jueves, 31 de mayo de 2012

Civismo o cinismo más sobre las ordenanzas que criminalizan a las prostitutas en la calle


Ayuntamientos como los de Madrid, Gijón, Barcelona o Valladolid han dictado medidas que castigan la mendicidad, la prostitución o las acampadas en lugares públicos. Asociaciones se han opuesto a tales ordenanzas, al considerar que limitan los derechos y libertades de los colectivos implicados y de la ciudadanía en general.
Ordenanzas cívicas regulan e incluyen limitaciones sobre algunos derechos y libertades sociales. En relación al derecho de reunión, reconocido y regulado en la Constitución Española como derecho fundamental, la abogada Yolanda Huergo afirma al respecto que “hay artículos de ordenanzas que pueden ir no sólo en contra del derecho fundamental de reunión, sino también contra la libertad de expresión, participación y manifestación, lo que supondría un recorte de derechos y libertades públicas”.
Madrid
Algunos ayuntamientos de la Comunidad de Madrid como los de Guadalix de la Sierra, Fuenlabrada o Alcalá de Henares han dictado ordenanzas que prohíben actividades consideradas “contrarias al civismo y que alternan la convivencia vecinal”.
La ordenanza de Fuenlabrada prohíbe realizar en la vía pública “oficios o trabajos”, la mendicidad, servir bebidas alcohólicas en la calle, tender ropa en lugares visibles o realizar graffitis en edificios públicos. La norma de Guadalix de la Sierra prohíbe acampar en espacios públicos, la práctica del tarot en la calle o usar los asientos públicos con fines diferentes a los que tienen. La ordenanza de Alcalá de Henares castiga la práctica de la mendicidad y la prostitución en la vía pública, la venta ambulante, acampar en espacios públicos, gritar e insultar. Las multas que pueden imponerse por la práctica de estas actividades pueden llegar a 3.000 euros.
La ordenanza de Guadalix de la Sierra obliga a los habitantes de la localidad a denunciar ante las autoridades los incumplimientos que otras personas hagan de la normativa. Este hecho parece contradecir la convivencia a la que se refiere esta norma.
Varias plataformas han mostrado su disconformidad frente a estas ordenanzas cívicas. Clarisa Velocci, portavoz de la asociación Prostitutas Indignadas afirma que “este tipo de normativas no resuelven los conflictos y vulneran los derechos fundamentales de las mujeres que se dedican a la prostitución”.
Gijón
La ordenanza cívica de Gijón prohíbe la mendicidad, justificando esta medida por “el derecho que tienen los ciudadanos a transitar por la ciudad sin ser molestados”. Esta norma castiga también la prostitución y las acampadas en la vía pública. Además, impide el botellón cuando cause molestias a otros usuarios del espacio público o a los vecinos de la zona. Estas actuaciones podrían castigarse con multas de hasta 750 o 1500 euros.
La Asociación Alambique es una de las organizaciones que se oponen a esta ordenanza al considerar que “en vez de apostar por un modelo más educativo y de trabajar las relaciones y la resolución conflictos, se usan modelos sancionadores y de prohibición, recortando claramente nuestras libertades y nuestros derechos”. Además, añade que mediante estas ordenanzas “se criminaliza la pobreza y todas aquellas conductas que no están bien consideradas por nuestro modelo social”. “Ser pobre no es delito y no se debe multar ni sancionar a las personas por buscarse la vida” afirman.
La abogada Yolanda Huergo considera que “este tipo de medidas coercitivas no solucionan los problemas concretos de los colectivos afectados, sino que los agravan” y estima que “la amplitud de conductas que describe hace que todos y todas seamos susceptibles de ser sancionados por conductas que poco tendrían de incívicas. Igualmente, afirma que “dependiendo de cómo se apliquen determinados artículos de la ordenanza, podrán verse recortados los derechos y libertades públicas de los ciudadanos y mantiene que esta ordenanza define y pretende imponer un modelo de ciudad que no podemos compartir”.
Valladolid
Según la ordenanza de Valladolid, el objetivo de la norma es perseguir “las actuaciones perturbadoras de la convivencia ciudadana”. Prohíbe, entre otras, la mendicidad en las vías y espacios públicos, acampar en la calle sin autorización cuando se perturbe la convivencia o la realización de graffitis en edificios públicos. Estas conductas se consideran faltas graves y podrán castigarse con multas de hasta 1500 euros.
La Plataforma Ciudadana en Defensa de las Libertades es una de las agrupaciones que se opone a la ordenanza, al considerar que “ataca al libre ejercicio de la libertad de expresión, pone restricciones al derecho de reunión y manifestación y criminaliza la pobreza”. Además, entiende que esta normativa “mezcla de forma malintencionada la actividad de los movimientos sociales con cuestiones de vandalismo”.
Barcelona
La ordenanza cívica de Barcelona es una de las más antiguas ya que se publicó hace algo más de seis años. Prohibe la mendicidad, la prostitución, beber en la calle o jugar a la pelota en espacios públicos. Las multas pueden llegar hasta 3.000 euros.
Hetaira, colectivo en defensa de los derechos de las trabajadoras del sexo, entiende que esta normativa “comportará una mayor estigmatización de las mujeres y agravará su situación de vulnerabilidad, quedando más expuestas que nunca a la violencia policial, a la violencia comunitaria y a la violencia de las organizaciones criminales”. La polémica que surgió a raíz de las multas impuestas a las personas sin hogar por dormir en la calle, que provocó la reacción de diversas asociaciones como Arrels, será estudiada por el gobierno municipal, tal y como indica Europa Press.
Las ordenanzas aún siguen dando que hablar y continúan las protestas en contra de las prohibiciones que contienen. Ayuntamientos como el de Barcelona han propuesto revisar el contenido de las normas pero el descontento de organizaciones y ciudadanía sigue siendo evidente. 

Comunicado de prensa del Colectivo Hetaira sobre el registro de datos de prostitutas y sus clientes en Cataluña.

La portavoz del Colectivo Hetaira, Cristina Garaizábal, considera que el registro que almacenarán los datos de las prostitutas identificadas ejerciendo en las carreteras en Cataluña es "un atentado contra la intimidad" que "roza lo inconstitucional".
MADRID, 30 (EUROPA PRESS) La portavoz del Colectivo Hetaira, Cristina Garaizábal, considera que el registro que almacenarán los datos de las prostitutas identificadas ejerciendo en las carreteras en Cataluña es "un atentado contra la intimidad" que "roza lo inconstitucional". En declaraciones a Europa Press, Garaizábal ha apuntado que en la próxima reunión de la ejecutiva de Hetaira, que está especializada en la defensa de los derechos de las prostitutas y defiende la regularización de su actividad, se abordarán las medidas a adoptar como respuesta a esta iniciativa catalana. "Pretenden recoger expedientes de algo que no es delito, como es la prostitución", ha señalado, para incidir en que la iniciativa se suma a la lista de normas municipales que a su juicio "están empeorando las condiciones de vida de las mujeres y basándose en penalizar algo que es discutible que sea un delito, y empujándolas a trabajar en sitios cerrados donde las explotan". Por eso, el Colectivo no descarta acudir al Defensor del Pueblo para formular una queja contra lo que consideran una persecución injustificada de este colectivo cuya actividad si bien no está prohibida, tampoco está regulada legalmente. 

"La voz de las mujeres que ejercen la prostitución" Estudio académico de la Comunidad Valenciana

Estudio realizado en Valencia. Conclusiones después de haber entrevistado a 22 mujeres . Que muestran realidades hetereogéneas y no encontraron a ninguna en situación de trata, eso si condicionadas (sic) aún así llegan a la conclusión de que la prostitución es violencia de género.(supongo que trabajar limpiando, en la costura, atención a personas mayores, en condiciones duras y que no dan el suficiente salario para mantener a una familia, es decir trabajos históricamente femeninos, que son las únicas alternativas reales que se les da a estas mujeres,  no es violencia de género no ¿verdad? Recuerdo que los investigadores académicos están obligados a investigar e informar con rigor y no sacar conclusiones desde las ideologías, en este caso abolicionista,  estos debates-ideológicos lo han de hacer los demás (actores implicados en tomas decisiones de políticas públicas o si se quiere foros de debate) pero no  la academia. 

Coordinado por I. Serra Institut Universitari d’Estudis de la Dona Universitat de València



http://www.bsocial.gva.es/portal/portal?docid=5601

miércoles, 30 de mayo de 2012

Prostitutas y universitarias, más prejuicios.

Para comentar este artículo dejo el testimonio de Mara Elisa (autora de "Las ocultas"), lo hace mejor que yo y el de otra compañera Sofía



Después de leer el reportaje sobre prostitutas universitarias en "Mujer Hoy" (el suplemento del ABC), no puedo evitar decir algo. En primer lugar, aconsejo la lectura de dicho reportaje, porque amplía muchas cosas de las que comento en mi libro. Recoge otros testimonios de mujeres que eligen voluntariamente la prostitución y sin plantearse en principio nada más que aumentar sus ingresos y conseguir, así, mejorar su nivel de vida.

