos que trabajar. Cuando en alguna ocasión no cumplimos esas determinaciones o cuando somos víctimas de violencia, nos vemos obligadas a pedir ayuda a las autoridades (entre ellas, la policía) y a arriesgarnos a ser multadas por no cumplir las especificaciones de las leyes reguladoras.
En relación con lo anterior, algo que te puede provocar que el ánimo se te caiga a los pies es leer la prensa y encontrarte un artículo de opinión que tire de generalizaciones fundamentadas en interacciones que el autor ha con trabajadoras del sexo, que en general no van más allá que un par de buenos días.
Si de verdad quieres enterarte de nuestras vidas como trabajadoras del sexo, te daré una pista: escúchanos, tenemos mucho que decir. No estamos calladas, luchamos a diario por los derechos laborales de nuestra comunidad. Apreciamos a aquellas personas que nos escuchan y no tratan de hablar en nuestro nombre; las aliadas de verdad respetan nuestra independencia y no presuponen nada sobre nosotras, sino que intentan descubrir por sí mismas nuestro mundo, el de las trabajadoras del sexo, a través de nosotras.
Si escribes sobre nosotras, es importante que entiendas que cuando describes el ambiente en el que trabajamos como un martilleo constante de miseria, día y noche, día y noche y a nosotras como de caras sumisas, pero de ojos curtidos, lo que estás haciendo es despersonalizarnos y estigmatizarnos. Si en realidad te preocupa la violencia en nuestras vidas, si quieres ser una persona mentalizada sobre nuestra comunidad que quiere darnos su apoyo, los elementos clave a los que te tienes que enfrentar son el estigma y la discriminación y las leyes que criminalizan nuestro trabajo y evitan que disfrutemos de los derechos como personas y trabajadoras de los que sí disfrutan otros miembros de la sociedad, esas mismas leyes que nos dificultan el acceso a la justicia cuando somos víctimas de violencia.
Todo tipo de ayuda relativa a lo anterior que se nos facilite a las trabajadoras del sexo es un apoyo muy importante, escribir cosas como sexo por compasión, no.
http://eldemonioblancodelateteraverde.wordpress.com/2014/09/30/las-trabajadoras-del-sexo-tenemos-mucho-que-decir-sobre-derechos-laborales-escuchadnos/
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