Si me hubieran entrevistado cuando tenía veinticuatro años, hubiera dicho más o menos lo mismo que ellas (salvando diferencias alusivas a la logística del puterío, ya que yo siempre preferí trabajar en casas, y ellas son chicas "de contactos") Hoy tengo muchas cosas que añadir a mi testimonio, pero eso es porque, entre mis veinticuatro años y mis cuarenta, he andado un camino interior particular.

Pero en fin, a lo que iba. Hay una frase que me ha chirriado en medio de todo el reportaje, y es la que dice una psicóloga, para "explicar" por qué estas chicas eligen prostituírse: "Es la cultura del mínimo esfuerzo, lo que los padres hemos inculcado a nuestros hijos", opina Mara Cuadrado, psicóloga clínica especialista en adolescentes".

Bueno. Aquí es donde hago un punto y aparte y digo lo que sé: primero, que es mentira que la prostitución sea un trabajo de "mínimo esfuerzo" (el dichoso mito del dinero fácil). Lo parece, e incluso puede llevarnos a engaño el propio testimonio de las mujeres que ejercen de putas, pero de "mínimo esfuerzo", nada. En mi libro lo explico, pero de todos modos no era ésto lo que quería comentar extensamente, porque ya he abundado en este asunto en otras ocasiones. Lo que quería rebatir, aquí, es esa idea de que una mujer, si se hace puta, es porque sus padres se lo hayan dado todo migado. ¡No se puede generalizar así, frivolizando el sufrimiento que a muchas mujeres las lleva a prostituirse!

La mayor parte de putas que conocí, inclusive yo misma, procedíamos más bien de familias donde no se vivía la abundancia, o donde, al menos, se crió a los hijos con un autoritarismo que abarcaba también una restricción en lo que a gastos se refiere. Hay que tener en cuenta que muchas mujeres eligen trabajar como prostitutas porque están hartas de ser pobres, o de tener que batallar como leonas (casi siempre vencidas) para conseguir cosas que necesitan. En este panorama no encaja, precisamente, que te lo hayan dado todo hecho, o estar acostumbrada a recibir cualquier cosa sin esfuerzo. A las mujeres entrevistadas habría que preguntarles cómo fue su infancia, su adolescencia, o por qué no es su familia quien les costea los estudios (entre otras cosas) Por supuesto, habrá casos en los que sí exista ese "malcriamiento", pero desde mi perspectiva (y tengo conocimiento de causa) eso son excepciones, no la tónica dominante.

En mi libro dije que hace años empezaba a darse el fenómeno de mujeres jóvenes que se iniciaban en la prostitución, ya no para cubrir necesidades básicas, sino para satisfacer vicios consumistas. Y me pareció obvio que esa tendencia iba a ir en aumento, porque cada vez hay más productos que uno siente que "necesita" consumir. Sin embargo, incluso en estos casos no creo que se pueda hablar de que la "culpa" de la prostitución sea de unos padres demasiado blandos. En realidad, si acaso hay "culpa", ésta es compartida por toda una sociedad que elige el modelo consumista como si fuera una virtud, y se inclina ante el mito del éxito rápido, del pelotazo.

   
(A la izda. pintura de Shawn Downey)

De hecho, muchas prostitutas éramos mujeres que, de acuerdo, en algún momento caímos en el consumismo, pero procedíamos de familias muy austeras. Y muchas, incluso, éramos o habíamos sido personas maltratadas en algún momento de nuestras vidas.

Mi caso y el de La Dorada son un ejemplo de infancias educadas en la restricción y la vigilancia moral extrema, pero la mayoría de mis otras compañeras de oficio seguían un patrón restrictivo en un nivel o en otro. Precisamente parte del "engache" al puterío procedía del "subidón" que nos daba nadar entre dinero, después de una vida tan sobria, que hasta para repetir de un plato tenías que negociar o suplicar a tus padres. Y no porque nunca hubiera más comida en la despensa, sino porque "no era bueno pedir tanto" El gran miedo de muchos padres de putas actuales fue, precisamente, que no nos convirtiéramos en unas caprichosas consentidas. ¿Qué paradoja, no?

También recuerdo la dureza con la que algunas compañeras de oficio criticaban a las mujeres (jóvenes) que pedían limosna en la calle: "Que pongan el coño a trabajar, como nosotras. Que se lo curren" Para estas prostitutas, la idea de mendigar era intolerable, siempre y cuando fueras joven y pudieras "esforzarte" como las del gremio hacíamos. O sea, que para nosotras la vivencia de la prostitución no tenía nada que ver con un "vivir del cuento" o "no dar ni golpe", sino al contrario. Lo vivíamos como un trabajo arduo, costoso, sólo que, eso sí, sus resultados económicos eran muy rápidos.

De hecho, las mujeres entrevistadas en el reportaje del ABC lo dicen muy claro: eligen prostituirse porque les permite ganar dinero rápido, trabajando pocas horas al día, con un horario que pueden compatibilizar con los estudios. (La dificultad de compaginar una carrera con un trabajo que te permita independizarte de tus padres es exactamente lo mismo que denuncié hace días, en una entrada de este blog) Pero parece que no se termina de encajar la realidad, tal cual la cuentan las propias prostitutas, y por eso la misma psicóloga, más adelante, acusa veladamente a estas mujeres de no querer trabajar en algo más humilde (limpieza, supermercado, etc) No se entiende que la mujer que se prostituye no lo hace porque se le caigan los anillos si limpia, o trabaja detrás de un mostrador, sino por otras razones más complejas.

Volviendo al consumismo, éste es un vicio globalizado, colectivo. Puedes haber educado a tus hijos como a ciudadanos de la vieja Esparta, pero si vives en una sociedad que grita a todos los vientos que, si no tienes esto o aquello (o si no gastas x cantidad de dinero en lo de más allá), eres un nadie, un perdedor, y no cuentas una mierda, tu celulita de austeridad no resistirá el embate externo y el consumismo se irá colando por los resquicios hasta atrapar a tus hijos. En ocasiones, el vicio consumista los devorará, los hará suyos por completo. Otras veces no. En todo caso, la responsabilidad de esa situación no es (ni mucho menos) exclusiva de los padres, o de cómo hayan educado éstos a sus hijos. La responsabilidad es COMPARTIDA por los padres, los hijos y...atención: por todas las otras personas que sean o hayan sido un referente para ellos. Y en este último saco caben muchas personas.

Las raíces de la prostitución son múltiples. Los factores que hacen que una mujer elija ser puta son como gotas que van llenando un vaso y que, sólo si rebasan cierta cantidad, pesan lo suficiente como para inclinar la balanza hacia un lado (el de la prostitución) También se pueden comparar con pequeños arroyos que, sólo al reunirse y confluir unos con otros, pueden dar lugar a un río grande (o corriente fuerte) en pro de la prostitución.

En mi caso, hubo oscuras memorias de abusos infantiles, fuertes conflictos con mis padres, hostigamiento y mobbing escolar en la adolescencia, fuertes complejos de inferioridad, crisis emocionales por desengaños amorosos y de otros tipos, desengaño espiritual, hartazgo por no tener dinero propio, ni independencia, deseo de estudiar cosas que no estaban en la universidad (cuyas matrículas y costos, por lo tanto, excedían a los costos habituales), y finalmente, sí, un ansia devoradora de ser una consumidora "normalizada", o sea: una mujer más de las que compran habitualmente una serie de productos y se mantienen, así "al día, renovadas, atractivas", como rezan prácticamente todas las publicaciones dirigidas a un público femenino. Y me dejo factores en el tintero, pero es que tengo que resumir.
Cada una de estas cosas no hubiera provocado, por sí sola, que yo me hiciera puta. Pero todas juntas, sí. Puede que incluso con la mitad de ellas tampoco hubiera elegido hacerme puta, no lo sé. Pero con ese "pack" al completo, digamos que la tendencia en pro de la prostitución se hizo tan fuerte, que finalmente resultó insoportable resistirse a ella. Elegí ser puta porque realmente sentía que "era lo que tenía que ser" y "era lo mejor, en mis circunstancias". Me parecía, incluso, que se trataba de una especie de destino inevitable que alguna inteligencia invisible había trazado para mí, y que aceptarlo era lo más sensato. Cuando inicié finalmente mi vida como puta experimenté un alivio considerable, y toda mi vida pareció florecer, impulsada por la poderosa energía del dinero que, ¡por fin! llegaba a todas las partes de mi existencia, cubriendo todas mis necesidades (o lo que yo sentía como tales) e incluso permitiéndome soñar con futuros proyectos prometedores...

Con los años, mi vida fue evolucionando hacia otros derroteros, pero eso ya es otra historia. Si nos detenemos en el punto en el que recién había iniciado mi vida como mujer que trabaja de puta "todos los días, unas horas por la tarde", esa era mi verdad. Y no, no se atisbaba en ella ni rastro de una educación blanda ni acomodaticia. Al contrario.

Para terminar, propongo a quien diga que currarse citas con hombres desconocidos para acostarse con ellos (varios al día, ¿eh?) es seguir la ley del mínimo esfuerzo, que vaya, lo practique, y luego me cuente cómo le fue. Si tan bicoca es la prostitución, ¿qué hacemos, que no la practicamos todos con todos? ¡Estamos perdiendo el tiempo, vamos! Porque si es tan fácil y da tanto dinero, puede ser la solución a todos nuestros prolemas, o casi. Y hasta para la crisis...¿O no?
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Evidentemente es un tema en el que me siento cercana e identificada. Soy escort y, aunque ya no estudio en la universidad, he sido universitaria y aún estudio alguna que otra cosita. Yo soy una de esas chicas... Aunque por mí se pague más que por Silvia o Diana, pero no creo que esto importe mucho para hablar de este tema.


¿El mínimo esfuerzo?

Quizás sea cierto lo que dice el artículo sobre que vivimos en la cultura del mínimo esfuerzo. Es cierto: a ninguna persona le gusta trabajar de más. ¿Es acaso malo un trabajo porque se gane más dinero que en otro? Tampoco, ¿verdad? No vamos ahora a decir que el trabajo más honorable y digno es aquél en el que ganemos menos.

La remuneración de cada trabajo se "calcula" por la cantidad de personas que pueden ejercerlo. Si hubiese en el pais 10 millones de arquitectos, no ganarían tanto. Limpiar escaleras se paga poco porque cualquier persona mayor de edad está formada para hacerlo, y lo mismo pasa para ser cajera de un centro comercial... 

¿Por qué asumir que trabajar 8 horas al día de Lunes a Viernes y cobrar 900€ al mes es mejor que ser puta y cobrar 3000€? ¿Me esfuerzo menos? No creo, es un trabajo distinto. No hay que esforzarse menos, tampoco creo que más, hay que esforzarse de otro modo. Tengo que estar arreglada, tengo que tener lencería en buenas condiciones, tengo que ser simpática y tratar a un desconocido como a mi mejor amante.

Es cierto que parece que sólo trabajemos cuando estamos en una habitación, pero a veces le echas muchas horas de espera, de preparación y tienes un horario mucho más flexible.

Pero sí, hay una cosa cierta, puta podemos ser cualquiera también. No nos piden tener una carrera, ni nada. Conviene ser joven y mona pero, oye, algunas chicas no son monas ni jóvenes y trabajan igual. Y a mucha gente le puede parecer injusto que una niña de 18 años cobre tres veces más que un hombre de 40 años.

Pero, eso sí, si lo pensamos friamente no es un trabajo que se pague demasiado bien: probad a parar a una mujer cualquiera y ofrecerla 70€ por un polvo de 1 hora. Yo cobro más por 1 hora pero, muchas chicas tampoco estarían dispuestas a hacer esto por lo que cobro. La clave es que si trabajas bien, tienes más clientes y ganas más. Así de fácil, así de justo. Si no eres buena en esto, no ganas dinero.


Adicciones

El artículo habla de las drogas y yo también he tocado este tema. Yo nunca he esnifado coca y nunca he fingido que lo hacía. A más de una compañera le he dicho que no sea idiota y que ni se le ocurra probarla... Algunas han caído en este mundo.

Pero la adicción que más me interesa comentar es la propia adicción a ser puta. Existe y me temo que muchas la tenemos. Es difícil dejar esta profesión una vez que te has acostumbrado. Consigues dinero, puedes vivir en una casa normal, no depender de tus padres, ayudar económicamente a tus padres y tener calidad de vida.

Yo no gasto tanto dinero. Ahorro mucho (no es fácil soltar mucho dinero a tus padres porque, es cierto, no lo puedes justificar frente a ellos), a veces voy al cine, a veces me tomo algo en la calle, me compro ropa y zapatos (pero salvo un par, nada caros). No vivo como una chica que gane 3000€ al mes. Vivo bien, pero sin excesos.

Lo complicado es que da miedo dejar del todo algo que te da de comer. Tengo ideas para un futuro cercano y trato de llevarlas a buen puerto pero... ¿quién me dice que funcionarán? Quizá fracase y tenga que empezar de cero de nuevo... Y posiblemente lo hiciese volviendo a ser puta.


El futuro

¿Me arrepentiré de lo que estoy haciendo? No lo sé. Espero que no, pero conozco chicas que se arrepienten de su matrimonio y no creo que debamos volvernos locos por eso... Siempre es posible arrepentirse de las elecciones tomadas, y siempre es posible sacar lecciones positivas de tus elecciones y fracasos. 

Sigo sin poder considerar como algo "malo" el ser puta. No soy objetiva, pero no creo que debamos echarnos las manos en la cabeza porque existamos. Cada una de nosotras tiene una vida distinta, y unos motivos distintos para meternos en esto y no dejarlo (aún). 

Las modelos o actrices también ganan mucho por relativamente pocas horas de trabajo. Un futbolista puede ganar muchísimos millones de euros por jugar 90 minutos a la semana. Los directivos de bancos o empresas en pérdidas ganan millones pese a que despidan personas. Un profesor gana muy poco por educar a la población. ¿Acaso estas cosas no son preocupantes de otro modo? 

La dignidad se lleva con tus acciones y no creo que se pierda por practicarle una felación a un hombre.

Besitos




Ofrecen servicios sexuales para mantener un elevado tren de vida y lo hacen sin remordimientos. Son estudiantes que han elegido libremente llevar una doble vida. Una decisión que puede marcarlas irremediablemente.

Recibe 40 llamadas telefónicas al día, de lunes a viernes. De ellas, dos culminan en citas que acaban entre sus sábanas. Encuentros de media hora por los que cobra 70 euros. Dice que sabe lo que hace. Le gusta y, además, que le permite llevar una vida independiente. Hablamos de una prostituta madrileña que cumplió 18 años en julio del año pasado. Fue en ese momento cuando decidió hacerse puta. Y no le molesta el calificativo: "Es lo que soy", afirma. Dos meses después de introducirse en este furtivo mundo comenzó su carrera universitaria. Prefiere no especificar cuál, pero apunta que de la rama de Derecho. Desde entonces lleva una doble vida. Esta joven atiende en la Red al nombre de Diana Le Blanc: "Universitaria. Tengo 18 añitos y recibo en mi piso privado de Diego de León (Madrid)... Ven a conocerme y seguro que repites", reclama en una página de anuncios. 

Diana afirma que más que para pagarse los estudios "es para vivir bien". "Con el plan Bolonia –añade– o estudias o trabajas. Las clases son presenciales y si me meto en un supermercado o en una tienda de ropa, tendría que faltar. Además, trabajaría ocho horas por 900 euros al mes. Con el sexo gano 1.200 en menos de dos semanas y así soy mi propia jefa. No me compensa otra cosa. Me saco en medio mes lo que me cuesta un año de carrera".

Su aspecto no denota opulencia ni, por supuesto, que se dedica a la prostitución. Viste jeans y camiseta oscura ancha. Desprende un perfume agradable. "Escada. Por supuesto no la utilizo con los hombres. No hay que dejar rastros", confía mientras sorbe un café con leche en una cafetería cercana a su centro de encuentros.


Un plazo establecido


Piensa dedicarse al oficio más antiguo del mundo dos años más. Lo tiene claro, o eso dice: "En tercero de carrera me iré de Erasmus. En cuarto voy a vivir del cuento con los ahorros de todo este tiempo". 


Silvia Silvido, como se hace llamar en la Red y en las películas pornográficas que protagoniza, también se pone plazo para dejar ambas cosas: tres años. Para entonces ya tendrá 30 y esta psicopedagoga habrá terminado su formación universitaria en Filología Inglesa; incluso habrá finiquitado la hipoteca de su casa en Las Rozas, por la que paga 1.800 euros al mes.


Su silueta extremadamente delgada y alta y su pelo rubio platino son sus principales reclamos, además de la palabra "universitaria". "Muchas la utilizan para conseguir más clientes", explica. Basta con realizar varias llamadas para comprobarlo.

Silvia lleva siete años ofreciendo su cuerpo en grado escort –alta categoría–. "Esto me permite una formación que no podría tener con otro trabajo normal: viajar por el mundo, estudiar idiomas y acudir a las clases de la universidad. Quien diga que es para pagarse la carrera es mentira. Da para mucho más". Silvia maneja cuatro idiomas: inglés, francés, alemán e italiano. 


La parte ciega


Los especialistas en psicología y las mujeres que han pasado por este mundo muestran aquello de lo que no hablan estas profesionales del sexo. "Es la cultura del mínimo esfuerzo, lo que los padres hemos inculcado a nuestros hijos", opina Mara Cuadrado, psicóloga clínica especialista en adolescentes. En los dos últimos años ha atendido a tres jóvenes (dos de ellas, menores) que voluntariamente ejercían la prostitución de alto standing esporádicamente. "El único móvil es tener dinero y para conseguirlo no les importaba tener sexo con desconocidos. Les permite vivir por encima de las posibilidades de cualquier chica de su edad, con lo que ello conlleva: liderazgo, ir a la moda con ropa cara, tener tecnología puntera...". Para esta especialista, el problema reside en que no se dan cuenta de dónde se están metiendo ni los problemas que puede conllevar. "A veces la causa es la comodidad. Hay jóvenes que prefieren dedicarse a la prostitución antes que trabajar en una cocina o en limpieza. En el ámbito universitario, muy tecnificado, internet puede jugar un papel facilitador", considera Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid.


Tren de vida adictivo


Según describen los especialistas, el perfil de joven que contempla este oficio como fuente de ingresos es el de chicas que quieren encontrar sensaciones distintas y nuevas, les gusta el riesgo, el lujo y destacar por encima de las de su edad. Lo complicado es salir de ese mundo y bajarse de ese tren de vida. En la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (Apramp) y la Asociación de Mujeres de la Noche Buscando el Día (Amunod) comparten esta opinión. Una de las responsables de Apramp explica que han atendido pocos casos de universitarias que se dedicasen a la prostitución. Las que atendían a este perfil "nos pedían atención psicológica porque se sentían vacías y no encontraban el sentido de por qué seguían haciéndolo".

Mónica Galdós, mediadora laboral de la asociación Amunod, apunta, por su experiencia, que es muy posible que algunas no salgan de ello. "El alto standing tiene una franja de edad. A partir de los 30 bajas la categoría. Muchas acaban en una whiskería si no salen a tiempo, o en casas de citas, o en las calles. Tenemos casos como estos".

María (nombre ficticio) fue prostituta de forma voluntaria durante 20 años. Lo dejó hace seis y ahora ha vuelto a caer después de que la despidieran de un trabajo "normal". "Ponerse un plazo con esto es imposible. Quieres comprarte muchas cosas. Al final, es una enfermedad. Estás enganchada y hay que añadirle que es muy fácil pasar al mundo de las drogas porque los clientes te incitan a que lo hagas", relata. Pero tanto Silvia como Diana niegan que hayan entrado en ese círculo. "Para hacer este trabajo hay que saber fingir y engañar. Igual que haces creer al cliente que estás llegando al clímax, simulas que te estás metiendo una raya", coinciden las dos.


¿Y cómo se entra? "Todo comenzó en juego de rol de internet con 15 años –cuenta Diana–. En él interpretaba un papel de prostituta y me hacía llamar Diana Le Blanc. Solo escribía. Era algo virtual. Quizás eso y la serie de televisión "700 euros. Diario secreto de una call girl" [donde la protagonista se introduce en el mundo de la prostitución de lujo para ganar dinero] influyeron en que diera el paso". La primera toma de contacto de esta joven, que oculta su rostro para las fotos, con el sexo de pago llegó con una casa de citas de Madrid. "Me pagaban 1.200 euros mensuales, llegase al número de clientes que llegase. A las 12 de la mañana había que estar en pie y a las dos de la madrugada una se iba a dormir. De lunes a viernes, interna en el piso. Estuve tres días. No me gustó el ambiente, aunque te trataban muy bien. Y llegué a la conclusión de que podía sacar más dinero por mi cuenta". Fue así como decidió hacerse sus fotos y colgar varios anuncios en la Red. Su negocio ahora va como la seda.


Sin embargo, la entrada de Silvia en la prostitución fue muy distinta. Tenía 18 años cuando comenzó a bailar en una barra en Inglaterra. Era un show erótico sin nada de sexo. "Unos clientes me dijeron que podía hacerlo igual pero acostándome con hombres. Al principio me enfadé, pero me lo pensé mejor y comencé en este mundo". Desde el principio ha sido independiente, nunca le ha rendido cuentas a nadie

Para Diana, lo peor de su trabajo es la mentira y la doble vida. "Cuando salgo con mis amigas el fin de semana soy otra. No puedo contárselo a nadie. Tampoco justificar nada, ni siquiera meter el dinero en el banco. Eso sí, no me influye para el estudio. Lo que no me interesa recordar, lo olvido. Soy fría". Esta duplicidad se refleja en las dos casas que tiene en Madrid. La vivienda donde cita a sus clientes está en Diego de León. Por ella paga 200 euros a la semana. Otras dos chicas, también prostitutas, abonan el mismo precio por otras dos habitaciones. De lunes a viernes duerme en la Plaza Elíptica, compartiendo piso con un compañero que no sospecha de su otra cara. El beneficio mensual que obtiene por el sexo de pago son 3.500 euros, restándole 1.400 de gastos fijos. "Todo el dinero que se mueve es negro, tanto en las casas de citas como lo que nos llevamos nosotras", detalla.


Silvia, por el contrario, no oculta su negocio ni a la familia, ni a los amigos, ni a sus compañeros de clase. Más de un disgusto se ha llevado por ello, sobre todo en la universidad, donde han intentado chantajearla para obtener sexo gratis. "No lo han conseguido", asegura. Su familia estuvo sin hablarle un año. "Cuando vieron que me sacaba los estudios, el trato fue normal, y así continúa, aunque no les gusta. Mi madre dice a otras personas que soy modelo para una revista de moda", sonríe mientras lo cuenta.



Por el contrario, Silvia vive con su novio, que es actor porno, desde hace cinco años en su casa de Las Rozas. Allí ya no lleva a nadie para mantener encuentros. "Te roban cosas de casa en plan fetiche", explica. Esta mujer, que se define como egoísta y materialista, suele tener dos citas al día. Cobra 100 euros la media hora; de 200 para arriba a partir de ahí. Eso más las generosas propinas, superiores a 100 euros, y regalos que le dejan los clientes. Cuando realiza algún viaje fuera puede alcanzar hasta los 3.000 euros. Además, sabe sacar beneficio a las redes sociales. Suele obtener 6.000 euros mensuales limpios. "También tengo muchos gastos: peluquería, uñas, lencería, ropa, coche. Se gana mucho, pero hay que mantenerse", expresa.


Enfrentarse al futuro


De cara al día de mañana, tanto una como otra se preguntan si les quedarán secuelas psicológicas. María, la exprostituta que ha vuelto al oficio, asegura que sí. Silvia, por su parte, dice que le preocupa la posibilidad de arrepentirse, pero al mismo tiempo afirma que lo haría de nuevo si pudiera volver atrás en el tiempo. Diana prefiere quitarle hierro: "No creo que me afecte en un futuro. Al revés, se aprende mucho acerca del trato de las personas. Aprendes a vivir sola. Dependo de mí para todo. Quizás cuando tenga 50 años piense "¿qué he hecho?", pero ahora no tengo esa mentalidad”.

El psicólogo Valentín Martínez-Otero menciona entre los problemas psicológicos más frecuentes "sentimientos de culpa y vergüenza, baja autoestima, depresión, trastornos de ansiedad, evasión a través de drogas o alcohol... muchos de estos negativos efectos pueden verse agravados por llevar una doble vida, con ocultación a la familia, de la que se pueden alejar". Depende de cada caso, de la personalidad de la joven, de su historia emocional y de las circunstancias en que haya ejercido. Pero lo cierto es que su beneficio inmediato, al final, tiene un precio.

Entrevista a Montse Neira Una mala mujer, en el "País Semanal" el próximo domingo 3 de junio 2012

Os dejo el enlace del avance de la portada del próximo número del País Semanal, donde se publica una entrevista que me realizaron.Desde aquí quiero agradecer a Quino y a Jordi, la santa paciencia que tuvieron conmigo, y su sensibilidad para tratar el tema y tener en cuenta la voz de las personas que ejercemos la prostitución ya que los que tienen que hacerlo no lo hacen: Los correspondientes gobiernos.

http://www.elpais.com/pais-semanal/

Cataluña creará un fichero de prostitutas y sus clientes para perseguir y multar el comercio sexual


http://portaldogc.gencat.cat/utilsEA...language=ca_ES

Me avergüenzo de vivir en un país que dice que es un estado de derecho, democrático y social. ¿cómo pueden tener la desfachatez de querer controlar a las personas que ejercen la prostitución? ¿por qué no hacen el fichero de la policía corrupta, de los abogados corruptos, de los proxenetas, de los políticos corruptos? Siempre se ha de atacar al más débil y vulnerable...las putas que sólo tratan de mantener a sus familias y a sus clientes que sólo buscan un rato de placer y evasión....estas personas son las malas, la purria de la sociedad, la que ha de eliminarse... esgrimiendo como argumento principal: para evitar la explotación sexual...sí señor...estas son las políticas públicas eficientes, eficaces...


LEY ORGÁNICA 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. Articulo 7, Datos especialmente protegidos Los siguientes puntos dicen: 3. Los datos de carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida sexual sólo podrán ser recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo disponga una ley o el afectado consienta expresamente. 4. Quedan prohibidos los ficheros creados con la finalidad exclusiva de almacenar datos de carácter personal que revelen la ideología, afiliación sindical, religión, creencias, origen racial o étnico, o vida sexual. Ahora, a denunciar a la Gencat.cat.

http://www.que.es/ultimas-noticias/sociedad/201205300944-cataluna-creara-fichero-prostitutas-clientes-cont.html


Es un paso más para combatir el comercio sexual y la explotación de personas. La Generalitat de Cataluña habilitará un fichero con la identidad, nacionalidad, dirección y fecha de nacimiento e incluso datos más sensibles como la orientación sexual de las personas que ejercen la prostitución y sus clientes, según la orden, publicada este miércoles en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC)



El fichero es lo más sobresaliente de la orden que acaba de entrar en vigor en Cataluña, pero hay más ingredientes de no menor importancia. Así, el  artículo en cuestión tipifica como grave la ocupación de manera temporal de las zonas de dominio público de las carreteras para negociar servicios de naturaleza sexual porque supone un peligro para la seguridad vial. Y multa con hasta 30.000 euros tanto a clientes como a prostitutas, según publica el diario El País.
El fichero que se creará supone una novedad en España, pero también un riesgo por la Ley de Protección de Datos, ya que contendrá datos especialmente protegidos como la orientación sexual de las personas.
¿TODO BAJO CONTROL?
Esa información se usará, según se señala en el DOGC, para "recoger los datos de las denuncias, tramitar y resolver los expedientes sancionadores, recaptar las sanciones y extraer los datos para elaboraciones estadísticas". así, los archivos serán de carácter confidencial y secreto.
El comprometido fichero está avalado por un informe de la Autoridad Catalana de Protección de Datos . "Ninguna duda puede ofrecer que la recogida de datos sobre determinadas personas como demandantes u oferentes de servicios sexuales a cambio de remuneración permite identificar una persona, obtener un perfil sexual y puede suponer una amenaza para el individuo", recoge el informe.
"Piénsese, por ejemplo, en las repercusiones que una información de este tipo puede tener en el ámbito familiar, laboral o en la imagen social del individuo", añade. Este tipo de datos, junto a las informaciones relativas al origen racial y a la salud, solo se pueden recoger por "razones de interés general", esgrime la Autoridad.
Pero a pesar de eso, la APDCAT considera que los motivos que esgrime la Generalitat, multar por poner en grave peligro la seguridad vial, habilita para su recogida.
POLÉMICA Y CRÍTICAS
Hay que recordar que el Ayuntamiento de Barcelona fue expedientado por la misma agencia que ha dado el visto bueno al fichero de la Generalitat porque recogía el DNI y la dirección de prostitutas y clientes a los que multaba en la calle, algo que el Consistorio recurrió. La diferencia entre ambos casos radica en que el Consistorio se regía por una ordenanza municipal, mientras que la Generalitat se apoya en una ley.
En cualquier caso, distintas asociaciones y entidades lamentan que la Administración tenga en sus ficheros detalles tan sensibles sobre la vida sexual de las personas, sobre todo, de las mujeres. "Es una forma más de estigmatizar a las mujeres", dicen en la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida
En Mujer-Frontera. creen que "se penalizan y criminaliza a las prostitutas, al final terminen escondiéndose o las metan en pisos cerrados, en los que no se tenga acceso a ellas y eso las haga aún más vulnerables".

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Nota de prensa de APROSEX:

Desde la Asociación Aprosex, (Asociación de Profesionales del Sexo), queremos manifestar nuestra repulsa más absoluta y nuestra indignación por una ley que consideramos no sólo injusta, discriminatoria y criminalizadora, si no además absoluta y completamente estigmatizadora hacia lxs trabajorxs del sexo.
Nuestras compañeras en la calle, distraen, -dicen las mentes bienpensantes de nuestros políticos-, a los que pagamos un extraordinario sueldo todos los meses y aún cuando se jubilan, siguen cobrando, también de lxs trabajadorxs sexuales.
Distraen las en la carretera, tanto como los carteles advirtiendo de que hay hielo en la calzada, en pleno mes de agosto en la zona de Tarragona, todos lo hemos visto.
Tanto, como el Toro de Osborne, tanto como los ciclistas o aquellos que fervorosos, emprenden el Camino de Santiago.
Y nadie les multa.
Las putas molestan. Mejor que las apartemos de nuestra vista. Están buenas y enseñan cacha, a veces hasta un medio pecho, ¡qué vergüenza!, y sin embrago, ellas tienen derechos. El derecho individual a trabajar con seguridad y a mostrarse ante sus posibles clientes.
¿Acaso no lo hacen en nuestras carreteras, aquellos que en pleno verano, venden desde limones hasta sandías, pasando por melocotones y el resto de la huerta murciana?
Exigimos respeto hacia lxs Trabajadores Sexuales. Exigimos reuniones con los Ayuntamientos y la propia Generalitat para llegar a acuerdos.
No se pueden hacer leyes contra nosotrxs, sin contar con nosotrxs.
Hombres, mujeres, transexuales, maricones, travestís, captan en nuestras calles y carreteras a sus clientes, ganándose la vida. Eso sí molesta a los ejecutivos políticos estrechos de miras, a los que todos les pagamos un sueldo.
Espacios y horarios concertados, es lo que les hace falta a nuestras compañerxs en calles y carreteras, que la mayoría de ellxs trabajan por su cuenta y con esta ley, se verán obligadxs a exiliarse en pisos y clubes, dando el 50% de lo que generan a unos empresarios que no cotizan a la SS. por ellxs.
Desde APROSEX, exigimos competencia, profesionalidad, arraigo social, compromiso y responsabilidad a los políticos que, siempre se olvidan de que, las víctimas últimas de sus ataques pro-moral, son las mujeres y hombres que, de una manera digna y libre trabajan en el mundo de la prostitución, de manera voluntaria.
Barcelona a 30 de Mayo de 2012
Aprosex
www.aprosex.org
Mail: aprosex@aprosex.org

Dia 2 de junio: Dia Internacional del Trabajo Sexual.Día Internacional de las putas. Colectivo Hetaira

2 de Junio, Día Internacional de las Putas
Desde 1975, el 2 de Junio se celebra el Día Internacional de las Putas. Un día no oficial, por supuesto, pero sin embargo proclamado y propagado por prostitutas y por las asociaciones en defensa de las trabajadoras del sexo, sobre todo en Latinoamérica y Europa.

¿Por qué este día?

Porque el 2 de junio de 1975, más de cien prostitutas ocuparon la iglesia Saint-Nizier en la localidad francesa de Lyon para llamar la atención sobre su mala situación y sobre las represalias continuas que sufrían por parte de la Policía: abusos y violencia, multas y encarcelamientos. “Chicas alegres en la casa del señor”, titulaban en un texto enviado a la prensa donde explicaban su acción. Una ocupación pacífica que se propagó, inesperadamente, a otras ciudades francesas.

En esa iglesia se gestó el Colectivo de Prostitutas, un referente histórico para todas las organizaciones posteriores. Como decía Ulla, una de sus líderes: "Esperamos nuestra libertad en tanto que mujeres tal y como somos, y no tal y como queréis que seamos para tranquilizar vuestra conciencia (...). No tengáis miedo: esta liberación no supondrá automáticamente una proliferación de las prostitutas. A no ser que nosotras, las mujeres, seamos todas chicas a las que únicamente reprimía el miedo a la policía...".

Por eso, aprovechamos este día 2 de junio de 2012 para recordar a las compañeras encerradas en la iglesia, por su valentía, por enfrentarse a la hipocresía social haciéndose visibles, por hablar públicamente de sus problemas, por dar fuerza a otras mujeres a hacer lo mismo.

Desde Hetaira festejamos, rememoramos este día y aprovechamos para seguir exigiendo lo mismo que ellas (¡y ya han pasado más de 27 años!): respeto total al trabajo sexual (no a la criminalización legal o social) y derechos laborales para las prostitutas.

El día 2 de junio estaremos con toda nuestra fuerza (aunque desde la distancia) apoyando las manifestaciones contra la represión del trabajo sexual, en París.

Hetaira, colectivo en defensa de los derechos de las prostitutas.
Madrid, 2 de junio de 2012

(*) En algunos países orientales y la India se celebra este día el 3 de marzo.


Dia 2 de junio: Dia Internacional del Trabajo Sexual. Taller Ca La dona (Barcelona)

PutesTransLesbianesFeministes
Dones que no som com cal


Fins ara, hem estat parlant de la crisi i de com aquesta no es limita només a la vessant econòmica que se'ns 'ven' des dels governs estatals i els mitjans de comunicació. Tenim clar que aquesta és una crisi generada des del sistema capitalista heteropatricarcal, i que sovint la interiorització dels seus paràmetres normatius ens 'cala' molt més del que creiem.  

El que ens cal veure ara és com aquesta crisi afecta als 'cossos' que clarament se'n desdiuen de la 'norma' per adoptar una possible posició insubmisa/ rebel. Cal entrar dins d'aquestes 'categories' i veure quins són els paràmetres que les han creat -interns i externs- per entendre les seves actituds i dificultats en el marc de la crisi. En definitiva, ens cal veure com i perquè ens afecta la crisi a les que no som 'com cal'.

No som com cal: totes som putes

La prostitució és probablement un dels temes més controvertits dintre les lluites feministes. Algunes posicions feministes solen reduir la prostitució a l'esclavització de la dona al treball sexual – pagat/ generat per clients i proxenetes masculins-. Però la veu d'algunes de les mateixes treballadores és la que ha començat a oferir una visió molt diferent del món de la prostitució, allunyant-se de l'estigmatització heteropatricarcal -de la qual alguns feminismes semblen ser un 'eco inconscient'-. L'exercici del treball sexual pot ser una eina d'empoderament per qui l'exerceix. La tria del client i el pagament pels serveix atorga un poder a la prostituta: la puta no esclavitzada, tria conscientment el que fa i el que vol fer; ella és la 'figura alpha' de l'intercanvi.

Evidentment, aquesta possibilitat de poder de les dones mitjançant una 'arma' tant poderosa com el sexe va ser ràpidament 'detectada' pel patriarcalisme: aquest denigra la sexualitat de les dones i genera un negoci per 'controlar-la'. En aquest procés, cal expandir el nostre camp de visió cap a tota la teranyina politico-social-econòmica que s'ha teixit al voltant d'aquest negoci. 

La marginalitat i la precarietat a la qual és sotmesa la prostitució és a més una condició 'sine qua non' per perpetuar l'estigmatització de la figura de la prostituta. Els exemples d'aquesta necessitat de mantenir la prostitució al marge d'allò 'socialment acceptable' són evidents: tot i la reivindicació constant des col·lectius de treballadores sexuals perquè la seva feina sigui considerada com a tal i gaudeixi de prestacions socials, pocs són els Estats que han transigit a aquestes demandes. 

A darrere s'hi amaguen sense gaire eficàcia les màfies que comercien amb els 'cossos femenins', les quals tenen en els Estats  i les seves polítiques capitalistes els seus millors aliats; però més al fons trobem el manteniment del mateix ordre heteropatriarcal, que ha de fer seu el poder de la sexualitat de les dones i de l’ús del terme 'puta' com a estigma de 'dona que no és com cal'. 

Alguns feminismes s’han 'empassat' aquesta elaborada ficció cultural/ lingüística, però davant d'un sistema que ja no pot ni dissimular les seves greus deficiències constructives, no caldrà recuperar l'estigma de 'putes' per reclamar el nostre poder sexual/ cultural i treballar per desfer els constructes que ens han posat a sota de la piràmide del 'ser com cal'?

Lectures
- “Teoría King Kong”, Virginie Despentes (fragments)

- Fragments de l'eix 1

- Articles sobre la “Marcha de las putas” a l'Amèrica Llatina

martes, 29 de mayo de 2012

Prostitución: desnudando hechos ocultos.Bibliografía

Sexo, sexualidad, felicidad, sexo de pago.

Las prostitutas venden mucho más que sexo. A su lado los hombres se sienten apreciados, mimados, valorados. En resumidas cuentas, se sienten alguien. Ellas saben como manipular su vanidad; es su negocio. Son capaces de proporcionarles, previo pago, un “subidón” de autoestima. Algunos asiduos clientes pueden llegar a decir: “como me tratan ellas no lo hace ninguna”. Y se olvidan de que esos dechados de amabilidad y encanto pasan factura, nunca mejor dicho.

Las putas, como los restaurantes, se pueden medir en estrellas, y claro, los servicios no son los mismos en una pensión que en un hotel de lujo. La prostitución, tanto selecta, como geishas, hetairas o la puta de la esquina, pueden tener más o menos conversación y arte, pero siempre son sumisas. Esa es la clave, hacer que el hombre se sienta un señor servido por la esclava. La fantasía del harén parece que pervive y no sólo se trata de tener muchas mujeres a disposición sexual, sino de tener quien les adule y les sirva.
Lo anteriormente expuesto ayuda a entender las razones que pueden llevar a hombres jóvenes y atractivos a frecuentar los servicios de prostitutas. Chicos que podrían ligar fácilmente y que sin embargo prefieren el atajo del contrato de servicios. Recordamos el caso de un joven profesional de clase acomodada, con un buen sueldo y muy buena planta, que se gastaba al mes un buen pellizco con “chicas de vida alegre”. Acudía a consulta porque cada vez se sentía más dependiente de ese tipo de relación, y no es que tuviera alguna inclinación sexual inconfesable o rara. Por otro lado, él no tenía ningún problema para tener sexo, tenía dos o tres relaciones fijas discontinuas con chicas inteligentes y bien situadas con las que podía pasar agradables veladas; pero no se sentía tan cómodo en esas relaciones, sin duda más equilibradas, en las que él tenía que repartir de igual a igual.

Algunos hombres temen exponerse a ser juzgados por sus habilidades sexuales y les agobia la preocupación por satisfacer las necesidades de ellas. Prefieren ser el centro de atención incondicional de las mujeres de pago, dónde no tienen que hacer ningún esfuerzo para que fluya la interacción. Las prostitutas se encargan de satisfacer sus deseos, y sobre todo están seguros de que no van a ser rechazados. Algo de eso les debe pasar también a algunos hombres poderosos, como digamos Berlusconi. Da la impresión de que necesitan comprar favores sexuales a diestro y siniestro para saciar su inconmensurable afán de poder. 

Os preguntaréis el por qué de la preocupación, si él se lo pueden pagar y es una transacción entre adultos libres ¿qué problema hay? En este caso, nos parecen de interés, además de las consideraciones de género y psicología profunda, que por complejidad y extensión no se exponen, incidir en que comodidad y felicidad no son sinónimos. Lo que escuchamos en consulta sobre este tema es que pueden sentirse muy cómodos con el sexo pagado, pero la interacción con prostitutas no les hace felices, durante el rato que están con ellas puede ser divertido, pero después se sienten vacios y tristes. Esto nos lleva a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones humanas y la conducta sexual, y de cómo los factores emocionales tienen un destacado papel en el grado de satisfacción sexual. No basta con el contacto físico y el intercambio de fluidos, los vínculos emocionales son la chispa que aporta gratificación y felicidad.

¿Cuál es tu actitud respecto al tema? ¿Te has encontrado alguna vez en esta situación? ¿Son para ti sinónimos felicidad y comodidad?

Género, sexo, amor y dinero. José Luis Nieto Y Adriana Gracia Piscitelli. Bibliografía

El artículo está en portugués pero se puede entender perfectamente, lo he puesto porque hace referencia a prostitutas brasileñas en España, además de ser un trabajo de investigación riguroso


"El mayor miedo que tienen las prostitutas migrantes es a la polícia"
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Estudos etnográficos recentes desenvolvidos por pesquisadores da Unicamp e de universidades internacionais e nacionais, mensuram o peso das articulações entre o sexo, o dinheiro e o afeto na mobilidade de pessoas. Os trabalhos exploram diferentes aspectos, ainda pouco analisados na academia, envolvendo estes deslocamentos e o chamado mercado do sexo. As investigações abarcam, sobretudo, a circulação entre os habitantes do Brasil, Espanha, Itália, Portugal e Estados Unidos.
Para a antropóloga da Unicamp Adriana Gracia Piscitelli, pesquisadora do Núcleo de Estudos do Gênero Pagu, os estudos “alargam” a noção de “geografias de poder marcadas pelo gênero”, estabelecida em 2001 pelas teóricas norte-americanas Sarah Mahler e Patrícia Pessar. Apesar de fundamental para os avanços nos estudos de gênero, esse conceito tende a restringir-se a relações entre homens e mulheres. São raras, segundo Piscitelli, as pesquisas que consideram as experiências de deslocamentos de pessoas “que embaralham as fronteiras entre masculinidade e feminilidade, como as das travestis”.
Um exemplo relevante para este entendimento é a relação que turistas gays estrangeiros, principalmente dos Estados Unidos, estabelecem com garotos de programa do Rio de Janeiro que se autoidentificam como heterossexuais e que possuem namoradas ou esposas e, às vezes, filhos. “Estes turistas acabam, de alguma maneira, se integrando à família desses homens, tornando-se padrinhos dos seus filhos e enviando remessas de dinheiro para ajudar sua família. E esses homens que se consideram heterossexuais dizem que não se apaixonam por esses estrangeiros, contudo, ao longo dos anos, vão criando sentimentos de carinho e de gratidão pela ajuda recebida. Com travestis, as relações são ainda mais surpreendentes, como aquelas entre travestis brasileiras e seus maridos italianos”, revela.
A estudiosa do Pagu reuniu mais de uma dezena de pesquisas acerca do tema no livro Gênero, sexo, amor e dinheiro: mobilidade transnacionais envolvendo o Brasil,  que acaba de ser lançado no âmbito do programa de doutorado em Ciências Sociais do Instituto de Filosofia e Ciências Humanas (IFCH). A obra também é organizada pelos pesquisadores do Pagu José Miguel Nieto Olivar e Gláucia de Oliveira Assis, atualmente, professora da Universidade do Estado de Santa Catarina (Udesc).
Adriana Piscitelli lidera na Unicamp linha de pesquisa sobre sexualidade que vem produzindo desfechos relevantes nos estudos nacionais e internacionais ao longo dos últimos 13 anos. Os resultados exigem, segundo ela, uma nova conceitualização sobre o termo “mercado do sexo”. A antropóloga defende, com base em resultados empíricos, que a expressão não pode se resumir ao conceito que supõe apenas a oferta e a demanda por sexo. Deste modo, ela questiona a ideia de que o turismo sexual esteja restrito somente à prostituição, no sentido da realização de ‘programas’. “Embora uma parcela da população envolvida em turismo sexual faça programas, existe também outra grande parcela que não faz. Atualmente se fala na indústria do sexo, pensada em uma sofisticada organização de empreendimentos, como hotéis, indústria turística e internet e que gera muitos lucros. Mas nas pesquisas empíricas que realizei por diversos anos, principalmente no Nordeste do Brasil, eu me encontrava com uma oferta de sexo comercial quase artesanal. Esta oferta, às vezes, remetia à prostituição, mas muitas vezes não. Havia também intercâmbios sexuais e econômicos que não envolviam dinheiro, mas outros tipos de benefícios e que operavam como um lugar de afeto. Ou seja, trocas nas quais quem oferece sexo é ajudado, se apega, se acarinha…”, analisa.
Outra conclusão importante dos trabalhos é a que questiona as visões que consideram todos esses deslocamentos como tráfico de mulheres para exploração sexual. A migração de brasileiras para atuarem no mercado do sexo nos Estados Unidos e países da Europa está ligada, principalmente, à busca de oportunidades, sejam elas econômicas ou sociais, afirma a antropóloga. “O termo ‘exploração’ remete a uma ideia de trabalho forçado. Mas isso nem sempre ocorre e não foram essas as percepções demonstradas pelas minhas entrevistadas na Espanha. O maior medo de muitas delas era da polícia migratória e não das redes de tráfico. Tendemos a pensar a prostituição e o mercado do sexo como se fossem fechados. Nos dois países onde pesquisei, na Itália e Espanha, eu percebi que as brasileiras eram uma presença significativa no mundo do trabalho sexual, mas elas também constituíam um dos principais contingentes de estrangeiras que casavam com italianos e espanhóis. Comecei, então, a notar que também existia uma forte imbricação entre os mercados do casamento e do sexo”, relata.
Vitimização
Seguindo na linha de Piscitelli, o pós-doutorando José Miguel Nieto Olivar explica que para muitas mulheres a prostituição constitui-se num campo de potencialização da autonomia.  “A prostituição se configura em relações nas quais muitas mulheres podem exercer mais poder sobre suas vidas ou reduzir a violência. Eu tenho várias narrativas de mulheres que antes de entrarem na prostituição tinham relações conjugais fortemente marcadas pela violência. Ao saírem dessas relações e entrarem na prostituição por sua conta própria, elas relatam que têm menos violência e lidam melhor com isso porque não dependem de ninguem”, confirma. Olivar desenvolve seu pós-doutorado pesquisando o universo das prostitutas na região do Alto Solimões, na tríplice fronteira entre Brasil, Peru e Colômbia.
“Trabalha-se com ideias muito fixas sobre prostituição e mercado do sexo, principalmente nos espaços políticos e da mídia. E, nestes sistemas de pensamento, o lugar da prostituta como vítima e/ou perversa é muito forte.  Ou, então, é o empresário que é naturalmente perverso. O que estamos construindo e tentado colocar nas discussões no âmbito acadêmico e político são as vozes dessas pessoas. Nós tentamos fornecer dados para complexificar essas discussões, no sentido de reconhecer experiências de vidas que são válidas, mas que muitas vezes são apagadas”, crítica Olivar.
Por outro lado, Adriana Piscitelli admite as dimensões de violências que estão presentes na prosituição e no mercado do sexo. “Há dimensões de violência e de sofrimentos das pessoas, vinculadas, nas minhas pesquisas, ao pavor das brasileiras à polícia migratória e ao que elas viam como maus tratos para além da deportação. Há também o fantasma com a violência dos clientes, principalmente entre aquelas que faziam trabalhos sexuais em apartamento. Uma coisa é levar em conta essas dimensões de violência; outra, é considerar essas pessoas, a priori, como vítimas. Minhas entrevistadas não se consideram vítimas… Para muitas, o trabalho sexual e a migração faziam parte de estratégias, em seus projetos de vida, que, em algumas vezes, foram bem sucedidas e, em outras, não”, conclui.
Sexualidade tropical
A antropóloga também constatou que a imagem de uma brasilidade tropical, difundida no exterior como um atributo sexual, não justificava a demanda por sexo com as mulheres brasileiras na Espanha. Piscitelli afirma que elas “desapareciam” enquanto singularidade e nacionalidade nesse contexto.
Para justificar sua proposição, a pesquisadora cita a dinâmica de funcionamento das casas de sexo da Espanha, onde há uma lógica de selecionar as mulheres seguindo certa hierarquia. “No topo estavam as espanholas. Depois, as mulheres do leste Europeu, que eram tidas como mais cultas e mais eficientes. No meio havia uma faixa com as latino-americanas e, por último, as africanas negras. E as brasileiras eram englobadas no leque mais amplo de latino-americanas. E, lutando para se posicionar neste mercado e atrair clientes, o que as brasileiras acabavam afirmando não era nem a morenice, nem a sexualidade tropical, mas atributos relacionados à higiene e carinho. E os critérios dos clientes também não privilegiavam nenhuma nacionalidade”, demonstra.
Obra
O livro Gênero, sexo, amor e dinheiro: mobilidade transnacionais envolvendo Brasil, também publicado no formato e-book, envolve pesquisas em parcerias com estudiosos de universidades internacionais e nacionais. Entre as estrangeiras estão a Universidade de Northwestern (EUA), a Universidade de Milão (Itália) e o Instituto Universitário de Lisboa (Portugal). Das nacionais, participam a Universidade de São Paulo (USP), Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), Universidade Estadual Paulista (Unesp), Universidade Federal de Uberlândia (UFU), Universidade Federal do Recôncavo da Bahia (UFRB), Universidade do Vale do Rio Doce (Univale) e Universidade do Estado de Santa Catarina (UDESC). A obra, de acordo com Piscitelli, foi concebida a partir do seminário Trânsitos Contemporâneos: turismo, migrações, gênero, sexo, afetos e dinheiro, realizado no final de 2010 na Unicamp.
■ Serviço
Livro: Gênero, sexo, amor e dinheiro: mobilidade transnacionais envolvendo Brasil
Organizadores: Adriana Piscitelli, Glaucia de Oliveira Assis e José Miguel Nieto Olivar
Editado pelo Núcleo de Estudos de Gênero Pagu (IFCH)
E-book: http://www.pagu.unicamp.br/sites/www.ifch.unicamp.br.pagu/files/Livro.pdf
Páginas: 582 

lunes, 28 de mayo de 2012

"El orgullo de ser puta" testimonio de Paula Vip.

JAVIER RUIZ PORTELLA © www.elmanifiesto.com
Decía Demóstenes, el célebre orador griego: “Tenemos compañeras (hetairas) para la voluptuosidad del alma, y concubinas (pailakas) para la satisfacción de los sentidos, y mujeres legítimas para darnos hijos de nuestra sangre y ser las guardianas de nuestros hogares.” Dejemos de lado el estatuto de la mujer casada (no existían “hetairos” para ellas…) en un mundo en el que asegurar la descendencia era primordial –hoy parece importarnos un pito– mientras que, por otra parte, no había entonces ningún medio anticonceptivo que fuese de fiar.
Lo que importa de las anteriores palabras es otra cosa: la alta estima –el cristianismo aún no había pasado por ahí– que la sociedad griega otorgaba a la prostitución. Tanto a la callejera o de puticlub (diríamos hoy), como sobre todo a esas hetairas (nuestras escorts, diríamos hoy, salvo por lo que a su reconocimiento se refiere)que eran mujeres no sólo de gran belleza sino también de refinada cultura y alta consideración social. Entre sus amantes, públicamente conocidos por todos, se cuentan dirigentes políticos como Pericles o Alejandro el Magno, filósofos como Sócrates, dramaturgos como Eurípides, escultores como Praxíteles, cuya Friné sirvió de modelo para diversas estatuas de la diosa Afrodita.
Nada que ver, desde luego, con la situación imperante en nuestras sociedades, tan “liberadas sexualmente” como pretenden los beatos y beatas que defienden al mismo tiempo sus rigideces y sus presuntas liberalidades. Basta pensar en lo que ocurriría si Rajoy, Zapatero o quien fuese tuviera como pública y reconocida amante a una escort de altos vuelos…
Para hablarnos de todo ello tenemos hoy con nosotros a Paula Vip, esta barcelonesa que, aunque no ha posado para ningún Praxíteles (tampoco lo hay en nuestros días…), bien pudiera ser considerada, tanto por sus cualidades propias como por su presencia mediática, la más famosa hetaira de nuestro país.
–Tu historia, Paula, es la de una respetable madre de familia que, en un momento dado –hace seis años–, decide, por acuciantes problemas económicos, “saltar al otro lado”, ¿no?
–En efecto, pero sin por ello dejar en lo más mínimo de ser “respetable”, que quede claro.
–Hasta más respetable se puede decir que te has hecho, ¿no?
–Sí, pero ese término de “respetable” no me gusta nada.
–A mí tampoco, es una cursilada. Lo usaba con sorna, por supuesto.
–Digamos que me he hecho más completa, más plena, más realizada. ¡He aprendido tanto en estos años! Del mundo, de la vida, de los hombres, de las mujeres, del placer, del amor… De todo.
–¿Del placer, del tuyo propio también? No me vas a decir que…
–¡Por supuesto que sí! Claro que en mi trabajo también conozco el placer sexual. ¡Mal iríamos, si no! Lo conozco, por supuesto, más o menos intensamente según la disposición y las habilidades de mi amante… y las que yo sepa darle, pero por supuesto que el placer está presente ahí.
–¿Y si te viene un señor feo, con cara de aburrido y con 150 kilos de oronda humanidad?
–Una de dos. O bien descubriré en él ese algo especial que, más allá de su apariencia, le hace excepcional; o si no consigo descubrirlo… pues le diré, con la mayor amabilidad del mundo, que nos falta el mínimo de feeling necesario para ir más adelante. Se lo diré también por su propio interés: nunca podría alcanzar conmigo lo que ha venido a buscar. Más vale no hacer nada que hacer las cosas a medias o mal.
–A eso se le llama buscar la excelencia…
–Llamémoslo así, si te parece. Pero ¿no queda algo… “elitista”, no sé, como “aristocrático”?
–Sí…, y por eso mismo lo decía en tu favor. Pero volvamos al señor de 150 kilos. Supongamos que estás muy acuciada por problemas económicos, ¿no dejarías la excelencia de lado, cerrarías los ojos y harías un pequeño esfuerzo?
–Yo, en todo caso, jamás lo haría. Y aconsejo a todas mis compañeras que tampoco lo hagan. Es la mejor forma de que una se sienta fatal, descontenta consigo misma. Y la autoestima es vital. En todas partes, pero aquí aún más. Bastante difícil nos pone las cosas la sociedad…
–Y quien dice autoestima dice orgullo. ¿En serio te sientes “Orgullosa de ser puta”, como se titula uno de los textos de tu Blog?
–Totalmente orgullosa, de verdad. ¿Cómo no me iba a sentir orgullosa de un trabajo bien hecho en el que doy tanto placer… y también lo recibo por parte de mis compis, de mis compañeros de juegos, como me gusta llamarlos? ¿Qué problema hay?
–El problema –te responderán los bienpensantes– es que no vendes cualquier cosa. Vendes tu cuerpo, esa especie de puro, sacrosanto altar.
–Si de pureza hablamos, lo impuro, lo grave, me parece vender su alma al diablo, como la venden a los medios, y en particular a la telebasura, tantos de esos bienpensantes. O bienpensantas, porque los ataques contra nosotras y nuestros amigos clientes provienen sobre todo de las muy progres feministas. Las cuales aún no se han enterado de que aquí no se vende cuerpo alguno. Yo sólo vendo mi tiempo y mis servicios. Para realizar los cuales interviene, es cierto, mi cuerpo, y mi mente, y mi imaginación, y mis sentidos… Como en tantos otros trabajos, por lo demás. Pero mi cuerpo es mío y no está en venta. Se queda conmigo: nadie se lo ha llevado ni se lo llevará.
–Pero a diferencia –te responderían– de los otros trabajos corporales, es el sexo lo que aquí anda en juego…
–En juego, sí… ¡Nunca mejor dicho! En esos deliciosos juegos a través de los cuales la burda sexualidad animal se transforma en algo tan maravilloso, tan refinado, tan exclusivamente humano como es el erotismo. ¿Por qué algo que en sí mismo es un arte y un placer tan extraordinarios se convertiría en nocivo por el mero hecho de que el dinero está de por medio?
–Habría que preguntárselo a esas damas de las Ligas defensoras de la virtud y las buenas costumbres. Oye, ¿no será que les fastidia que, gracias a vosotras, alcancen ese arte y ese placer gentes que, sin vosotras, bien poco lo alcanzarían?
–¡A lo mejor sí, vete tú a saber! En cualquier caso lo que también parecen ignorar tales personas es que lo que aquí está en juego no es sólo el placer erótico.
¿Ah, no? ¿Qué más está presente?
–El contacto humano, la búsqueda de cariño, de afecto, la necesidad de compartir cosas que tiene la gente que viene a nosotras. No te puedes imaginar la cantidad de nuestros compis que vienen hasta nosotras buscando —a veces hasta exclusivamente— un calor, un afecto, una compañía…
–Así pues, los hombres acuden a ti movidos no sólo por el deseo sexual…
–¿Los hombres?… ¡Y las mujeres! Que también ellas acuden, también.
¿Te refieres a los tríos que puedes hacer con una pareja?
–Sí, claro, aunque no pensaba sólo en los tríos. Las mujeres también pueden venir por su cuenta y riesgo. Pero cuando lo hacen acompañadas de su pareja, en la inmensa mayoría de los casos acuden no tanto por su propio deseo, sino para satisfacer el de su marido o amante. Y como sé que es así, cuando alguien me propone un trío, le digo que muy bien, pero que antes sea su mujer quien me telefonee, pues me interesa conocer su disposición de ánimo, sus ganas, sus deseos…
–Todo esto es la “cara amable”, llamémosla así, de tu trabajo. Pero también debe de haber una cara difícil, oscura…
–Hay sus dificultades, desde luego. Pero te aseguro que no son mayores que las existentes en cualquier otro trabajo.
–¿No es el tuyo un trabajo de alto riesgo? Encerrada en una habitación con un desconocido…
–Una habitación que suele ser, por lo demás, la de un hotel, no la de una casa particular. Basta por lo demás seguir —eso sí es indispensable— un riguroso protocolo de seguridad y fiarse de la intuición de una. Es cierto que ésta me falló una vez y tuve que vérmelas con un cafre que me hizo pasar un muy mal rato. Pero una sola vez en seis años…, reconocerás que el porcentaje de riesgo es bien menor que en muchas otras profesiones.
–Queda el problema de las mujeres forzadas por chulos y mafias. Es decir, la trata, ese argumento constantemente esgrimido por las damas de las Ligas abolicionistas.
–Las cuales parecen ignorar que tanto yo como todas mis compañeras somos las primeras en denunciar la infamia de la trata de mujeres. Pero no somos nosotras quienes podemos solucionarlo: es un asunto que compete única y exclusivamente a la policía. Punto. Para eso están las leyes: para que se cumplan. Pero, además, ¿qué tienen que ver con nosotras la trata y los tratantes? Estrictamente nada. Mira, siempre pongo un ejemplo que lo aclara todo. Lo que hacen con nosotras es como si alguien pretendiera responsabilizar de la existencia de los top manta…¡a las discográficas y a las tiendas de discos! ¡Cómo se les podría responsabilizar de ello si los top manta se dedican a hacerles —ilegalmente, por lo demás— la competencia! ¿Por qué entonces intentan responsabilizarnos a nosotras de la trata, poniéndonos en el mismo cesto que a quienes explotan a esas mujeres?
–Y para que dejen de responsabilizaros de ello, para poner los puntos sobre las íes, estás empeñada, junto con otras compañeras, en multitud de proyectos, ¿no?
–Sí, en cosas como la Tercera Charla-Coloquio sobre la Normalización de la Prostitución, que se celebrará en Barcelona el próximo 4 de junio. O como APROSEX, una Asociación de Profesionales del Sexo de Pago que acabo de constituir junto con otras amigas, y que nace con vocación de servicio y asesoramiento a todo tipo de profesionales del sexo de pago. O como el Foro Guía Geisha, que desde hace dos años existe en Internet, y en el que participan activamente tanto profesionales como usuarios del sexo de pago.
–O dicho más llanamente, participan en dicho Foro tanto putas como puteros…
–¡Oh, sí! Yo soy la primera en usar este lenguaje. No tengo ningún inconveniente.
–Como tampoco tuviste ningún inconveniente en revelar tus actividades a tu hijo y a toda tu familia… 
Los cuales lo acogieron, por cierto, con la mayor naturalidad del mundo.
–Ojalá sea el conjunto de la sociedad la que, como en Grecia, lo vuelva a acoger así algún día.
–En cierto sentido, ya lo está haciendo. Tampoco hay que imaginarse que el conjunto de la sociedad comulga con la histeria de las Damas de la Virtud, como las llamabas antes.
–Tienes razón. Hay una gran ambigüedad en la forma como la gente se relaciona con vosotras. O bien se os ofende llamando “hijo de puta” a cualquier infame personaje. O bien se os exalta hasta lo más alto.
–Lo del insulto es evidente. Pero ¿a qué te refieres con lo otro?
–Me refiero a las alabanzas que se os dirigen miles de veces al día. Cada vez que de algo o de alguien se dice: ¡eso está de puta madre!
–¡Ja, ja, ja! Sí, tienes razón. Y en medio de tanta ambigüedad vamos escurriéndonos, felinas, nosotras.